sábado, marzo 31, 2012

Espejito, espejio: los cuentos tradicionales más vigentes que nunca



Lo confieso: vivo atrapada en los espejos, sueño con atravesarlos y colarme en el país de las maravillas. No soy la única. Somos legión y, al contrario que la madrastra de Blancanieves, secuestrada por su narcisismo, vanidad y ambición sin límites, nosotras somos prisioneras de nuestro reflejo por pura inseguridad. La marquetería audiovisual repite una y otra vez los arquetipos de la doncella y la górgona y, claro, nadie quiere ser la reencarnación de medusa. Ser doncella eternamente es imposible y ser doncella flaca no está al alcance de todas. La cenicienta nos enseña que seamos hacendosas y buenas, pero, sobre todo, flacas, para que nos quepa ese zapatito de cristal.

Reconozcámoslo: la presión brutal ejercida en las mujeres en pos de una perfección ultraterrena se sumerge en la noche de los tiempos. Y desde entonces, los espejos son nuestros aliados, nuestros coroneles de acero. Nos castigan, nos besan, nos maltratan, nos premian. Me miro mucho en los espejos y no siempre me gusta lo que veo. En ocasiones caigo en un trance extraño y soy de nuevo aquella niña rechoncha llena de complejos, aislada a la que el destino jamás le dio una palmadita en la espalda. Pero ahí estaba mi espejo, aguardándome en la penumbra del cuarto de baño, en la sala de baile, en las películas de Rita Hayworth. El espejo era la puerta a un mundo feliz. Cuando leí “Alicia” todo me resultaba familiar.

¿Qué es el arte si no un reflejo? La pintura es un espejo; la música llena nuestra mente de imágenes. La buena literatura nos devuelve una y otra vez a nosotros mismos, al Quijote idealista, a la niña mala, sin compasión del enamorado; a la casquivana Madame Bovary, estúpida, que confía en el cobarde equivocado, que se sumerge en libros-espejo, a la búsqueda de otras vidas posibles.

Los cuentos de hadas se reproducen con precisión milimétrica, ahora, en estos momentos. Hay manzanas envenenadas con aspecto jugoso, como las famosas modelos y actrices que no comen pero sí beben, víctimas de una nueva patología denominada alcohorexia; y late, como un compás inextinguible, esa pregunta: “Espejito, espejito, ¿quién es la más bella?"

Las señales son inequívocas: todo nos empuja a ser las eternas doncellas encerradas en lo más alto de la más alta torre por las que no pasa el tiempo. Por las que no pasa nadie, dicho sea de paso. Enclaustradas con nuestras pociones (las cremas antiarrugas) con nuestros elixires de la eterna juventud (vitaminas, antioxidantes), esperando a un príncipe gilipollas que nunca llega. Pero es que nunca. Chicas, desde aquí os lo digo: a tomar por saco el príncipe. Tacones sí porque nos gustan; rouge- Blancanieves también porque nos otorga valentía, y espejos para traspasarlos, para jugar sin morir en el narcisismo, que, total, no nos lleva a ninguna parte. No esperéis a ese idiota apollardado de sangre supuestamente azul. Mejor divertíos con los enanitos, que son más cachondos; no nos exigen ser frías como el mármol – a mí no me sale—, y repetid conmigo el mantra de Meryl Streep: “La inseguridad es mi amiga”.

lunes, marzo 26, 2012

Primavera

Cantada hasta la saciedad por vates, orates, prosistas macarras, cursis y snobs, la primavera se ha celebrado desde que el mundo es mundo en todas las culturas y civilizaciones. Yo la celebro con música y dietas, qué se le va hacer, siempre nos pilla con los deberes sin hacer.
Más luz, menos ropa, época de aparearse. No lo digo yo, lo dice la naturaleza, que siempre es un milagro.
Os dejo con algunas muestras musicales de esta tortuosa pero deslumbrante primavera



Betty Carter
Spring can really hang you up the most



In Trutina
Carmina Burana, Carl Off




Aguas de Marzo
Antonio Carlos Jobim, Elis Regina



Así se siente Abril
Antonio Flores

miércoles, marzo 21, 2012

Lucía Etxebarría “en su tinta” mañana en la Biblioteca Salvador Aguilar


·        La autora será investida como  “Asteroide del meteorito” en la rueda de prensa que ofrecerá en el Pub Celeste de Molina de Segura (18.00 horas)

El ciclo “Escritores en su tinta” que organiza la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Molina de Segura, acoge esta semana la visita de la escritora Lucía Etxebarría, cuyo encuentro con los lectores se desarrollará en la Biblioteca Salvador García Aguilar (Carretera del Chorrico S/N 20,00 horas) de dicha localidad, como viene siendo habitual.


Asimismo, la escritora será nombrada “Asteroide Honoraria” de la Muy Noble y Muy Leal Orden del Meteorito en el transcurso de la rueda de prensa que ofrecerá en el pub Celeste de la ciudad (c/ Jesuita Hernández Pérez, junto a papelería Cantero en la Plaza del Ayuntamiento de Molina de Segura 18,00 horas) acompañada de la concejala de Educación y Cultura, Mariola Martínez Robles y la coordinadora del ciclo, Lola Gracia.

Desde unos meses el gran número de vocaciones literarias nacidas en Molina de Segura cuenta con cierta entidad y con su propia leyenda. En la Nochebuena de 1858 cayó sobre la entonces villa un gigantesco meteorito, que hoy se encuentra en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid. Desde entonces, el cráter emite una misteriosa radiación que ha hecho germinar, 150 años después, una generación de escritores como nunca antes se había visto en la comarca.
La autora
Lucía Etxebarría (Valencia, 1966)
Filóloga y periodista, abandonó los gabinetes de prensa poco antes de que saliera a la luz su primera obra, una biografía novelada de Kurt Cobain y Courtney Love. Beatriz y los cuerpos celestes fue Premio Nadal en 1997. Hará incursiones como guionista en la exitosa película “Sobreviviré”, además de I love you, baby, en colaboración con Menkes y Albacete y “La mujer de mi vida”. En 2000 es nombrada doctor Honoris Causa por la Universidad de Aberdeen (Escocia) y un año después gana el Premio Primavera de novela con “De todo lo visible e invisible”. En 2004 se hace con el Planeta por “Un milagro en equilibrio”. Hasta el momento ha publicado un total de 10 novelas. La última se titula “El contenido del silencio”.
Etxebarría colabora con diferentes publicaciones periódicos y es miembro del gabinete del programa de radio “Julia en la Onda” en Onda Cero. Asimismo, es una activa usuaria de las redes sociales. El pasado diciembre anunció su retirada indefinida del mundo literario como forma de protesta contra la piratería. Desde el pasado 14 de febrero gestiona y publica su propia revista  on line www.allegramag.com, un sitio realmente interesante y repleto de reflexiones, información, puntos de vista y opinión, tal y como lo describe la propia Lucía: “actualidad, tendencias, ocio, cultura y mucho amor”.
La imagen es de El mundo

martes, marzo 20, 2012

El abogado de Iñaki y el trato a los periodistas


Más chulo que un ocho. Dice que da vacaciones a los periodistas, que su cliente no va a decir ni mú. Así se las gasta el abogado de Iñaki Undargarin. Un modelo de tacto y cortesía. "Que se avecinan lluvias y no quiero que se mojen". Valiente cretino. Tendría gracia si vistiera camiseta imperio, cadenas y chándal de los moros, tal cual iba ese personaje entrañable de Los Soprano, Pauli. Pero no, que el tío va hecho un pincel, como su cliente y nos mira a la prensa como si fuésemos chusma. Tal vez lo seamos ¿Y saben por qué? Porque estamos permitiendo un retroceso en las libertades y un deterioro en la calidad de vida de nuestra profesión que no es de recibo.

