Se respiraba Navidad. En casa, tu casa, nuestra casa durante unas horas, descansaban las viejas zapatillas de un hombre cansado, llenas de presentes: "Los Reyes se han adelantado". Y esas pequeñas cosas me hacían sonreír. Tus ojos brillaban al mirarme abrir los regalos: esta es mi niña, criatura insaciable. Pero el mejor regalo siempre llegaba envuelto en palabras, olores y música. Nada de aquello podemos asir, todo se lo llevó el frío viento del invierno. Los presentes quedan. Me demuestran que no, que no fue un sueño, que hubo amor, más allá de la vida comme il faut. Y tuvimos el valor de compartirlo durante unas horas En tu casa , nuestra casa en aquellas horas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tú haces Vivir en el filo