La pareja es la columna vertebral de la sociedad y no la
familia como se suele afirmar. ¿Por qué? Muy sencillo, si falla la pareja, la
familia se dispersa ¿Y por qué fallan las parejas? Muchas de ellas comienzan a
no entenderse en la cama. O no evolucionan al mismo tiempo. El sexo es el
pegamento de la pareja. El sexo es, quizá, el 30% de una relación. Si el sexo
falla, fallan las parejas y la familia se convierte en otra cosa. Sé que
puedo sonar muy categórica y estoy segura que hay parejas y familias que se
sienten unidas por otros pegamentos: el estatus social y económico, determinados
valores religiosos o quizá el sentirse tan cómodos que pueden pasarse una
existencia sin extrañar la intimidad y el erotismo.
Por tanto, no entro a juzgar las decisiones de cada cual en
mantenerse al lado de alguien, pero sí es cierto que el sexo es el factor fundamental
de atracción al principio de las relaciones y, quizá no lo sea tanto pasado
cierto tiempo, pero este no debería desaparecer. Y si desaparece, llega el momento
de preguntarse por qué.
La pareja la componen dos elementos y ambos deben estar de
acuerdo en este aspecto, como en otros para mantener su unión. Si uno empieza
encontrar aburrido lo de siempre no debe callárselo. Si uno empieza a
experimentar cualquier tipo de disfunción al hacer el amor con su partenaire:
erecciones poco frecuentes o no duraderas, disminución de la libido, sequedad
vaginal o cualquier otro problema físico que repercuta en el sexo, igual.
Díselo, no te cortes. No te dé vergüenza.
¿Qué suele ocurrir? Que a veces por satisfacer al otro
mantenemos relaciones sin apetecernos un ápice, o padecemos penetraciones
dolorosas si no hemos lubricado lo suficiente. O el hombre siente una presión
extrema por conseguir y mantener una erección. De tal forma, que algo que debe
ser divertido y lúdico se convierte en un tostón o una pesadilla. Hacer el amor
sin ganas o con quién ya no te gusta o no estás confortable es como picar
piedra.
Y así, vamos silenciando el malestar hasta que este se
convierte en una montaña infranqueable. ¿Qué necesidad hay de esto? ¿Por qué
sentir vergüenza o corte de comunicarnos estas cosas? ¿Por qué buscamos otro
interlocutor del mismo sexo para desahogarnos?
Nuestra pareja debiera ser nuestro confidente, amigo,
cómplice y darnos todo el apoyo y la comprensión con cualquier inconveniente
que pueda surgir.
Las terapias de pareja están llenas de casos así. Una pareja
muy famosa como la del doctor Masters y Virginia Johnson trataron a muchos de
ellos, fueron los pioneros en la investigación de la respuesta sexual humana y
fueron pareja. No fueron felices para siempre pero sí al menos 45 años de sus
vidas.
Saber entenderse es saber comunicarse. Y si uno carece de
herramientas o ha perdido la confianza con la persona con quien comparte su vida
es el momento de buscar soluciones y reconectar. Hablar y escuchar. Algo tan
simple.
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