miércoles, octubre 12, 2011

Edinbrrrrá!!



La cruz del mercado. A los ladronzuelos les clavaban las orejas en una tabla de madera y quedaban señalados de por vida


 Este cementerio fue testigo de los robos de cadáveres encargados por el doctor Knox y de las torturas inflingidas a los pactistas, que se negaban a otorgar autoridad al rey, por encima de Dios, como cabeza de la iglesia. El autor, bloody Mackenzie. Se dice que los fantasmas de ejecutor y ejecutados vagan por Edimburgo. Y en concreto por esta iglesia. En el 2002 unos niños desnudos jugaban con la cabeza calavérica de Mackenzie Cuando la policía les interrogó no recordaban nada. Un exorcista intentó echarlo del templo y falleció a las dos semanas. Algún turista que otro también parece haber sufrido las agresiones de este tipo sádico.  Mackenzie asesinó a 1.200 víctimas y paradojicamente fue el encargado de crear la primera biblioteca en la ciudad. La cultura no le impidió ensañarse hasta el fanatismo contra quienes negaban la autoridad divina al rey.



Imagen de la Central Library


La esfera del reloj muestra la imagen de la flor de Edimburgo "El cardo"


Los independentistas escupen en este corazón que simboliza el poder de Inglaterra. La leyenda dice que quien pise el corazón no encontrará el amor verdadero.


Indian Street y sus preciosas tiendas 


Museo de los escritores. El día del nacimiento del poeta Robert Burns es fiesta nacional



Princess Gardens


Maggie resucitó y al final fue feliz


Los close. Pasadizos llenos de sorpresas


The City Chambers, las orejas de este caballo son de cerdo. El escultor lo hizo en venganza porque le rebajaron el precio de su obra


Edimburgo es un cuento de hadas y un cuento de terror. Sus calles y piedras rebosan lo que Camus denominaba "ruido histórico". Edimburgo son las historias de Harry Potter, sí, pero es mucho, mucho más. Es cuna de otros grandes escritores: Walter Scott, Robert Louis Stevenson... La realidad de esta ciudad es tan alucinante como sus historias. El Diácono Brody, que, a pesar de su oficio "divino" era un mujeriego y para dar de comer a sus numerosos hijos ilegítimos se dedicaba a realizar copias de las llaves donde hacía sus trabajos de ebanistería y robar furtivamente. Al final murió en una horca fabricada por él mismo. O esa mujer de vida triste, la de Maggie Dickson; abandonada por su marido que intenta rehacer su vida en Irlanda, queda embarazada y otro hombre la abandona. El niño nace muerto y a Maggie la juzgan por "ocultamiento de embarazo". La ahorcan y resucita por efecto de la catalepsia. Los jueces piensan en volverla a ejecutar pero la indultan porque la pena por ahorcamiento no es pena de muerte...y si no muere ahorcada nada se puede hacer. Maggie se instala justo al lado de la plaza donde ella fue ajusticiada y a todo aquel que iba a cumplir su pena, ella le consolaba a voz en grito: ¡Tranquilo, que no pasa nada".
Los soldados y sus Kilts, bellísimo el monumento a los soldados escoceses muertos en la I Guerra Mundia. Los escoceses actuales y sus Kilts (y nada debajo) parecen algo de leyenda pero es realidad verdadera, alguno que otro se pasea por la ciudad orgulloso con sus pendentes al aire. Dicen que lo hacen para demostrar ¡que la cosa funciona!.

Las historias de los robos de cadáveres, e incluso el comercio de muertos "food stuff"  para los estudios de anatomía. El doctor Knox, los irlandeses Burke and Hare, con su técnica especial de asesinato, "el burky para ganarse hasta 17 libras por fiambre. Las torturas de Bloody Mackenzie contra los pactistas y los fantasmas de ejecutor y fallecidos que engrosan la biblia de fenómenos paranormales de este fiordo.

La leyenda de Willam Wallace que acabó degollado por las tropas de Eduardo I; la persecución de la victoria por parte de Robert de Brush, quien al final la consigue y el robo, a manos de unos estudiantes de Glasgow, de la piedra del destino que se encontraba en la Abadía de Westminster (los reyes se han de colocar encima de esta piedra en el momento de la coronación) y que finalmente se encuentra, después de dar muchas vueltas, en Edimburgo. Quizá incluso se cumpla la profecía: donde esté la piedra del destino, los escoceses reinarán.

1 comentario:

coco dijo...

Me encantas. ¿Lo sabes?