La foto es de Alex Abellán
Prisa. Tanta prisa. Tan poco tiempo. Amigos que te reclaman. Defraudados algunos. No, no me pasa nada, sólo que tengo lío. A muchas de mis amigas también les ocurre. Hay gente condenada a estar separada. A verse siempre tras el monitor, en dos dimensiones. Con lo que me gusta a mi dar un buen achuchón a los que quiero. Es vital. Cada mañana, a pesar del sueño y los agobios por llegar al cole, abrazo a mi hijo con deleite. Me sorprenden sus ojos, sus frases. En la puerta del aula ayer me dijo: "Mamá, por favor, tienes que confiar en mi". Tiene siete años y sabe que mi pecado es la desconfianza. Cierto afán controlador. No me sale el laissez-faire. No me sale y lo intento. Otros amigos me lo reprochan. Desconfío, sí, porque alguna torta que otra me he llevado y, pese a todo, prefiero borrar lo feo, quedarme con lo bonito. Prefiero lo auténtico, aunque a veces sea rudo, a lo falso y perfecto. No me lo creo. No me creo los halagos casi de ninguna clase. No me creo el cuento de Caperucita, si no le rajan la tripa al lobo y se la llenan de piedras. Odio lo políticamente correcto, prefiero la cursilería a esas palabras que se utilizan para no llamar las cosas por su nombre. Pero estaba en la prisa y en no poder ver más a menudo a gente que quiero. Y ahí están, en dos dimensiones, en las redes sociales, o al otro lado del teléfono: "oye, llama alguna vez, petarda". Y hay momentos, los momentos burbuja, que necesito estar sola. Siempre lo he dicho, uno de mis sueños es montar una fiesta y reunir a todos, todos,todos los amigos que he querido y quiero. Será imposible, lo sé. La prisa. Los tiempos. Como decía Ezra Pound, el tiempo no es. Pues eso.
2 comentarios:
Esta vez, mira por dónde, te voy a dar la razón; pero no te preocupes, no es por lisonja sino porque coincidimos.
¿Reunir a todos?
¡Cuánto me gustaría!
Los años agrían a la gente, exacerban sus tics y la convierten en intratable; los que antes eran amigos no se soportan y algunos se encierran en su mundo. Reunirlos a todos es imposible. Un día lo intenté y nunca más. Salí trasquilado y encima me culparon.
Aprovecha ahora que puedes o lo supongo.
un texto admirable, lleno de sentido y de sensibilidad, y más que te iba a decir, mas como no te gustan los halagos, no los ibas a creer.
en serio, me encantó conocer tu blog
saludos blogueros
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