martes, septiembre 27, 2011

Golpe de timón



Últimamente veo caras de mucha preocupación en gente buena. En  hombres buenos que solían sonreír o sentir suficiencia de sí mismos por la tarea que desarrollaban y hoy se sienten impotentes. Alesso Rastani --ese tipo, que según algunos es un fake, un actor que se ha camelado a la BBC-- sueña con la recesión y estos hombres y mujeres buenos sueñan con poder llegar a final de mes, con recuperar lo que las crisis les ha robado, les está robando; Terminar de pagar las carreras de sus hijos, deshacerse de esa púa absurda, de una compra absurda cuando el boom de la construcción; tener una vejez decente, o simplemente, un trabajo remunerado con el que poder seguir atendiendo las demandas del día a día. Ese gesto me abruma. Esa cara de no saber hacia donde, de intentar encarar el momento de la mejor manera posible. Ese "quiero y no puedo y me avergüenzo de esto que he de contarte". Ese gesto, lo confieso, me conmueve, me desarma. No sé qué decir. Las palabras son inútiles y mi gestos también. Señoras, señores, sólo podemos apretarnos los machos y tirar hacia delante como sea. Pensar en el día a día porque el futuro no existe. Quizá por fin aprendamos la lección de Lenonn, de los yoguis, pero la aprenderemos porque no nos quede más remedio que dejar de lamentarnos y buscar soluciones, apoyos. Apoyar al que se siente frágil y débil...porque mañana puedes ser tú, porque quizá, ahora, en este momento, eres tú...y la palabra, ese arma que para mi siempre ha resultado poderosa, sublime. La palabra de la oración y del hechizo, de la canción y la maldición, sea inútil en estos momentos. Y el gesto, también. Just, do it, reza el eslogan de una marca famosa de deportes. Pues eso. Pensar es bueno hasta cierto punto, perdernos en los laberintos de la palabra consumen muchas horas de radio y de tele, muchas páginas de la prensa diaria. Cuánta promesa, cuanto análisis. Se acabó el tiempo de las frases y de las palabras. Llegó el momento de la acción y de buscar la complicidad en quien la podamos encontrar para sentirnos vivos y sin miedo, pese a estar en el remolino de la tormenta.
Decía esta tarde un experto económico de ESADE, Gerard Costa (en ese magnífico programa que se llama Julia en la Onda y que nos obliga a pensar un poquito cada día) que hemos de acostumbrarnos a una nueva normalidad. Que esto es la nueva normalidad: la incertidumbre, ir justitos de dinero, gastar con mucho ojo. A los soñadores esto no nos gusta. A los que somos de letras nos cuesta sobremanera pensar en centimitos y creo que no es exagerado afirmar que estamos ante un cambio de nuestras costumbres. Antes había guerras, hoy tenemos crisis esconómicas.

2 comentarios:

Tere Garibay dijo...

Como siempre, muy interesante! Besos,
Tere

alberto dijo...

Tremendo
todo esto que dices me da mucho miedo, la verdad

saludos
alberto