La
India, la cuna del Yoga y de tantos gurús que predican acerca de la paz de
espíritu y el desapego, es noticia estos días por su crueldad hacia con las
mujeres. Las mujeres que son menos que nada, que sin una dote no van a ningún
sitio y que, una vez enviudadas, son invitadas a quemarse en la pira funeraria
con su marido (la llamada ceremonia del Sati) o a llevar una vida errante,
vistiendo harapos, cubiertas de ceniza, desarraigadas, homeless, despojadas de
todo.
El porqué
saltan estas noticias a la palestra precisamente ahora es algo que deberíamos
plantearnos. En la lotería de los contenidos que nos ofrecen los informativos
entran muchas variables. Hay toda una realidad que, finalmente, los medios nos
presentan fragmentada, pormenorizada. Durante el 2014 todo este horror y muerte
que padecen las mujeres indias ha dado la cara pero no es algo nuevo.
Acabamos
de conocer el dato de que un promedio de 92 mujeres al día fueron violadas el pasado
2013: un informe de la Oficina Nacional de Registro de Crímenes (ONRC),
indica que los ataques sexuales se dispararon más del 10 % en un año: en 2012
se registraron casi 25.000 casos de violación, mientras que en 2013 aumentaron
a 33.707.
Las cifras causan escalofríos e invitan a la reflexión.
Los analistas afirman que la India cambia a pasos
agigantados. Palabras que creíamos descatalogadas de nuestro diccionario
occidental como "éxodo rural" son allí el día a día. Chabolas
conviven con rascacielos. Hay mujeres que beben mojitos en los bares mientras
otras siguen sometidas a un régimen de esclavitud. El contraste del desarrollo
de país emergente de con el terrible sistema de castas han creado este
combinado de barbarie y horror.
Otra complicación es la desproporción de género. Según los datos
del censo, hay 37 millones de hombres más que de mujeres. El sector demográfico
que más sufre las violaciones es el de las jóvenes de entre 17-35 años.
Hay estados donde la
crueldad es mayor que en otros. Es el caso de Uttar Pradesh. El pasado mes de
junio cuatro mujeres fueron encontradas ahorcadas colgando de los árboles en el
lapso de dos semanas. Khalid
Chaudhary, encargado de la ONG Action Aid, afirmaba "la violación y el
asesinato de mujeres son muy comunes porque es uno de los más poblados con
menos gobernabilidad". Un 67% de
las mujeres de este Estado se ha enfrentado en más de una ocasión a algún tipo
de violencia sexual.
En este
país de 200 millones de habitantes hay jóvenes agredidas cuando vuelven a su
casa en bus, asesinadas y sodomizadas con barras de acero; otras son obligadas
a lamer escupitajos por defender a su propia familia y aparecen salvajemente
agredidas junto a las vías de un tren. Hay continuos casos de infanticios y
feticidios contra el sexo femenino, matrimonios amañados de niñas con ancianos
y una violencia que va en aumento, sobre todo contra las de las castas
inferiores como las "dalit"
Nacer
con una vulva entre las piernas es una maldición. Una condena. Sólo te salvará
un buena dote para comprar algo de dignidad. Que nunca será completa.
La
crueldad contra las mujeres choca con
nuestra visión romántica de la India, sin duda. Nos pone delante de las
narices este mundo de dos velocidades donde algunos lo tienen todo y otros
carecen de lo más elemental. Hay lugares donde se juega con la mujer como si
fuera una pieza de caza.
A lo peor, no nos tenemos que ir tan lejos. A lo peor,
podemos encontrar trozitos de esta "India" en algunos prostíbulos de
carretera.
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