domingo, enero 26, 2020

A mi hijo no lo educas tú



¿No ha habido ya suficiente dolor y vergüenza? ¿En serio? ¿De verdad los padres creen que son los dueños del destino de sus hijos? ¿Aún estamos así?
Si hace 12 años a mi hijo le enseñaron que es la vulvita y el pene en un colegio concertado ¿Qué problema hay que sigan impartiendo esta enseñanza tan básica?

Oiga usted, señor amargado y faltón que arrasa como un elefante en una cacharrería, el derecho a la educación sexual no es algo de izquierdas ni del partido comunista, está previsto por la Organización Mundial de la Salud y por la UNESCO, entidades nada dogmáticas y que se basan simplemente en garantías fundamentales, en la igualdad de género y usan información basada en la evidencia, según podemos leer en sus dictámenes. Pero es que esta formación curricular ya estaba en la LOMCE de Wert ¿O no?

Como dice Jerónimo Tristante: señor faltón de ultraderecha, gane las elecciones en las urnas y cambie las leyes pero no violente la educación de nuestros hijos. Quizá es pedir demasiado para una formación cuya filosofía descansa en una violencia estructural y cultural. Y señor Celdrán, por favor, entiendo que ustedes ya no saben qué decir. López Miras se inventa que el Pin Parental estaba en el programa del PP y ahora usted añade que sean los profesores quiénes impartan esta educación. Sólo les faltaba a los profesores. Están demasiado ocupados repartiendo autorizaciones para que las firmemos los padres.

Hay sexólogos, terapeutas, matronas, médicos y miembros del colectivo LGTBI que les pueden dar a nuestros hijos una información más experta y de primera mano.
Como explica el sexólogo y terapeuta, Javier González Zapiaín: “Si vas a educar a tu hijo de tal manera que haga que el mío se tire por la ventana por hacerle bullying en el instituto al grito de maricón, o va a romperle la cara a mi hija cuando tenga una relación, o va a violarla cuando salga de una fiesta, perdona que te diga, pero no, a tu hijo, no lo educas tú”.

Vamos a ver, señor faltón de ultraderecha, que si su hijo ha nacido gay, da igual los vetos que imponga, no hay quien le ponga puertas al monte, por suerte. Que la violencia de género existe, no es un invento de las feministas. Negar la evidencia y la existencia de las cosas sólo las complica más y añade un dolor extra al que se siente diferente y es diferente.
Es que no se enteran ustedes de nada. Es que hay que celebrar la diferencia porque así es la raza humana: diversa y hermosa y terrible en su diversidad también.

Lo peor de todo es que habrá una masa de votantes de ultraderecha sin suficiente formación, pero las mentes pensantes y faltonas saben que imponiendo la violencia cultural —esto es, invisibilizar el maltrato, el mundo LGTBI y la esplendorosa sexualidad— generarán la violencia estructural necesaria para conseguir que estos patrones vetustos regresen a este mundo como una plaga que ya creíamos extinta.

domingo, enero 19, 2020

Collejas a troche y moche




El querido compañero e insigne periodista, Chimo García Cruz, es uno de los prologuistas de mi próximo libro que se va a titular PuntoG; una recopilación de artículos que han ido apareciendo desde el año 2009 en este periódico que leen ustedes. Y sí, siento comunicarles que aquí voy a seguir incordiando al personal todo el tiempo que me dejen. Late en mi un Winston Churchill, incapaz de estarse quieta, de parar la cabeza, aunque algunos prefieran que me largue. Pero no. Resistiré. Todo sea por la libertad de expresión, incluso por molestar, como dicen en el Caribe.
Chimo ha escrito algo tan precioso y verdadero que me puso al borde de las lágrimas. Los grandes periodistas son así, llegan al fondo de tu alma con tan sólo un vistazo. Desde aquí te lo digo, eres el único del periódico, salvo Manuel Madrid, que me ha escrito un whatsapp para felicitarme por un artículo mio y esto te honra y me honra.