Nosotros somos los primeros en denunciar las injusticias en todos los colectivos menos en el nuestro, salvo raras excepciones; nos convertimos en adalides de causas perdidas pero aceptamos ruedas de prensa sin preguntas, cuestionarios cerrados, desplantes como el de este tipo impresentable.

Reconozco que quizá no sea una periodista moderada, pero es que estoy allí y te juro que le doy con la alcachofa. De acuerdo que la violencia no es el camino...pero, miren, un cachete en el culo no les vendría mal a determinados políticos ¿No creen? ¿Que el consejero llega media hora tarde? Pues nos largamos ¿Que la presidenta no admite preguntas? Pues no cubrimos la información, nos quedamos con nuestros totales y nuestras declaraciones guardadicos bajo el ala. Si no pasa nada, si la mayoría de la veces venden poca cosa, migajas. Si ellos son los primeros interesados en salir en la foto, que se lo digo yo, que me conozco el paño. Pero claro, tenemos un problema, Houston. Que no tienen cogidos por los huevos. Que con esta crisis hay que tenerlos cuadrados para mantener un pulso con el poder y salir ganando. Y ellos lo saben. Ellos que viven de nosotros, de nuestros impuestos, ellos que están ahí porque nosotros, los votantes, los elegimos. A ellos les cantaría el bolero de "Se te olvida" una y otra vez, hasta que les entrase en la cabeza. Un día un ex jefe me dijo: parece que trabajas para los periodistas en vez de para mi. Y yo, que soy más chula que ellos porque mi madre me parió así, le contesté: "trabajo para la Región de Murcia que es la que me paga". En fin, pa qué seguir. Es muy cansado permanecer en esta batalla sin perder la moral. Pero creo que nuestro deber es recordarle a los presuntos poderosos que el poder reside en el pueblo. Y que nuestra obligación como periodistas, intermediarios entre el poder y la sociedad civil es PREGUNTAR. Y, señores, si no preguntamos estamos haciendo mal nuestro trabajo, somos negligentes, pecamos por omisión.


Dedicado a mi amiga Elo por ser la pesá de los Consejos de Gobierno y por recordarme cosas muy importantes de la vida.

sábado, marzo 17, 2012

Un anuncio ANTI LOEWE


Ani Lee Fall Winter 12' from ani lee on Vimeo.

Un vídeo de SITA ABELLÁN, antes de la polémica Loewe


Lo confieso. Ví ese anuncio y no dije nada. En él aparece una chica hija de una conocida mía, Isabel del Rey. Es de Murcia. Muy guapa, con un talento natural, genuino. No dije nada ¿Para qué? Lo mismo le perjudica, pensé. Se llama Sita Abellán y juro por Arturo que los tiene bien puestos y ha hecho vídeos nada pijos, nada monísimos; rompedores, brutales. Si los buscan por internet, verán que es cierto lo que escribo.

Como una es pobre pero tiene un mundo que te cagas, resulta que conoció a la familia Loewe en Madrid cuando estudiaba allí. No, no me hice íntima ni nada de eso. Era amiga de una amiga, Anna, cuyo padre era conde, cuya madre era alemana y cantaba en la coral Bach donde yo también cantaba, por eso la conocía. Por eso, y porque los Loewe tienen origen alemán. Mi amiga como la niña Loewe era muy rubia, guapa, inteligente, solidaria, buena gente. A veces me preguntaba qué hacía una vulgar gordita de San Antolín codeándome con aquel personal. Tenía inquietudes, les encantaban mis parlamentos, era divertida,decían..., fíjate tú, siempre dios me ha puesto en el camino gente que me ha querido. Familias que han cuidado de mi aquí y allí. Con algunas perdí el contacto para siempre, soy un desastre para esto. Dejo que la vida me lleve como un remolino y no me anclo a nada porque al final, nos iremos...Al final, se queda a tu lado quien dios decide, que lo escribo en minúscula porque para mi es como de la familia, también.
Pero a lo que iba, me habla su madre de Sita Abellán, a la semana la veo en una foto de un dominical y después salta esto del anuncio.
Es un spot vomitivo. Lo siento. Lo único bonito son los bolsos volando al ritmo de la música, lo demás es un capítulo de Gossip Girl rodado en Madrid. No va nada con la casa Loewe, ni con la gente que conocí. Familias ricas, sí, pero ricas, cultas, inquietas. Niñas que se iban los veranos a trabajar a fábricas de chocolate en Alemania para saber lo que vale un peine y para perfeccionar los idiomas que aprendían en ICADE. Niñas, como mi amiga, que estuvo un año entero en un poblado de África enseñando a los chavales a leer, antes de incorporarse a un puesto de trabajo normal.
De acuerdo, es gente que tenía la vida asegurada más o menos. Su lugar ya estaba escogido pero no eran capullos integrales como los del anuncio Loewe. Esta gente, los que yo conocí al menos, estaban comprometidos con la sociedad, con la vida, con ellos mismos y se autoexigían una perfección, un camino de rectitud en la vida. Sí, puede que esto se lo marcasen unas creencias muy concretas, pero a mi me da igual: el resultado es que eran personas sin tacha, con modales, cortesía, calidez y que miraban muy bien en qué se gastaban el parné. Vamos, que mi amiga, por muy amiga que fuera de las hijas Loewe, jamás llevó un bolso de 1.400 euros.
Este anuncio, con los tiempos que corren, es sangrante y al creativo lo deberían llevar a hacer un tour por los comedores sociales. Entiendo que hay gente con posibles que quiere darse un capricho ¿Por qué no lo va a hacer? pero también entiendo que se puede vender la clase y la exclusividad con algo más de gusto y estilo. Esto es zafio y vulgar. Señores, esto es anti Loewe.

PD. La familia de mi amiga Anna y parte de los Loewe vinieron a España huyendo del nazismo. Al abuelo de esta amiga, que era juez, lo ejecutaron los nazis en el salón de su casa delante de toda su familia porque estaba en contra del genocidio judío y se negaba a realizar el saludo de Heil Hitler

martes, marzo 13, 2012

Caribe, con c de Calor


Jennifer Lopez - I'm Into You por UniversalMusicEspana


El Caribe está lleno de calor. Quizá por eso eso la c y la r forman parte de la palabra Caribe. El Caribe es humedad, es sexo, es exhuberancia. El canto del coquí, el café más aromático que probarás jamás, los chicos más solícitos y caballerosos del mundo, el verde más verde, el azul más azul. Todo es intenso en el Caribe quizá por eso me guste tanto; quizá por eso vivo enganchada a seis meses que pasé en el paraíso y no podré olvidar mientras viva. Los olores del Caribe, sus sabores, sus contradicciones, sus barrios marginales, sus plazas de abastos de frutos exóticos, sus familias tan parecidas a las nuestras; la importancia de la madre, sacro santa, adorada; el pálpito de la vida; los dependientes con la pistola metida en la cinturilla del pantalón, la salsa sonando por todas partes, a todas horas. Si el mundo fuese el cuerpo humano, el corazón estaría en el Caribe. Toda esa fuerza bombea la sangre de los días y las horas. El riego a veces expulsa a los caribeños fuera de su entorno y germinan calor dondequiera que van. New York, Miami, París…Extremos y valientes, su piel resucita los muertos. Su piel, la piel del Caribe es flexible, eterna e indescriptible. Me doy cuenta que el torrente de las palabras es insuficiente. Respirar el Caribe es padecer una inevitable invasión de los sentidos. Dale candela, Caribe, que este mundo frío y cruel te necesita.

