Esto del sexo virtual se está sofisticando tanto que no sé dónde vamos a llegar. Imagino que lo próximo será ponerte un cohete en el culo y salir despedido por los aires, mientras un amigo de confianza te graba con el móvil. Pero, claro, para eso necesitas un amigo de confianza y estamos abocados a un mundo de solitarios donde falta precisamente eso, los amigos de confianza. Y por eso es que existe el mundo virtual, para erradicar la intimidad de las relaciones humanas. Y no me refiero sólo al sexo, sino a ese otro componente tan rico, tan especial de los amigos, de los amantes, cuya complicidad puede excluir hasta las palabras. Con una mirada todo está dicho. O con lo que yo llamo, contraseñas de tribu, de clan, o de pareja.
Yo lo
que os quería contar es que se han inventado un vibrador con cámara para
hacerte selfies de tus partes más internas. Es como un gusiluz diabólico que
muestra toda la casquería que se esconde bajo nuestra piel.
Casi,
casi como esos videos que ponía el padre de un colega de clase que era
cirujano. Lo malo es que te los colocaba a la hora de la comida. Imaginaos el
espectáculo de una operación a corazón abierto mientras tú intentabas comerte
un bistec. Pero sigo, que me disperso.
El
artefacto, pensado sobre todo para el público gay, es un vibrador con cámara
que se llama Gaga, imagino que en honor a la gran musa cantante.
Entiendo
que las partes íntimas son eso, íntimas, únicas e intransferibles. Hay vaginas
bonitas y otras horrendas. Hay anos que da gusto verlos y otros llenos de
pelos. Y aquí quiero llegar a parar ¿No tenemos bastante con cuidar hasta la
extenuación nuestro cuerpo físico externo? ¿No les basta a los cíber amantes
con una fotillo del órgano en cuestión? Pues no, hay que retransmitirle al
partenaire el orgasmo completo: todas entradas y salidas del vibrador hacia la
cavidad susodicha y todas las contracciones del momento.
El
vibrador tiene cámara y luz y es compatible con Facetime. Lo puedes
retransmitir en vivo y en directo o puedes subir las fotos a Instangram, como
gustes. El bicho se llama Total, nada.
Yo soy
partidaria de todos los avances, que conste, pero esto de la casquería tan
pormenorizada no me pone nada de nada. Prefiero la piel con piel, el sudor, el
licor de los fluidos en conjunción, las lenguas, las bocas y otras cosas —ya me podéis comprender— pero,
de verdad, no me pongo yo en situación con un vibrador con cámara. Que sí, que
el otro puede ser mi objeto de deseo y que esté, qué te digo yo, en Tombuctú, pero esto del
vibrador con cámara me deja más fría que un polito de limón. En todo caso, para
las distancias ya se inventó el sex-phone, que, personalmente lo prefiero. No
hay nada como un buen jadeo, el desparramarse del otro para entrar en un
éxtasis común.
No me
veo retransmitiendo los pormenores de mi vulva. Quizá, vosotros, con ese punto
morboso que os da mirarlo todo lo encontráis de lo más cool, pero este gusiluz
que se lo meta otro por el culo, porque yo paso.
1 comentario:
algún día, dentro de miles de años, harán excavaciones arqueológicas entre nuestros restos y nos definirán como una civilización estúpida y enferma condenada a desaparecer :)
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