No soy un oráculo, pero como si lo fuera. Desde jefes, familia, amigos --santo incluido-cuando tienen una duda, inquietud o curiosidad que les carcome las entrañas se dirigen hacia ti, como si una fuese Google ¡Cáscaras! ¡Que no! Que no sabemos de todo los periodistas; Algunos no sabemos casi de nada. No somos súper héroes ni poderosos. El poder lo ostenta la empresa que te paga y que te deja publicar esto o aquello. Tampoco somos conseguidores. Un jefe me llegó a pedir un balón firmado por los jugadores de un equipo para su hijo. El colmo. Los periodistas pecamos de defender mucho a los demás y nada a nosotros mismos. De denunciar calamidades y no decir ni mu ante la precariedad, los bajos sueldos, las condiciones de trabajo. Que no importa que lleves 20 años en esto. Nadie respeta al periodista. Los políticos los utilizan, aunque en ocasiones el interés es mutuo. La gente de la calle confunde a gran parte de la profesión con las cacatúas que aparecen en los programas del corazón. Incluso para tu propia familia eres a veces como una guía de las Páginas Amarillas: “Deberías saberlo, eres periodista”. Válgame el cielo. Nadie se libra. Ni mi madre.
Apabulla tanta fe en el periodista. Apabulla tanto confundir al mensajero con el mensaje. Cierto que el periodista hoy día es un poco de todo, fuerza obliga; es multimedia, todoterreno, investigador, relaciones públicas, fotógrafo, maquetador, oficinista…Pero el periodista individual no es una superfortaleza. Bien al contrario, el periodista está sólo, se queja poco (salvo servidora, que no para), cobra menos y miente a sus compañeros la mayor parte del tiempo cuando le preguntan por su vida laboral.
1 comentario:
Ben Bradlee, director en su día el Washington post, ante la pregunta de "¿por qué eligió ser periodista?" respondió:
"Peor sería tener que trabajar"
Llevo 15 años colaborando con distintos medios en prensa, radio y televisión, por no hablar de que ya puedo decir que escribir noticias en Internet me da para pagar la hipoteca, que es algo que de mucho gustico... pero todavía me considero un outsider de esa maravillosa profesión a la que tanto respeto le tengo.
Si los que estamos con media pata metida dentro podemos tener mitificada la figura del periodista y nos reconocemos limitados a pesar de llevar "palante" palos informativos diversos (cine, tecnología, ciencia, sucesos, humor...) desde fuera se puede tener la sensación de que realmente el periodista sabe de todo... y la contraria, que son el Maestro Liendre, que de todo sabe y de nada entiende.
Y de lo que se cobra (cuando se cobra) otro día hablamos.
Pero algo tiene cuando el de dentro no quiere salir y tantos de fuera quisieran (quisiéramos) estar dentro.
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