sábado, marzo 10, 2012

La sobamática. En la era virtual me quedo con la piel



El contacto lo es todo en el ser humano. Abrazos, caricias, carantoñas, besicos, mordiscos, cosquillas. Todo eso. Ante esta crisis que nos obliga a trabajar el doble para cobrar la mitad, nos quedamos sin tiempo para el arte del sobe. Y he aquí que el otro día, tras pasar por el túnel de lavado de mi coche se me ocurrió la brillante idea: un artefacto, como el túnel, pero de sobeteos. Lo llamaremos la sobamática. Uno se coloca en una cinta transportadora y cientos de manos le achucharán, estrujarán, enlazarán su pecho, tomarán la cabeza con delicadeza y llenarán los párpados, mejillas y frente de castos besos, incluso de besos mariposa. ¡Necesitamos tanto amor! Estoy dispuesta a pasar por la sobamática en una apretura, que para eso existen personas de carne y hueso a las que ceñirnos y envolvernos y sentir el calor dulce que alimenta. Pero si vamos a tener muchas contraprestraciones –el arte de la mesura es complicado en asuntos carnales— me paso por la sobamática y listo. ¿Quién me dice a mí que no puedo recrear el momento más bello, aquel en el que estuve en los abrazos más queridos, aquel día de máxima felicidad?
Somos frágiles y poca cosa comparados con la eficacia del tiempo que aplasta las horas una tras otra sin conmiseración; comparados con la precisión matemática de los números, con la inexorable capacidad de los otros para hacernos daño el día menos pensado. Pero, ojo: como señalaba, la sobamática es para momentos de urgencia y en caso de no tener a mano algo mejor. No hagamos como los japoneses, que a partir de los 40 ni se miran, ni se tocan. Prefieren el sexo de cabinas, los vídeos pornográficos y las muñecas hinchables. Eso es más triste aún que andar falto de ternuras. Según una encuesta del 2007, más del 35% de los nipones hace más de un año que no hace el amor en su pareja. Que no follan, vamos.
Pero incluso más que el sexo, lo que necesitamos es el roce de la piel, el calor mamífero, enraizar con nuestro pasado más atávico y animal de machos y hembras, de manadas que, en vez de encabronarse los unos con los otros, se besan y se tocan.
En la era de la cibernética, de las amistades virtuales, reivindico la piel con piel. Por mi parte, todos los ciberamigos no serán amigos de verdad hasta que no los palpe con estas manitas que crecieron en el vientre de mi madre. El contacto es la clave porque la piel es muy sabia y porque si no, nos perderemos en las combinaciones alfanuméricas que son frías y sosas, que son aburridas y eficaces. Como cantaba Serrat: “De vez en cuando la vida nos besa en la boca”. Incluso, a veces, un beso de tornillo. Y si no, para una prisa, siempre nos quedará la sobamática

Déjame entrar




Déjame entrar
Saber tu sabor
comer de tu
mano
beberme
tu amor

Déjame entrar,
sin enamoramientos
ni expectativas,
sin vanidad,
sin cortapisas

Esta niña mala,
Alicia de sus
espejos, sólo
siente curiosidad.

Qué será de tu piel
en mi viente,
Cómo gemirás
al ritmo caliente,
cómo será tu
simiente.

Alicia golpea
en tu espejo y te
pide --sobre el cielo
de tu boca, sobre
tu frente algo cansada,
sobre tu pecho inédito,
sobre la perla
de los instintos--
Déjame entrar, maldita
sea,
déjame entrar.

La imagen es de Stevan Meisel

domingo, marzo 04, 2012

El millás que me gusta



La obsesión por el cuerpo, las enfermedades, las experiencias vicarias, la complejidad que encierran los objetos cotidianos, ponga usted por caso el Fairy; el punto de vista tan especial de un autor que nunca dejó de ser un niño solitario; La constatación de que la escritura y la lectura son un signo de debilidad--cuando no de algo peor-- son algunas de las pocas cosas que me quedaron claras tras leer y conocer a ese genio que es Juan José Millás. Un genio pero que es un tío muy normal en el fondo. Al que le gustan las mismas series que a mi; series incluso pensadas para el público femenino como Los Kennedy. Millás se queda con los olores. Le gustó el ambientador de mi coche, por ejemplo. Se queda con los sabores. Es un cocinillas de cuidado y dice que hace un humus que lleva de todo. A saber. Millás me cayó muy bien, siendo de una normalidad tan aplastante que es anormal. Y odio a Maria José. Los que conozcan "El mundo", saben a quien me refiero.

Algunos de los apuntes que tomé tras zamparme los Articuentos Completos y el mencionado "El mundo"

"La fiebre tiene que proceder de lo más hondo de uno mismo, como los fantasmas parecen salir del armario, como el terror que emerge de las sombras"

"La gripe (...) es como si alguien hubiera abierto una ventana a la altura de los riñones"

"¿No os ha sucedido nunca que al tocar algunos objetos o al acariciar determinadas personas os atacaba una suerte de inquietante extrañeza, como si estuvierais tocando o acariciando para otro o para otros que quizá se han quedado sin cuerpo y se han visto obligados a refugiarse en algún pliegue del vuestro para continuar teniendo, incluso de forma vicaria, sentimientos corporales?"

"La espalda es un lugar absurdo: un espacio devastado sin vegetación, un desierto en el que es imposible dar con una sombra"

"Tengo que averiguar si los bolsillos, como los armarios empotrados, se comunican entre sí secretamente. En tal caso, igual que ahora puedo entrar en el armario de un hotel para aparecer al instante en el de tu dormitorio, también sería posible que un objeto cualquiera introducido en el bolsillo de mi chaqueta—un anillo, una flor, una postal— cayera en realidad en el de la tuya".

"A ver si puedo confirmar esta hipótesis y encontrar el conducto que une todos los bolsillos del universo mundo, porque de esta manera, al meter mi mano en el bolsillo del pantalón, podría aparecer en el bolsillo de tu falda; así, en lugar de sentir a través del forro mi muslo, presentiría el tuyo, y al rascarme rascaría tu pierna, y al alcanzar con la punta de los dedos mi sexo estaría en realidad rozando el tuyo"

 

"Al final, el juguete que más nos gusta es el cuerpo".

 

"No podrían sin manos una mujer o un hombre sacar un conejo de una chistera ni unas monedas del bolsillo, ni pintarse las uñas, ni clausurar los párpados de los padres fallecidos con los ojos abiertos…Un bebé sin manos no tiene dónde almacenar la memoria de la ropa interior de su madre ni la textura de sus pezones…No hay lobotomía tan eficiente como la de arrancar del cuerpo las manos espantadas".

"Si pensamos en el cuerpo como en una ferretería, resulta que eres tu propio jefe y la abres o cierras (con bisturí o sin él) a la hora que te dé la gana. Siete millones de pesetas por un óvulo, imagínense ustedes. Con que vendas uno cada 28 días te forras y puedes comerte el sobrante para que se reproduzca …Ahora bien, toda esa quincalla orgánica hay que gestionarla. No sé puede ir regalando los riñones y los hígados, por favor, con lo que le cuestan a uno. Personalmente, no soy alto ni tengo estudios y no aspiro a ser una boutique ni siquiera una ferretería. Pero mi cuerpo sería una excelente tienda de todo a cien ¿En qué puedo servirle?"

 

"En un mundo sin publicidad ¿Qué lugar ocuparía Fairy en nuestros corazones?"

