La especie humana es infiel por naturaleza. Lo explican,
tras muchas horas de investigación, el matrimonio conformado por la psiquiatra
del Swedish Medical Center en Washington, Eve Lipton y David Barash , psicólogo
de la Universidad de de la misma ciudad. Ambos son autores del libro "El
mito de la monogamia, fidelidad e infidelidad en animales y
personas".
Los datos son contundentes. De las 185 sociedades humanas estudiadas, sólo 29 practican la monogamia y apenas un tercio desaprueban la infidelidad. Pero hay más: de las 4.000 especies de mamíferos existentes, menos del 50% viven en pareja. En resumidas cuentas: que la monogamia es más una excepción que una regla. E incluso en las parejas regladas, el 50% de los hombres occidentales confiesan haber sido infieles a sus partenaires en al menos una ocasión en sus vidas. Este porcentaje alcanza el 30% en las mujeres.
Los datos son contundentes. De las 185 sociedades humanas estudiadas, sólo 29 practican la monogamia y apenas un tercio desaprueban la infidelidad. Pero hay más: de las 4.000 especies de mamíferos existentes, menos del 50% viven en pareja. En resumidas cuentas: que la monogamia es más una excepción que una regla. E incluso en las parejas regladas, el 50% de los hombres occidentales confiesan haber sido infieles a sus partenaires en al menos una ocasión en sus vidas. Este porcentaje alcanza el 30% en las mujeres.
Los defensores del denominado poliamor, que como su propio
nombre indica, consiste en mantener una relación amorosa, sexual e incluso
cohabitacional con más de una pareja, se agarran a estos datos para defender su
estilo de vida. Este término comienza dar tumbos por el espacio social desde
los años 20, gracias a personajes como William Moulton Marston, un auténtico
genio, un peso pesado en la psicología moderna; creador, entre otros inventos, del primigenio polígrafo e incluso del cómic
Wonder Woman (Mujer Maravilla) .
Según algunos de sus practicantes, en estas uniones
predomina la honestidad caníbal. No hay mentirijillas que valgan y la fidelidad
se toma en su sentido más moral, menos posesivo. El poliamor nada tiene que ver
con los swingers, o intercambios de parejas, ni con los mormones. Es otra cosa.
Hay grupos poliamorosos establecidos y
duraderos en el tiempo --lo cual no quita para que compartan su cuerpo con
otras personas aunque siempre informando al grupo-- donde todos sus miembros
tienen la misma importancia. Hay otros en los que uno de los amantes debe
tolerar un puesto secundario en la relación. Quizá llegó después, o
no comparte con la amada/o otras rutinas como la convivencia o la hipoteca.
Lo importante en el poliamor es el pleno consentimiento y
conocimiento de todas las partes. Y este es el pacto. Los poliamorosos
entienden que en la variedad está el gusto, que lo lógico y lo natural, según
nos enseña la naturaleza, es la elección de varios compañeros sexuales a lo
largo de nuestra vida. Asimismo, esta práctica enseña una lección: la de romper
el juego de egos de las relaciones amorosas. Los celos son tolerables, pero sin
el apego agresivo de las pasiones ni la ceguera del frenesí.
Desde fuera esto me resulta de un civilizado desasosegante.
O sea, tan o más aburrido que las relaciones convencionales. El poliamor es
divertido siempre y cuando seas "el artista invitado" y no estés de
segundo plato. Además, por un lado, volvemos a la idea del pacto, del trato
(con papeles o no) que preside gran parte de las uniones del tipo que sean. Por el otro, siempre existen las
comparaciones que, como todo el mundo sabe, son odiosas. Pero es que es
imaginarme a otra tirándose al hombre de mis sueños y pueden suceder dos cosas:
A) Que les clave las uñas en plan Catwoman y de ahí me lleven al psiquiátrico y
B) Que repudie para siempre al objeto amoroso.
Yo me dejaría querer (es un
suponer) pero sin etiquetas, por favor; que de ahí a ser cobayas del matrimonio
Lipton-Barash no hay ni un paso. ¡Y es tan poco romántico!.
La imagen es de mirales.es
La imagen es de mirales.es
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5 comentarios:
Leí hace no mucho en un maravilloso libro de la historia de la ciencia (Una breve historia de casi todo.', que algo previo a la monogamia ocurrió entre nuestrso antecesores los autralopitecinos al hacerse bípedos.
Las hembras al ponerse en pie reforzaban sus caderas a costa de estrechar el canal del parto, lo que requería crías con un cerebro menos maduro al nacer y una mayor tiempo de maduración hasta la etapa adulta,en la que eran requeridos fuertes vínculos entre sus progenitores.
Y sin embargo también por nuestra naturaleza mamífera, siglos y siglos después nos sigue afectando el 'Efecto Coolidge'según el cual nos sentímos atraidos/as por casi cualqier nuevo/a vecino/a en el edificio.
Cada uno que se apañe como pueda. ;)
Sí hay una fidelidad emocional, pero la física es un invento, mal vamos..
Vivo en una relación de poliamor desde hace un año, y te aseguro que es todo menos aburrido. ¿Civilizado? Bueno, mejor eso que andar clavándoles las uñas a la gente y que luego te internen en un psiquiátrico ¿no?
Santi, creo que hemos evolucionado para criar a los niños en una tribu, no en una pareja.
Hermes, felicidades. Yo creo que no podría, pero me alegro de que tú sí y que te haga feliz.
Yo vivo una relacion asi desde hace un año, y no libremente, impuestas x circunstancias,y es de todo menos feliz,no es logico programar el amor , el fin de semana, o con quien haces el amor.....por no hablar d todo tipo d sentimientos que suscita...celos odios rencor luchas x ser la "unica " o primera.....x eso ya tome la decision d irme y mi pareja dice q de la otra prrsona sera amiga ....mi experiencia es q si eso no te gusta o no crees en ello y no lo puedes soportar....no lo hagas..xq te destrozara como persona y las frustraciones salen por algyn sitio
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