Érase una luna colgada del mundo
Érase un mundo colgado de la luna
Érase el anhelo de cosas innombrables
El deseo imposible de colmar
Luna de corales y musgos
escondidos en el bosque
de los cuerpos.
Luna de suspiros rojos
de latidos rotos.
Érase el anhelo de lo no vivido
de la obra non finita
Érase el adiós más triste:
semilla sin germinar,
tesoro sin descubrir.
Olores sepultados por el olvido
y los días.
Tristeza que estás cerca de mi igual que ayer, a hacerme compañía...
ResponderEliminarPor qué destila lamento de amor, tu palabra?