 

"Cuando mi psicoanalista me preguntó que de dónde me venía mi afición a las pastillas, recordé una escena de infancia en la que mi madre le decía a una amiga que si en su tiempo hubiera habido pastillas anticonceptivas, no habría tenido la mitad de hijos que había traído al mundo. Hice cuentas y yo comprobé que pertenecía a la mitad maldita (...) Quizá me mato a base de pastillas para compensar la ausencia que habría evitado mi nacimiento".

 

"Era un niño de segunda mano, prácticamente en todos los sentidos"

 

"No podía estudiar…Había en los libros de texto, o en mí, una suerte de opacidad que nos hacía incompatibles. Aunque pasaba mucho tiempo delante de ellos, a los cinco minutos de haberlos abierto ya me había fugado a través de una trampilla imaginaria por la que accedía al sótano, donde excavaba nuevas galerías narrativas, nuevas extensiones argumentales por las que avanzaba a ciegas, como un animal sin ojos".

"Mi madre cosía con la radio puesta pero nos prohibía, incongruentemente, escucharla"

 

"Es imposible que este hombre mayor que escucha a Bach mientras golpea con furia el teclado del ordenador haya salido de aquel muchacho sin futuro. O yo soy irreal o el irreal es aquél.."

 

"Escribir bien presupone escribir al dictado de aquella parte de ti que permanece dentro del delirio, cuando la otra sale de él para comunicarse con los demás o para ganarse la vida"

 

"En el abatimiento hay, curiosamente, momentos de enorme dicha, otra vez el bisturí que daña y cura al mismo tiempo: cuando comprendo que si no tengo nada que perder puedo arriesgarlo todo".

 

"La vida es difícil, más que enhebrar una aguja en el cielo o que meter a un camello en un pajar. La vida es dura, sí, sobre todo si uno ha decidido no bajarse los pantalones ni siquiera frente al practicante".

Mademoiselle

Veamos. Que una esté soltera o casada no debería implicar un cambio en el apelativo. ¿O sí? Hasta la semana pasada, en Francia, las solteras eran “Demoiselles”. Hoy todas son Madame, hayan pasado por la vicaría o no. Pero no sólo eso: en el país germen de la carta de los Derechos Humanos todavía hoy muchas féminas son señoras de “Jean DuPont”, por poner un ejemplo. Es decir, no sólo pierden su apellido de solteras, sino que algunas se reabsorben a su esposo. Firmas unos papeles y te endosas al sobaco de tu santo, cual molesto golondrino. Con algo más de suerte, formarás parte de sus preciados bienes: el coche, la casa, los hijos y su colección de palos de golf, al estilo Mad Men. No olvidemos que americanas y británicas pierden sus apellidos originales. Por tanto, el enlace –presuntamente, y según estas reglas del lenguaje— transmuta a las mujeres en elementos que gravitan alrededor de nuestro ídolo, el macho-sol. En los países mediterráneos, por mucho lenguaje sexista que tengamos, si alguien gravita alrededor de alguien son ellos. Es lo que mi humilde experiencia me ha demostrado.   Personalmente adoro la palabra Mademoiselle. Es más: mi perfume es "Mademoiselle" de Chanel – absoluto de Jazmín y Rosa de Mayo con notas de Lirio de Florencia— elegido por mi hijo. Que me apoden señora me horroriza. Me retrotrae a esa canción de Rocío Jurado, cuyas letras sentenciaban: “Ahora es demasiado, tarde, señora. // Ahora nadie puede apartarle de mí”. Señora equivale a cornuda. La primera vez que alguien me tildó del modo innombrable tenía 22 años y compraba en unos almacenes de Madrid a los que jamás regresé. Odio todo lo que se relaciona con las señoras: las perlas, los aromas pesados, los bolsos negros de charol, las manolas procesionales, el pelo cardado, la laca, las conversaciones que versan exclusivamente sobre bienes inmuebles, el futuro de los hijos y los cotilleos estúpidos de vecindario. En definitiva, que si usted me quiere insultar puede llamarme señora con toda tranquilidad. No le volveré a dirigir la palabra. Y no digamos las connotaciones castellanas de la palabra “Madame”. Que la vieja del visillo nos asista. Pero si hay un apelativo más espantoso aún que el de “Señora” es el de “Señorita” (las patatas ya están fritas). Señorita es Gracita Morales con cofia. Es el maletín de la señorita Pepis. Son ejércitos de lerdas que sólo piensan en pintarse las uñas y cazar un marido rico que les pague la peluquería todas las semanas. Si alguien desea provocar mi violencia física que se dirija a mí con la acepción innombrable número dos. Es una desgracia. Con el hermoso caudal de palabras que existe en nuestro idioma, hemos de conformarnos con esos dos horrores que empiezan por “s”. Mujeres independientes, entidades femeninas que gravitan a su aire por el espacio interestelar. ¿No merecemos algo mejor? Que la R.A.E. tome cartas en el asunto o calle para siempre.

lunes, febrero 20, 2012

Es el miedo, idiota, el miedo




Lo veo en sus caras. Me miran como si fuera la suicida, la que no se calla nunca. Algunos me dicen: como sigas así te echarán de la región. Medio en broma, medio en serio. La crisis calla las bocas, calla las ansias y crea una legión de muertos vivientes que acuden al trabajo y apechugan con todo, sea justo o injusto. Y no levantemos la voz que ahí está the wicked witch al acecho. Con las manos verdes del desahucio, las uñas largas de los números rojos. Calla, camina o revienta. A mi no me estallará un bomba en las vísceras ni se atreverá el cáncer de páncreas porque lo suelto todo. En ocasiones sin el menor pudor, de una forma temeraria incluso y otras, me calzo unas mallas, unos calentadores y salto y bailo hasta que me falta el aliento. Y así, agotada; empleando la rabia para crear belleza, mantengo la calma, no me hago el harakiri.
En otras ocasiones me dicen: vaya unos huevos que tienes. Porque señores, yo no tengo el futuro asegurdo como Pérez Reverte, por ejemplo. Yo todavía no he podido comprar mi libertad. Porque de eso se trata, de comprar nuestra libertad. Apenas tengo unos céntimos en mis bolsillos pero vivo como si la libertad -- ese regalo envuelto en papel azul Tyffanys-- fuera efectivamente mía. No me sale ser de otra manera. No es ningún mérito, no es ninguna temeridad. O vivo de esta manera o fallezco en vida. Ya estuve unos años así y me niego a repetir la pesadilla. Quizá muera a los 50 como mi pobre padre. Quizá el destino de su primogénita sea imitarlo hasta la oscuridad de la sinrazón. No me importa ¿Quien quiere vivir para siempre? Yo no. Bajo ninguna circunstancia. Quiero que cada minuto de mi vida sea hermoso, brillante, luminoso, intenso. Un chute de alegría, o de tristeza pero nada de medianías en mi camino. Ni un sólo día baldío. Odio a los miedosos. Los alejo de mi vida porque su miedo no les mata sólo a ellos. Nos matan a todos un poco cada hora. Y a todos aquellos que estos días bajan la cabeza porque no les queda más remedio, porque tienen que pagar una hipoteca (como yo, por cierto), porque tienen niños que mantener (como yo) les digo...no, no es el camino. Jamás llegarán los Happy Days, jamás. El miedo conduce al odio y el odio al lado oscuro, decía el maestro Joda. Yo he ido soltando la rabia. En ocasiones la descubro agazapada. La vida ha sido injusta conmigo, me digo a veces. La vida es una mierda, me digo otras. Pero cuando analizo la realidad con calma veo que los injustos penarán por el daño causado; que soy libre, que no tengo miedo... QUE NO TENGO MIEDO. Ese ogro polvoriento, viscoso, maloliente, mediocre, absurdo ya no me alcanzará. Y sí, cantaremos Happy Days y Roosevelt nos aplaudirá desde un despacho oval sin paredes.

