domingo, diciembre 22, 2019

El matrimonio simétrico




Vamos a un nuevo orden mundial. El siglo XXI es el siglo del matrimonio simétrico, amigable, puro. Todos los emparejamientos se harán entre iguales de verdad. Sólo triunfará el amor porque sí, el deseo genuino de estar con esa persona, de compartir la vida, las risas, las noches, quizá los insomnios y los quebraderos de cabeza.
Según estudios realizados en más de 30 sociedades diferentes, los encuestados e investigados se casan y siguen en su relación por amor y por un motivo, digamos, romántico. No quieren a la persona perfecta para estar con ellos, quieren a la persona de la que están enamorados y con la que vibran y se ríen y comparten una complicidad.
Pero, no sólo eso. Vamos a una sociedad de matrimonios duraderos, casi tanto como antaño, puesto que la esperanza de vida también se alarga. Cierto, nos casamos más tarde, e incluso algunos se matrimonian en segundas y quizá en terceras nupcias. Así que es una simple suma de factores. Y, atención, parece ser que después de los 85 ya no se divorcia nadie
Las excelentes prótesis de cadera, los implantes de todo tipo, el Viagra y el Cialis, el reemplazo de estrógenos y los tratamientos con células madre nos permiten no sólo alargar nuestra existencia como mortales terrestres sino tener también una mejor calidad de vida y, tachán, tener sexo y sexo del bueno.
Hoy día las mujeres somos más interesantes, educadas y capaces. Y les parecerá una tontería, pero no lo es. Eso nos hace también tener más control sobre nuestras relaciones. Ninguna se queda porque no le quede otra alternativa o porque se vea indefensa ante el gélido mundo sin un brazo viril que la proteja. Se quedará porque le compense, porque la relación sume.  Por su parte, los hombres se han vuelto cocinillas, así que tampoco hace falta el estar con alguien porque no sepas freírte un huevo.
Visto de este modo, y por mucho que Urano esté en Saturno y cambie el esquema de las relaciones, las parejas que se conforman en estos momentos y que se mantienen en el tiempo son más auténticas que nunca. Todos recordamos esos matrimonios de ancianos amarraditos de la mano y haciéndose carantoñas. Sí, qué monos. Pero también aquellos otros que se pasan el día lanzándose dardos envenenados y que hacen la convivencia insoportable a los más allegados. Y es lo que yo digoel amor es tan hermoso como frágil y hay que cuidarlo desde el respeto que decían nuestros mayores, pero también, y aquí está la palabra mágica, desde la igualdad
Los matrimonios simétricos comparten esa autenticidad y esa igualdad de condiciones donde ninguno de los dos saca ventaja, porque hay tal camaradería que ni se te pasa por la cabeza abusar de la confianza del otro porque, en esencia, el otro eres tú. Y traicionarse a uno mismo es lo peor que existe.
En este mundo de radicalismos, encontrar a tu igual, apostar por el amor puro, nos salvará de la barbarie y el desconcierto

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