Es un jirón en el corazón. Algo se rompe. La
confianza, la esperanza, la ilusión. Ya no hay mañana. Hay rupturas que son
como una mortaja. El sepulturero te envuelve con primor pero te quiere lanzar
al mar, y que te coman las alimañas. Y habrá muy buenas palabras, pero son para
que los dejes en paz. Para que su conciencia de tíos mierdas y sin escrúpulos
se sientan más aliviadas. Cierto. Ese comportamiento: el de usar y tirar no es
propio de ellos. Ni siquiera corresponde con su autoimagen, pero es lo que hacen
llegado el momento. Ya no me convienes, ahora me estorbas y no hay más solución
que quitarte de en medio.
Lo realmente coherente en esos casos es un tiro entre
los ojos. Así se acabó el sufrimiento de una vez. Pero para pegarte un tiro en
los ojos hacen falta huevos, como los del protagonista de Macht Point. Y en este caso no los hay. De ninguna clase.
No hay cojones, no hay vergüenza torera y lo único
que cuenta es mantener el status quo al precio que sea. La mentira es la reina
de estas situaciones. Ellos se mienten a sí mismos, mira qué bien lo he hecho, mira qué honrado he sido, mira qué
legal. Les mienten a ellas: sólo fue un pasatiempo y, lo peor, se vuelven a mentir a sí mismos. Luego llorarán
escuchando “Me cuesta tanto olvidarte” pero recompondrán el rostro, volverán a
su hipocresía social y a seguir sembrando el mundo de embustes que no
satisfacen a nadie.
Por supuesto, todas las promesas que te hicieron quedarán
reducidas a escombros: “si necesitas algo de mi, llámame”. Olvídate, nunca es
un buen momento. Pero nada. Quizá sientan algún pequeño ataque de cuernos
cuando te vean paseando por la calle con otro, o en una foto donde sonríes
(cómo ¿Tiene derecho a sonreír, después de tanto como me ha querido?) o incluso
si consigues algún pequeño éxito profesional en un mundo del que ellos ya están
excluidos. Y eso sí que les duele algo
en el fondo. Es la eterna y pomposa vanidad masculina.
Y el egoísmo masculino. Ellos que buscan tu paz, tu
sosiego, tus ternezas, tu carne, tu sexo y tu amor, lo olvidarán todo.
Olvidarán todo cuanto hiciste por ellos. Olvidarán todo el amor que entregaste
a cambio del precio gratis total.
Ellos cambian el chip, vuelven su burguesa vida de
siempre. A su vida de mierda de zona de confort. Una ciénaga pantanosa y
hedionda donde nada cambia, sólo unas mentiras por otras, sólo unas amantes por
otras y se sentirán tan satisfechos de sí mismos.
Cierto, no hay ruptura inocua; pero hay formas de
anestesiar el dolor sin más engaños y más mentiras.
Cada día tengo más claro que vivimos una sociedad
donde la verdad está mal vista y es perseguida. La verdad auténtica. Las
palabras ciertas y rotundas como amor y deseo; ese amor y deseo tan
insustituibles de unas personas a otras.
Cada día tengo más claro que esta sociedad española
enferma, no avanza hacia ninguna parte porque está podrida de mentiras. Porque
nos hemos vuelto perezosos, vagos, ineptos y pasotas hasta para eso tan
imposible de encontrar a veces que es el amor. Y lo despreciamos porque da
mucho trabajo, porque me saca mucho de quicio. Porque me deja exhausto y
bastante tengo con llegar a casa, abrirme una cerveza y ver un partido.
Así, lo que venga, lo que haga falta.
Hasta para romper relaciones y familias hace falta
estilo y clase en este mundo. Pero el mundo está lleno de gañanes.
1 comentario:
Muy buenas Lola,
Es la primera vuelta que me doy por tu blog y ya me has dejado impactado con esta entrada. Si tu objetivo era no dejar indiferente al sector masculino que lo lea, lo has conseguido sin lugar a dudas.
Yo, me pasaba por este blog, como he hecho con otros de otros compañeros murcianos para dar todo el apoyo que puedo, en este caso, dedicar tiempo a la lectura y luego comentar. Es algo que falta ente paisanos. Algo que nos podría ayudar a conseguir mejorar y hacer llegar nuestros contenidos a más gente. En fin, soy un gran partidario de la colaboración y cooperación más que de la competición, por eso, sigo intentándolo en todos los blogs murcianos en los que participo.
Dicho esto, te doy la enhorabuena por tu post y coincido contigo en que esta sociedad está falta de valores a nivel general, aunque yo, sinceramente, no lo centraría sólo en el sector masculino. No obstante, entiendo tu punto de vista y lo acepto, pero creo que generalizar en estos casos, lleva a un error.
Bueno Lola, espero seguir leyéndote y comentando tus artículos. Te invito a que te pases por mi web y también lo hagas, o incluso, escribir algo sobre la Región de Murcia en él.
Un cordial saludo.
Manuel.
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