domingo, febrero 19, 2012

Adiós, Whitney



 

Con tan sólo 48 años Whitney había vivido tanto que se agotó a sí misma. Y se fue. Sin hacer ruido. Sola, en una habitación de hotel en el suntuoso, verde y solitario Beverly Hills. En aquel lugar hay un silencio roto por aspersores y un aroma a hierba mojada saludable, hermoso, brillante. ¿Cómo es posible tanto drama en el paraíso? Pues es posible: adicciones, suicidios, muertes inoportunas son el pan de cada día ¿Cómo es posible que una criatura con el talento, la belleza de Houston se haya marchado así? ¿Aislada del mundo, impotente, consumida por el veneno de la droga?. No sólo es posible; es más habitual de lo que parece. Aquí nos llegan los ecos de las grandes leyendas; pero hay otras leyendas en Los Ángeles que han terminado igual: abogados, economistas, directivos.
Que te conviertan en leyenda es el camino más corto para una muerte temprana. Vive rápido, muere joven y haz un bonito cadáver, decía James Dean. Aunque quizá esto también forma parte de la leyenda. A los que hemos crecido con la voz de Whitney --en mi caso, casi coetánea-- nos parecía mentira verla tan devastada en aquellas instantáneas. Mi retina me devolvía siempre a la fresca chica de portada, a esa niña con camiseta blanca del I wanna dance with somebody, un disco que sabía de memoria, que me acompañaba cuando hacía footing, y que siguió conmigo muchos años después. Otras veces, su voz iluminaba las mañanas en las que hacía radio en aquellas emisoras cutres que todavía guardaban vinilos polvorientos. Recuerdo el disco estupendo que hizo con Annie Lennox en uno de esos periodos buenos post-Bobby Brown. La estrella volvía a brillar con Step by step, e hizo un horror de película en la que aparecía guapísima junto a Denzel Whasington: La mujer de predicador. Hubo muchos éxitos después, pero la adicción ya era su forma de vida. Su reaparición y triunfo en 2009 fue un respiro para todos, aunque poco duró. Se empeñaron en que volviese la chica de la camiseta, la preciosa estrella de El guardaespaldas – pésimo film—. Inútil: ella se había marchado en el viaje sin retorno del crack y la coca. Pero, sobre todo, en ese viaje hacia la oscuridad que emprendió con su marido. La peor de todas sus adicciones. La gira de I look to you en 2010 no funcionó, y a dos días de su próxima actuación, en una gala previa a la ceremonia de los Grammys, celebrados hace una semana, Whitney se ha apagado. Cansada de sí misma, tal vez. Frustrada ante el reto imposible de volver a ser joven y fresca, de resucitar a esa chica sonriente de camiseta blanca.

martes, febrero 14, 2012

Millás, Etxebarría, Pilar Urbano y Savater entre los “Escritores en su tinta 2012”




  • El ciclo dedica como novedad un apartado a la poesía con la participación de Félix Grande y Francisca Aguirre. Eliacer Cansino, se encargará del apartado de Literatura Infantil y Juvenil
  • Los autores invitados al ciclo literario serán nombrados Asteroides Honorarios de la Muy Noble y Leal Orden del Gran Meteorito de Molina de Segura
Juan José Millás, Lucía Etxebarría, Pilar Urbano o Fernando Savater conforman parte del elenco de Escritores en su tinta, 2012, que este año se ocupará de forma novedosa de la poesía, con la visita de Félix Grande y Francisca Aguirre. El apartado que dedica este ciclo literario a la literatura juvenil y a la difusión de la lectura en los centros de secundaria lo llena este año Eliacer Cansino, Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil en 2010 por “Una habitación en Babel”


La concejala de Educación, Cultura y Festejos de Molina de Segura, Mariola Martínez Robles, asegura que el ciclo cumple seis años en un saludable estado, gracias a los miles de lectores que se acercan a la Biblioteca Salvador García Aguilar para escuchar a sus autores favoritos hablar acerca de su obra. Por su parte, la coordinadora del ciclo, Lola Gracia ha explicado que cada vez resulta más fácil contar con autores de renombre en este evento cultural, gracias a la buena fama del mismo en el ámbito literario y editorial, debido a la buena gestión de los técnicos de la Concejalía de Cultura del ayuntamiento molinense y gracias a la inquietud del público que convierte cada encuentro en una actividad viva y entusiasta, que sorprende gratamente a los autores.


Autores del Meteorito


Desde unos meses el gran número de vocaciones literarias nacidas en Molina de Segura cuenta con cierta entidad y con su propia leyenda. En la Nochebuena de 1858 cayó sobre la entonces villa un gigantesco meteorito, que hoy se encuentra en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid. Desde entonces, el cráter emite una misteriosa radiación que ha hecho germinar, 150 años después, una generación de escritores como nunca antes se había visto en la comarca.


El año pasado, Molina inauguró su paseo de las letras donde algunos de Autores del Meteorito cuentan con una placa conmemorativa, al igual que los grandes astros del cine y de la música, tienen su estrella en el Paseo de las estrellas de Hollywood.
Los Autores del Meteorito son, hasta el momento, Lola López Mondéjar, Marta Zarfrilla, Rubén Castillo, Lorena Moreno, Jerónimo Tristante, Paco López Mengual, Pablo de Aguilar González, Elías Meana y el fallecido Salvador García Aguilar (Premio Nadal 1983 por Regocijo del hombre).


Este año, la concejalía se ha marcado una serie de eventos promocionales del talento local, entre ellos es nombrar a los “Escritores en su tinta” visitantes en Asteroides Honorarios de la Muy Noble y Leal Orden del Gran Meteorito de Molina de Segura


Biografías de los Escritores en su tinta 2012


Juan José Millás (Valencia, 1946)


Millás es el creador de un género literario personal, el articuento. Antes de llegar ahí pasó por una caja de ahorros y estuvo como administrativo en Iberia pero lo abandonó, al igual que su carrera de Filosofía y letras para consagrarse por entero a la literatura. Su segunda novela “Cerbero son la sombras” obtuvo el premio Sésamo. Fichó por
Alfaguara y después escribió Papel mojado, considerada su novela más popular. Los seguidores de sus columnas en El País son legión, al igual que aquellos que le escuchan en La Ventana de la SER. Oyentes a los que también anima a escribir pequeños relatos sobre palabras del diccionario. Con estos relatos está construyendo un glosario. Sus obras han sido traducidas a 23 idiomas, ha sido doctor honoris causa por la Universidad de Turín (2006) y de Oviedo (2007); Premio Planeta por su novela biográfica “El Mundo” y ocho galardones más. Ha escrito 15 novelas y otros muchos trabajos de carácter periodístico. Su imaginación y su compromiso social son más necesarios que nunca.