Diréis que este Punto G es algo endogámico. Lo es. Pero ya he escrito del pin parental, a mi modo, en otros artículos, y de esos otros asuntos que hoy nos sacuden la realidad. Como unas falsas violadas de Oregón y unos no violadores afganos.
Hoy me dejo esos temas que tanto me fascinan por otro asunto que me fascina por igual: los periodistas de raza, los maravillosos compañeros con los que he compartido travesías, viajes cortos y algún que otro transoceánico. Y permíteme, querido compañero, que escriba sobre ti. Aunque sea un poquito.
Esta profesión tan denostada no se paga con todo el oro del mundo porque además de dejarte los cuernos has de intentar ser buena persona y hasta donde llego, todos mis compañeros lo son
Algunos, simplemente, perdieron su ego por el camino y piensan en su trabajo como un modo de aportar a la sociedad algo tan necesario hoy día: información veraz. Y contrastan, e investigan y pelean por una noticia, porque los demás conozcan la verdad, aunque esa verdad suponga, como dice Chimo, dar collejas a troche y moche.

Todos los periodistas llevamos un Pepito Grillo dentro. Cierto, a veces somos un poco pesados, pero pensad que siempre somos más duros con nosotros mismos que con el resto, por raro que os pueda parecer. Que esta profesión tan hermosa a veces es un ejercicio de masoquismo poco saludable y que el lector no se entera ni de la cuarta parte de los acontecimientos e intrahistorias que rodean una noticia.

A veces, en el camino de intentar ser fieles a la realidad a toda costa, perdemos cosas. Familiares que nos ven poco, hijos que crecen sin tu presencia constante, la inestabilidad laboral y económica forever and ever o, incluso, un poquito de salud.

Una que está en otro camino, en el camino del exilio, admira hasta las lágrimas a personas como Chimo. Se queda muda ante su generosidad, su ilusión, su empuje.
Esta exiliada te las gracias, Chimo. Como se les dice a los grandes del flamenco: no te mueras nunca.


domingo, enero 12, 2020

El bistec y la hamburguesa






Hace años un entrevistador le preguntó a Paul Newman: “¿Nunca se le ha ocurrido engañar a su esposa?” Él contestó: “Teniendo un bistec en casa ¿Por qué voy buscar a una hamburguesa?”.
La relación perfecta de Paul Newman y Joanne Woodward comenzó cuando él estaba aún casado. Se conocieron, se enamoraron, pero ella prefirió esperar a que estuviera libre ¿El resultado? 50 años de feliz convivencia, con sus altibajos, como los de todas las parejas. Al final, la muerte los separó.

¿Fue un amor a primera vista?, sí. ¿Estaba Joanne impresionada por la belleza de Paul?, no. De hecho, al principio casi fue un obstáculo insalvable porque le parecía directamente un anuncio de pastelitos.
A raíz de esta historia, tan parecida a otras, me pregunto qué es lo que en verdad nos enamora del otro. Siempre hablamos de la huella invisible del olor. Eso genera una atracción magnética irresistible e ineludible, pero hay otras cosas.

En mi caso, me han enamorado pequeños detalles: una sonrisa, un gesto. Por ejemplo, el afán de protección de algunos hombres me enternece. Que alguien decida ayudarte a recoger un cable, cuando estás sola, tras ofrecer una conferencia, por ejemplo, te habla del buen corazón de esa persona, que podría estar de charleta con los demás y te acompaña en tu soledad para hacer esa tediosa y aburrida tarea de encerrar el portátil en tu maletín.

De hecho, con algún novio que otro me ha ocurrido como le pasaba a Joanne: tanta belleza te abruma. Incluso te puede llegar a disgustar que todas tus amigas vean a tu chico como el hombre ideal, como si tu fueras un estropajo, vaya. Sin embargo, la perfección es aburrida.

