¡Qué le vamos a hacer! Es lo que tenemos las mujeres. Que
somos perturbadoramente sexys y lo estropeamos todo. Es lo que ha dicho
recientemente el premio Nobel de medicina Tim Hunt. Los niños con los niños y
las niñas con las niñas, vino a concluir. Porque ellas se enamoran de nosotros.
Nosotros de ellas y encima, si les haces una crítica van y lloran, con lo cual
tienes que contenerte.
Muchas ya han enviado su irónica protesta. Anne Hilborn
desde África confesó: "Me sentía tan perturbadoramente sexy recogiendo una
mierda de guepardo que casi me olvidé de lo que estaba haciendo y dejé que se
cayera un poco al suelo"
Una colega más cercana a Tim Hunt, Lucie Beauchamp, aparece con rostro de extenuación :"aún
sigo #distractinglysexy después de un día lleno de cultivo celular. Ni siquiera
he llorado esta vez, ¡estoy muy orgullosa!".
Al premio Nobel de Medicina
le ocurre como a muchos genios. Son muy listos para unas cosas y
escandalosamente torpes para otras. Ahora se lamenta Tim ¡¡Cómo se me ocurrió
decir semejante cosa delante todos los periodistas científicos del mundo!!(que
a la sazón estaban reunidos en Seúl). Muy bonito. Ahora la culpa de tu
estulticia es nuestra. Tú sigue sumando puntos que a tus 72 años no te
readmiten en ningún laboratorio y, lo que es peor, en ninguna cama de mujeres
con dos dedos de frente. A las que tengan un postgrado, mejor ni te acerques,
tu ego masculino puede acabar seriamente dañado y el que acabará llorando serás
tú.
Lo mejor de todo esto es que el microbiólogo Steve Diggle ha
creado un cartel para alertar a todos aquellos que osen trabajar en
laboratorios: “Caution: mixed gender lab. No falling in love or crying
permitted”. O sea: "Peligro: laboratorio mixto. No está permitido
enamorarse o llorar". Este cartel cuelga en la mismísima Universidad de
Oxford.
Yo de Tim, una vez dimitido y jubilado, me iría con el
equipo de actores porno que pretenden rodar una peli en el espacio, titulada
Sexploracion. Para lograrlo se han marcado un plazo de dos meses y recaudar en
ese tiempo los 3.4 millones de dólares que cuesta financiar el invento. El
crowfonding ya está en marcha y los “accionistas” podrán conseguir el traje
espacial y la ropa interior de uno de sus protagonistas, por el módico precio
de 150.000 dólares. Por supuesto, material extra, visionado inmediato de las
primeras grabaciones y making-offs de todo tipo se contemplan para complacer a
los “socios” de esta producción interestelar que pretende mostrar a la
humanidad descreída como fuciona el coito cuando se está penetrando en la
atmósfera.
Tim, ya te veo, libre, a tus anchas, flotando en el éter y
con la posibilidad de enamorarte de los protas Eva Lovia o Johny Sins. Lo mismo
hasta te incluyen en el casting para que puedas llorar a gusto y resarcirte de
todos estos años de contención sexual y emotiva a la que te ha condenado la
vida en el laboratorio.
El Nobel tenía un precio. En este caso, tu estupidez pero,
quién sabe, lo mismo hallas un prometedor futuro como pornostar. Corre, Tim,
corre. Prometo verte con tu escafandra espacial y tus prácticas eróticas entre
asteroides y polvo espacial.
Seguro que estás perturbadoramente sexy.
No hay comentarios:
Publicar un comentario