Eliacer Cansino (Sevilla, 1954)
Eliacer es profesor de filosofía en el Instituto Mateo Alemán de Sevilla y compagina esta labor con la de escritor. En 1997 recibió el Premio Lazarillo por” El Misterio Velázquez”; En 1992 fue Premio Internacional Infanta Elena por “Yo, Robisón Sánchez”; también ha sido Premio Anaya por “Una habitación en Babel” y por la misma obra recibió en 2010 el “Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil”. De esta obra explicó: “Babel es un símbolo de la confusión. En la novela hay conflictos entre los propios adolescentes. Son conflictos de celos y de integración en el grupo. Y luego están los conflictos sociales provocados por la pobreza, la incomunicación y la delincuencia, que es probablemente el grado más alto de la marginación"


Lucía Etxebarría
(Valencia, 1966)


Filóloga y periodista, abandonó los gabinetes de prensa poco antes de que saliera a la luz su primera obra, una biografía novelada de Kurt Cobain y Courtney Love. Beatriz y los cuerpos celestes fue Premio Nadal en 1997. Hará incursiones como guionista en la exitosa película “Sobreviviré”, además de I love you, baby, en colaboración con Menkes y Albacete y “La mujer de mi vida”. En 2000 es nombrada doctor Honoris Causa por la Universidad de Aberdeen (Escocia) y un año después gana el Premio Primavera de novela con “De todo lo visible e invisible”. En 2004 se hace con el Planeta por “Un milagro en equilibrio”. Hasta el momento ha publicado un total de 10 novelas. La última se titula “El contenido del silencio”.
Etxebarría colabora con diferentes publicaciones periódicos y es miembro del gabinete del programa de radio Julia en la Onda en Onda Cero. Asimismo, es una activa usuaria de las redes sociales. El pasado diciembre anunció su retirada indefinida del mundo literario como forma de protesta contra la piratería.


Pilar Urbano (Valencia, 1940)


Pilar comenzó estudios de Filosofía y Letras pero pronto descubrió su auténtica pasión: el periodismo. Fue número uno de su promoción en la Escuela Oficial de Periodismo y desde muy joven ha trabajado como comentarista política y columnista en medios de tanta raigambre como ABC, el periódico YA, Época y actualmente en el periódico El Mundo. También ha sido colaboradora de Onda Cero, Cope, Telecinco y Antena 3, en la dorada época de Jesús Hermida. Especializada en la publicación de libros de actualidad ha cosechado un éxito muy reciente con “La Reina muy de cerca” (2008), la biografía autorizada del juez Baltasar Garzón dio mucho que hablar. Este año le tocaba el turno a SM Don Juan Carlos con “El precio del trono”. También escribió sobre el 23 F un suceso que vivió en primera persona: “tuve una metralleta a un palmo de mi cintura. No me tiré al suelo. Aquella tarde y aquella noche supe de un modo definitivo que la libertad vale más que la vida”.


Francisca Aguirre (Alicante, 1930)
Tuvo que llegar a los 42 años para que viese la luz el primer poemario de Francisca Aguirre, titulado Ítaca que le valió el premio Leopoldo Panero en 1971. Pero a partir de ahí, el camino de la rapsoda ha estado lleno de luces. Acaba de ganar el Premio Nacional de Poesía en el pasado 2011 por su “Historia de una anatomía”, un trabajo que también recibió el premio Miguel Hernández 2010. Se siente perteneciente a la generación del 98 “paciente, sin prisas” y hace suya la frase de Machado: “el arte es largo y además no importa, porque lo único importa es la vida”. Para Aguirre “la poesía es una herramienta del conocimiento que sirve para sacar lo que llevamos dentro”, también cuenta con dos obras en prosa como “Que planche Rosa Luxemburgo”, premio Galiana en 1994.


Félix Grande (Mérida, 1973)
Se le considera uno de los grandes renovadores de la poesía española de los 60, su vocación artística fue musical antes que literaria, pues era guitarrista flamenco. Aunque cambió las cuerdas por las letras, su labor como flamencólogo no es nada desdeñable con estudios sobre Paco de Lucía y Camarón o el propio García Lorca. De inspiración machadiana inicial, su obra evolucionó hacia una profundización mayor sobre las letras y el erotismo. Su obra Las piedras fue premio Adonais 1963; también es Premio Nacional de Poesía en 1978 por Las rubáiyatas de Horacio Martín; Premio Gabriel Miró (1966); Barcarola (1989); Premio Nacional de Las Letras Españolas (2004) y medalla de oro de Castilla-La Mancha. Ha dirigido durante largo tiempo la revista Cuadernos Hispanoamericanos y se confiesa influido por Machado, Luis Rosales, de quien fue discípulo y amigo y César Vallejo, entre otros


Fernando Savater (San Sebastián 1947)


Filósofo, activista por la paz, novelista y autor dramático. Lector voraz desde su infancia de carácter ilustrado y vitalista, Fernando Savater es conocido para el gran público por su archiconocido título “Ética para Amador”. Fue profesor en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid, donde fue apartado por sus ideas políticas (1971), profesor de Ética y Sociología de la UNED y catedrático de Ética de la Universidad del País Vasco durante más de una década. Ha formado parte de varias agrupaciones comprometidas por la paz en Euskadi y pertenece al partido político UPyD. Asimismo, es colaborador habitual del diario “El País” y co director de la revista Claves para la razón práctica. Ha sido premio Anagrama de ensayo por “Invitación a la ética”; premio de ensayo “Mundo”; Premio Francisco Cerecedo de Periodismo, además de finalista y ganador del Planeta con “El jardín de las dudas” (un trabajo sobre Voltaire, uno de sus autores preferidos) y con “La hermandad de la buena suerte”, respectivamente. Acercar la filosofía a los jóvenes, así como el tema de la educación le han preocupado continuamente, como demuestra su libro “El valor de Educar”. Autor de un sinnúmero de artículos periodísticos y medio centenar de libros, sus estilo es agudo, incisivo e irónico, algo que se aprecia sobre todo en sus columnas, género por el que siente predilección.

domingo, febrero 12, 2012

Ana Mari, no seas Ana coreta


Aquí la tenéis, con su sonrisa deslumbrante. A ella la veréis siempre así, aunque por dentro no todo sea un camino de rosas. Ana María Tomás, mi amiga, es generosa hasta ese extremo. Cuando pasa por mi mente una queja me acuerdo de ella e intento ser generosa con mis congéneres y no aburrir con problemas. Total, los problemas de los unos y de los otros ¡son tan semejantes!; el ser humano es tan parecido en lo esencial, que todo sonará a repetido. El otro día me encontré con Ana Mari por la calle y nos fuimos a comprar sujetadores al Corte Inglés. Recuperé el placer de enfrentarme a unas cuantas gangas y  eso de la mitad de precio. Pero si no es por esas ocasiones casuales, apenas nos vemos, aunque hablemos bastante por teléfono. El otro día me reconoció: "es que no tengo ganas de salir a ninguna parte". Entiendo que a veces esa tentación es muy poderosa porque, con este frío y con la carga que tenemos las mujeres de ir arreglás aunque sea a la vuelta de la esquina, entiendo, que a veces es una pesadez. Yo mismo siento esa tentación, por muy prometedor que sea el plan. Recuerdo un día en la Expo de Zaragoza que, harta del mundo exterior me fui a mi hotel, y eso que Diana Krall tocaba esa noche allí. Y no te haces una idea los discos que tengo de la rubia esa. 
Que te entiendo Ana Mari, perfectamente pero no puedes privar a tus amigos de tu presencia. No nos basta con leerte, con tu arte, con saberte ahí, con tus consejos y tu sabiduría. Sí, somos unos egoístas que queremos disfrutar de ti, tenemos ese pequeño defecto, por eso el otro día te lo dije y desde aquí te lo repito:  Ana Mari, no seas Ana...coreta, por el amor de dios. A ver si nos vemos pronto y nos vamos al mercadillo de los jueves, ya verás que bien.
Y que me encanta esta foto nuestra. Ha pasado algo de tiempo, unos cuatro años tal vez. Pues todavía estás más guapa hoy que ayer. A ver quien da más.

