
La bahía era el arco iris de un sueño. Una irreal visión en aquel amanecer caribeño, en el que despertó con un jet lag impropio para un hombre tan viajado. De aquella maraña luminosa le pareció que emergía una Venus de Botticcelli. "Algún día tendré que dejar el whisky", creyó pensar. Porque los vivos piensan, hablan, sienten. La Venus insistía sobre la concha marina. Movía un dedito para atraer su persona adormilada. Al instante, el cuerpo de Íñigo Uturri, flotaba, abandonaba el balcón del hotel y se perdía en la línea del horizonte marítimo. Los viandantes señalaban desde el piso y el viajero presumía que el periplo, todo su periplo, llegaba a su fin. Nunca en su vida soñó con un final tan feliz.
Vaya lujo el resultar atraído por una
ResponderEliminarVenus...de Boticelli!!
Encantado de volver a visitarte Lola
Lola...que hermoso texto como para quedar suspendido al igual que Iñigo Uturri...
ResponderEliminarbeso
marcelo
Precioso.
ResponderEliminarAmo La Venus de Botticcelli!!!!
ResponderEliminar¿Final feliz?
ResponderEliminarQué mejor final, no???
ResponderEliminarMuy bonito, Lola.
aún recuerdo la emoción en Florencia cuando ví este cuadro, la figura emergiendo libre.
ResponderEliminarBuena asociación con tu relato.
saludos.
:D
ResponderEliminarUn final espectacular, sin duda :)
ResponderEliminarlos vivos hablan y piensa, y también los muertos, que sueñan con haber tenido la suerte de escribirse un buen final...
ResponderEliminarSiempre te digo que me encanta lo mucho que dices en poco espacio (aunque tú siempre me contestes que no es por concisión sino por vaguería).
ResponderEliminarBesitos.
Siempre dejas con ganas de más...
ResponderEliminarUn beso
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ResponderEliminarNi yo tampoco. ¿Pero quién sabe?
ResponderEliminarLa vida es tan caprichosa...
Me alegro de volver a leerte, mi ordenador ha estado enfermo.
Besos!
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ResponderEliminarTe frecuento poco y eso es algo que resolveré añadiéndote a mis links.
ResponderEliminarla Venus...en mi viaje de estudios a Italia, me tocó presentarla ante el resto de mis compañeros. Saqué cuatro datos básicos de una encicolpedia de arte, aquel año tenía las hormonas muy revolucionadas como para tomarme el arte en serio.
Años más tarde, la tuve en casa (una copia) y no hace mucho he tenido que desprenderme de ella, pero en este tiempo que hemos estado juntos sé mucho más de aquellos 4 datos que aprendí para cubrir el expediente.
Sería casi urgente que visitase, con o sin whisky, este cuaderno virtual del blogger con apellido de trompetista de jazz.
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