Lo más
trascendental que me ha pasado esta semana es que mi santo me contó que ahora
con las claras se puede hacer de todo: yogur, natas, helados ¡Imagínate! Todo
un mundo de sabores sin prohibiciones Así, me lo dijo él: “El huevo liofilizado
transformará tu vida, tú que estás loca con el rollo de las calorías”. Osti,
tú. Y yo tan preocupada por las flaccideces invernales. Porque eso sí, yo
quiero ser una vieja de esas de anuncio. Flacas como un esparto, con el pelo
blanco como la nieve y sonrisa Profident. Ya me veo como una súper-Abu montando
en bici, en patines y riéndome de la muerte.
He de
confesaros que lo que me dejó muy consternada es el invento del holandés Mark
Sturkenboom . El muchacho ha creado un vibrador que conserva las cenizas del
difunto, según él, para recuperar la memoria íntima de quien ya partió de este
mundo. Lo de las cenizas me da un poco asquillo. Pero si reconocemos que el
buen sexo es sucio, muy sucio ¿Para qué andarme con monsergas? Tuve un novio
con el que siempre bromeaba con lo mismo: Hacer un molde de su aparato genital.
Después nos veníamos arriba y llegábamos a la disecación o a meterlo en formol,
como pasó con el de Rasputín. Pero ¿Qué queréis que os diga? Lo cierto y verdad
es que no soy de reliquias. Fetichismo cero. Cuando algo se acaba, se acaba. Si
tu amor se lo lleva la muerte, los miedos o el hartazgo, lo mejor es mirar
hacia delante siempre.
Lo de
masturbarse con las cenizas de un difunto me parece una profanación. Los
muertos que se queden tranquilos. Si quieren visitarnos ya se colarán ellos en
algún sueño húmedo pero esa manipulación artificial de meterlos en un tubito
para jugar a no sé qué cosas— sin su permiso—es como montárselo con una momia.
Vamos, me parece un horror, salvo para aquellos perturbados amantes de la
necrofilia.
Lo peor
de la semana es saber que en Francia y otros países de la UE, los homosexuales
tienen prohibido donar sangre. Como si las prácticas de riesgo tuvieran algo
que ver con las tendencias sexuales. Qué absurdo tan grande. De acuerdo que la
sangre, como las cenizas de un finado, son asuntos serios, pero es tan fácil
como exigir una analítica completa a los donantes habituales cada cierto
tiempo.
Ah, es
cierto, casi lo olvidaba, hay otro asunto que no puedo dejar de mencionar en
este punto G y es que Instangram ha censurado el emoticono de la berenjena por
considerarlo erótico de más. Vamos, que esta red social se ha pronunciado en
contra de los desnudos y en contra de cualquier cosa que se le asemeje. No sea
que subamos la temperatura del personal y atentemos, aún más si cabe, contra el
calentamiento global. Por lo visto, la comparación de la berenjena con los genitales masculinos es odiosa…e inevitable.
Por esta regla de tres tendrían que prohibir el plátano, los cohetes y, qué se
yo, las mazorcas.
Será
que tengo la mente sucia, como el buen sexo, que debe ser muy sucio, y que no
me explico qué pintan las cenizas de un
muerto en un dildo, qué culpa tienen las pobres berenjenas de nuestros
pensamientos calenturientos y la sangre con la orientación sexual. Así, que,
después de todo, como os decía, lo más trascendental de la semana y realmente
importante para mi es la liofilización del huevo que me permitirá hacer la
dieta del cucurucho y hartarme de nata montada sin culpabilidad. Y dejad de
pensar cosas raras, o creeré que tenéis la mente sucia… Como yo.
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