miércoles, febrero 08, 2012

La verdad de las mentiras


En el principio fue la mentira. Estamos rodeados de ellas; algunas, absolutamente imprescindibles para la supervivencia, para levantarnos cada día y seguir adelante. No hay mal que cien años dure, nos decimos. Si te esfuerzas, lograrás tus objetivos, te prometes a ti mismo.
El titular, robado con descaro de un libro de Vargas Llosa, pretende demostrar que estamos rodeados de ficciones. Los hombres no están contentos con su suerte, escribe Varguitas; y casi todos quisieran una trayectoria distinta a la que viven, por eso en el embrión de toda novela bulle la inconformidad.
Lo que funciona para la creación también ocurre en la vida real, pero de modo inverso. Las mentiras de la ficción surgen de la inconformidad. Tenemos el apetito voraz de experiencias y pasiones, pero –oh, desgracia—  una sola existencia. Los autoengaños cotidianos, sin embargo, los perpetramos para conformarnos. De hecho, los medios de comunicación creamos una especie de ficción de la actualidad: cumbres, congresos, elecciones. El mundo se desmorona, y la información se encarga de teñir las horas de “normalidad”. Probablemente, sin el efecto sedante y tónico de los medios, la realidad sería tan dura que por las mañanas nos quedaríamos bajo el edredón leyendo a Flaubert o  Dumas. Y que viva la vida Rita, que preferimos la ficción, esa ficción que encierra profundas verdades; los demonios y el desasosiego que procedan de un amor inconveniente, de un drama barroco. Perder el sueño por la hipoteca es algo muy vulgar.
Vamos de auténticos por la vida, y si contásemos la cantidad de mentiras que hemos de soltar al cabo del día nos faltarían dedos. Decir la verdad es, la mayoría de las veces, indecoroso, engorroso, incluso cruel. Cuando me preguntan, con cortesía, “cómo estás”, ¿debo responder la verdad? Me ha costado años y muchos disgustos descubrir que mentir es muy cómodo.
 ¿Quién soy yo para desengañar, refutar, descubrir, desilusionar? ¿Qué es verdad y qué es mentira?, se preguntaba Calderón. ¿Y si todo es un sueño? ¿Y si la auténtica verdad sólo la encontramos adornada de ficciones en películas, libros y canciones? Al igual que sucedía en "Blade Runner", quizá ni siquiera yo soy yo, sólo alguien con mi nombre y osamenta, una replicante que actúa según las expectativas ajenas y no las propias. En el principio fue la mentira. El Génesis, Adán y Eva constituyen un sabroso culebrón. Cuando el frío arrecia, enciendo el Ipod y comienzo a contarme
preciosas ficciones. La suerte que tengo es enorme porque muchas de esas mentiras se convirtieron en verdad. Así que miénteme, que algo queda.
La foto es de Germán Sáez

jueves, febrero 02, 2012

Tetas a manotazos y orejas élficas




No siento envidia por las orejas de Galadriel


En Thailanda han inventado algo que se denomina Tobnom. En murciano lo llamaríamos ponerse tetas a manotazos. Porque en eso consiste esta técnica que promete colocarte y aumentarte las mamas y el trasero a cachetazo limpio. Una clienta explicaba: duele un poco, pero merece la pena ¿Merece la pena? De verdad que cada día estamos más locas. Vale que estar mona es una trabajera: cremas, gimnasio, depilaciones, peluquerías, ropa, algún tratamiento. Hasta ahí tolero nuestro sometimiento brutal a los cánones de belleza que nos sacan las perras y, en algunos casos, hasta el saín; pero eso de pagarle hasta 1.500 euros a la señora Khemmikka de Thailandia para que me hinche a hostias –con perdón— las tetas –con perdón—, eso no. Ni hablar del peluquín. Además, que a los tres años hay que volver a pasar por semejante tortura y por caja. Casi prefiero comprarme un tarro de La Prairie, que por lo menos huele bien.

Ustedes dirán que esto es una rareza, un exotismo propio de Bangkok; pero, ¿y si les cuento que hay personas humanas que se gastan incluso 6.000 euros en hacerse una orejas élficas? La idea se le ocurrió a un cirujano búlgaro, y ha causado tanto furor que hay locales de moda en ciudades europeas donde sólo te dejan entrar si pareces un fauno. El búlgaro decía que su invento afinaba el rostro, que sólo por eso y por nada más lanzó esta nueva operación al mercado; pero ahí lo tienen: hordas de jóvenes deformando su aspecto hasta parecerse a Legolas. Ay, bendito. Casi me da risa lo escandalizada que estaba hace unos años Zoe Valdés con el ansia que tenía una amiga suya en operarse el chumino una y otra vez. Que si reconstrucción del himen, que si vaginoplastia, que si lifting del pubis; “tú estah ida, m´hija”, le recriminaba al móvil. Las operaciones de la vulvita causan furor en nuestro país. ¿Y por qué? Porque, señoras y señores, ahora la cosa va pelada, desnuda. Lo del Matto Grosso pasó a la historia. No hay nada más demodé que ver una peli de destape de los 70. Resulta hasta grotesco con la perspectiva actual.

La última moda en Nueva York es que las mamis se tatúen los nombres de sus hijos por todo el cuerpo, como hace Angelina Jolie: Visto lo visto, lo nuestro es sufrir. “Duele un poco”, dice la clienta de la doctora Khemmikka, esa púgil de los pechos. Me aterra sólo el pensarlo. Esta sociead no se contenta con pedirnos que tengamos la talla Auschwitz 34. Quieren que seamos hadas. Eso sí, con dos lolas como camiones y con el culo de Jennifer López. Y, además, quieren marcarnos cual reses. A mí que no me busquen para hacerme un tatuaje ni muerta, ni viva; que la seta me la dejen quieta (como diría mi amiga Ana María Tomás) y, sobre todo, mis tetas (de momento en su sitio). Lo de convertirme en pariente de Galadriel ni se contempla. He dicho.

miércoles, enero 25, 2012

Sonría, por favor (Los milagros existen)





En el principio fue el alma. Una esencia intangible. Después el verbo se encargó de crear con símbolos las criaturas y objetos. Seamos creyentes o no, parece que todo procede de una explosión, de un resplandor de bondad, de una expansión de luz y amor. Agnósticos y descreídos han de toparse cada día con testimonios científicos de peso suficiente para llevarnos a creer que alma y cuerpo interaccionan hasta puntos insospechados.
Lo ha explicado recientemente el cardiólogo Josep María Carals, quien habla de la memoria de los órganos, de cómo sujetos transplantados de corazón comienzan a tener vivencias y querencias típicas del donante. Uno se volvió loco por el pollo Kentucky y por vestir colores chillones. Tiene una explicación: las células envían al cerebro las memorias almacenadas mediante ondas electromagnéticas. 
Somos lo que sentimos, lo que anhelamos, lo que vivimos. Incluso somos según caminamos o gesticulamos. Todo, absolutamente todo, influye en el binomio mente-cuerpo. El médico especialista en cirugía general y en funcionamiento del aparato digestivo, Mario Alonso Puig, explica que la ira dispara los niveles de cortisol en el organismo humano. Las vísceras también padecen nuestra ansiedad, nuestros miedos; son trolls que hemos de combatir sin contemplaciones. Mantengamos bajo las cuerdas a la furia y los rencores. Sobre todo, si estamos luchando contra una enfermedad.

