domingo, diciembre 22, 2019

Despistar al algoritmo


Nada menos que el 22% de los murcianos se implantarían un chip para llevar el móvil incorporado. Perdonadme la expresión, pero yo lo flipo. Estos son los niveles de inteligencia que nos rodean. Y no digo que yo sea más lista que nadie, que no, para nada, pero si ya estamos híper controlados, imaginad el grado de contaminación que se puede instalar en nuestras cabezas y cuerpos. Imaginaos el grado de indignación de Greta, la niña medioambiental.
El mundo busca respuestas, pero desconoce cómo hacerse las preguntas adecuadas y lo solucionamos todo con un chip o con un pollofre, que es un gofre con forma, no de pollo, sino de lo otro, que está causando furor en Madrid.
Yo que os quería escribir de la magia del deseo, de cómo es posible mantenerlo a lo largo de los años y la presencia gracias a pequeñas dosis de aventura y cariño. Yo que quería contaros que el secreto consiste en arrancar cada día con la misma ilusión por conquistar al ser amado, sin desfallecer en un solo momento. Yo que quería ser vuestra inspiración, pero es que esta realidad tonta me puede.
Me puede la ingratitud, las violaciones en la india. Me pueden las personas que no cesan de mirarse el ombligo y descuidan lo que tienen alrededor. Me pueden los titulares de “Inmigrante salva a una persona”, como si el inmigrante fuese de otra especie, no un ser humano. Me puede que López Miras quiera culpar a toda la sociedad murciana del desastre medioambiental del Mar Menor. Me pueden los funcionarios que tiran balones fuera. Esos que te tienen de un despacho a otro como si fueras una pelota de ping pong. Como si tú fueras la tonta y ellos los listos que te miran mal si a las ocho en punto estás en la puerta con la intención de ponerlos a trabajar.
Me puede ver cómo merma la cuenta corriente, el disparate del recibo de la luz, del recibo del agua. Me puede notar como internet sabe lo que como, el contenido de algunas conversaciones y como el ordenador te escupe en forma de tuits y publicidad tu discurso exterior. Menos mal que en el interior, de momento, no se puede meter. Imaginaos qué locura ¿Y los hay que se quieren implantar un chip para tener el móvil dentro del cuerpo?

No, no, no y no. Lo que tenemos que hacer es todo contrario que se espera de nosotros y así despistar al algoritmo. Lo contaba el otro día David Trueba. Cuando enciende el ordenador por las mañanas busca cosas inverosímiles para que la inteligencia artificial no sepa qué trama su cerebro de persona humana. Toma castaña.
Así que, yo que iba a escribir sobre el deseo y la ausencia, en un rapto de despiste os he vomitado una semana entera de actualidad en estas navidades algo frías y austeras, a pesar del árbol gigante de la Plaza Circular y del irreversible cambio climático.

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