¿Cómo sabes que quien tienes a tu lado es la persona ideal para ti? Joanne lo decía: si el otro te hace reír siempre será una relación fresca y perfecta. Si sientes que el otro es tu amor y el otro te dice lo mismo, ahí está la clave. El punto de reciprocidad básico. Y las risas. La fórmula perfecta: amor incondicional y risas.

Hay historias de amor así, doy fe. Si lees esto y te ríes con tu pareja casi cada día, ten por seguro que podrás superar cualquier obstáculo que la vida os ponga por el camino. Porque, esto es así. El binomio amor incondicional y risas no garantiza una vida exenta de problemas, pero sí que constituye una gran armadura para hacer a la pareja indestructible.

Yo que amo los finales felices, amo a Paul y Joanne y su ejemplo; y la frase tan simple pero explícita del bistec y la hamburguesa.
Las fachadas se caen, pero si te ríes con tu amor, tu amor será eterno y nada ni nadie lo podrá derribar.
Las amenazas y los cambios son una constante en la vida, es cierto. Sin embargo, una pareja unida podrá con todo eso y más. Amor y risas, bistec frente a la hamburguesa. Yo no lo podría resumir mejor.


domingo, enero 05, 2020

Hombres buenos, hombres malos





No sé qué pasa por las cabezas de los hombres que agreden sexualmente a las mujeres. Ellas les dicen no y ellos avanzan inexorables en sus planes, cegados por su animalidad. Quizá ella le ha invitado a subir a casa. O quizá ella ha accedido a ir a su apartamento, pero decide que ya no quiere más.  Y ella dice que no. Sin embargo, él sigue magreándola, quitándole la ropa, empujándola contra la cama. Echa su aliento sobre ella, su cuerpo sobre ella y a pesar de los noes y las patadas al aire, entra en su cuerpo sin su consentimiento.
Pasa a menudo, demasiado a menudo. Pasa en grupos de hombres que encuentran en la violación una alternativa de ocio al fin de semana, como si estuvieran pasando pantallas de un macabro video juego.  Hay mujeres que llegan a urgencias vejadas y violentadas por jefes, compañeros de trabajo, familiares, incluso por su propia pareja y se mueren de vergüenza y la vergüenza las impide denunciar. Incluso se sienten culpables.
¿Qué está pasando? ¿Asistimos a una normalización del delito sexual? ¿Nos lo tomamos como un juego? ¿Intelectualizamos el hecho?
Falta lo de siempre. Falta educación sexual. Que eliminemos lo de manada de los titulares. Las manadas son algo positivo. Las manadas se protegen entre ellas, estos grupos de hombres son peores que los animales. Y falta educación a secas para comprender la rotundidad de un no.
Muchas cosas contribuyen a violentar el deseo y la intención de las mujeres. Los grupos de whatsapp de hombres donde se distribuyen fotografías de señoras desnudas en actitudes degradantes, por ejemplo.
Los deleznables videos porno donde el cuerpo de la mujer es tratado como una escupidera alimentan ese desprecio total hacia la mujer y su deseo. Lo peor de todo es que muchos de esos hombres tienen hijas. Lo peor de todo es que quizá ni son conscientes de lo que ocurre con sus mentes. No se dan cuenta que están cosificando a todo un género, reduciéndolo a la categoría de receptáculo de sus instintos con una total falta de respeto y consideración hacia nosotras.
Las polémicas generadas al respecto de esta violación múltiple acaecida en Murcia me disgustan porque detrás de esta violación no hay murcianos, sino hombres procedentes de países árabes. Como si en España y en Murcia ningún nativo haya violentado a una mujer.
Hay hombres buenos y hay hombres malos y su procedencia es lo de menos. Hay mujeres que sufren este tipo de violencia y también su procedencia es lo de menos. Esto no debería ocurrir porque violenta el derecho y la libertad de otro ser humano que, en este caso es una mujer, o muchas.
El ser humano es divino y es sagrado. El cuerpo de la mujer también, quizá incluso más, porque la mujer da vida. Los hombres buenos saben esto. Los hombres malos ¿Qué diablos pasará por la cabeza de los hombres malos?