Los traumas impregnan nuestra vida y también alteran físicamente el cerebro. Le dejan una muesca. El dolor nos esculpe por dentro. Pero tenemos una buena noticia. La relajación, la práctica continuada de la meditación produce un incremento del grosor en la corteza prefrontal izquierda, que es la que nos aporta alegría, serenidad, entusiasmo, según explica el doctor Alonso.


A la mayoría de nosotros nos resulta casi imposible vivir sin ese papel pautado que nos impuso la sociedad en su día, unos esquemas en los que nos sentimos cómodos, como un boxeador en su ring. Quizá tengamos un ojo morado, las costillas fracturadas, pero nos da terror saber qué encontraremos si bajamos al tendido. Los riesgos de quedarnos en el cuadrilátero son evidentes. Limitamos nuestra vida. Elegimos la pobreza.

Al igual sucede con el empleo del vocabulario. Cuántos matices de la vida nos
perdemos por abandonar a las palabras en el limbo de lo simbólico. La teoría cuántica expone que “cualquier suceso, por irreal que parezca, posee una probabilidad de que acontezca”. La teoría de la relatividad convierte el pasado en maleable. No digamos el futuro. ¿De verdad se piensa quedar en el cuadrilátero esperando que el esbirro de los temores le deje K.O.? España es un país triste y dramático. Adora a las vírgenes con puñales, y se recrea en el fango. Es un cuerpo herido, incluso herido de muerte. Si continuamos la metáfora, nosotros, usted y yo, somos esas células; pero, por suerte, somos algo más que eso. Así es que, por el bien de todos, sonría, por favor. Abra su pecho, camine erguido, mire al frente porque la ciencia nos dice que no hay imposibles. Porque la ciencia nos asegura, con datos, que los milagros existen.

miércoles, enero 18, 2012

Marilyn, año cero




Imagen de Marilyn de aquí



Imagen de la habitación del  Roosevelt Hotel donde Marilyn pasaba largas temporadas y que cuenta con una imagen de la actriz al fondo y un espejo sobre la cama

Nunca fui muy de Marilyn hasta que visité la ciudad de Los Ángeles. Su fantasma está en el aire. En ocasiones es un disfraz a las puertas del Chinese Theatre, en otras, un parte de defunción tras la vitrina de un casposo museo donde flota, leve, el olor a zotal.
La constatación fehaciente de que todo el mundo hizo y hace caja a costa de Marilyn me sumió en una profunda tristeza. Un tipo pagó porque lo enterrasen encima de sus delirantes huesos en el cementerio de Westwood. La minúscula lápida llena de monedas y flores es una metáfora de su “gran” vida. Marilyn estuvo sola siempre, salvo escasos momentos. Pocos se molestaron en conocerla de verdad; ni el presuntuoso Miller, ni los hermanos Kennedy, amistades peligrosas que jugaban a asfixiarla metiendo su cabeza en una bañera. Hoy, la habitación del Roosevelt Hotel que presenció orgías y mañanas de resaca y angustia, lleva su nombre. Luce un espejo en el techo, el reflejo azulado de la piscina se cuela en la estancia. La luz es fresca e inocente, quién lo diría.
Todos los sueños y juguetes rotos danzan un vals macabro en las avenidas de Los Ángeles. Norma Jean fue una niña fagocitada por la ciudad y por la industria del cine. Al final de sus días vagaba por sus calles en busca de un chute orgásmico con desconocidos. Las portadas, los flashes, los fans jamás le dieron lo que ella necesitaba. La hermosa criatura vivió rodeada de gente que se enamoró de una fotografía.
Probablemente habría sido una persona normal si su padrastro y hermanastro no hubiesen abusado sexualmente de ella. Apenas contaba 11 años. Al igual que sucedió con grandes estrellas como Rita Hayworth (violada por su propio padre, el jefe de la troupe Cansino) fueron víctimas de su hermosura y supervivientes al horror ¿Pero quien puede sobrevivir mucho tiempo a una alienación continua de su persona? ¿Alguien quiso de verdad a la deliciosa Sugar?
Marilyn luchó sin cuartel para escapar del fantasma de la locura, heredado de su madre, esa cortadora de negativos de la RKO. Recurrió al psicoanálisis, estudió, vivió en Nueva York, todo por no embarrancar en el pantano de sus obsesiones. Al final, dejó un bonito cadáver exhibido sin respeto hasta la saciedad. Con ella, el ser humano descubrió una nueva forma de canibalismo que se ha repetido con tantos ídolos caídos y que abruma por su frialdad.
Marilyn era el sexo pero no por su espectacular físico sino por un perpetuo juego de seducción. El sexo era una herramienta para alimentar su maltrecha autoestima. Sentirse deseada por todos espantaba el vacío al menos por unas horas. Pobre chica guapa.
El 50 aniversario de la muerte de Marilyn que se celebra este 2012 quizá sólo sea otro ardid para que su nombre dé sabrosos dividendos – memorias, libros conmemorativos, una película— o quizá sirva para que por fin el mundo la comprenda y la conozca de verdad.
Donde quiera que estés, niña perdida, descansa en paz.



Artículo publicado en La Verdad de Murcia el 18 de enero de 2012

sábado, enero 14, 2012

Sexo en el ascensor



Tórrida escena de ascensor de la serie Sex and the city, rodada supuestamente en el Four Seasons

Déjense de propósitos chorras para el nuevo año. Los murcianos tenemos que avivar la llama del deseo y abandonar el convencionalismo en el sexo porque quedamos a la altura del betún si nos comparamos con el resto de España.
Según un informe elaborado por C-Date, el 8 por ciento de los encuestados de la región, afirma que su sitio favorito para hacer el amor es el ascensor. Bravo por esos valientes porque el resto son/somos de lo más soso. El  79 por ciento elige la cama y el cinco restante, la cocina. Aburridicas nos tenéis.
Si la mayoría habla de la cama es que: a) no tenemos imaginación; b) no tenemos gana de contestar y c) ¿Pero qué preguntas son esas? Sólo responderé ante mi párroco.
¿Pero qué pasa con el 8 por ciento que lo hace en el ascensor? Oiga, que esto no es Manhattan, que no tenemos rascacielos, que lo más alto son esos horribles edificios de los pinchos ¿En lo que se sube y bajan 20 pisos le da a usted tiempo a algo? A nosotras no, desde luego. Se precisa mucha calentura previa y hasta aquí puedo leer. Así que ese 8 por ciento es sospechoso. Se me ocurren varias opciones: a) Se lo ha inventado el encuestador para darle algo de chispa al asunto; b) Lo vieron en las películas y c ) Lo han soñado.  A no ser, claro, que le hayan preguntado a los cuatro que viven en una comunidad de vecinos donde, día sí y día también, el ascensor esté sospechosamente averiado.
Somos unos comodones de tomo y lomo. Piensen por un segundo en la cantidad de posibilidades que existen. En twitter me dieron algunas ideas: un despacho ajeno, por ejemplo, es una opción. La cabina del piloto de un avión es otra pero para la que se requieren ciertas influencias ¿Y qué hay del aire libre? Los andaluces confiesan que lo prefieren a la cama. Un polvo agreste o playero conforman un agradable recuerdo. Cuando pase el tiempo sólo se acordará  del rumor de las olas y no la arena que se colaba por todas partes; La nostalgia le devolverá el paisaje y los aromas y no el calor y los sudores "padecidos". ¿Y qué hay de la lavadora? ¿Han comprobado si el mito del centrifugado tiene alguna base real? Me temo que servidora morirá sin descubrirlo. La mayoría de los que leen esto, también. Probadores, aseos, lugares públicos, el clásico coche para una prisa. Como dice mi amiga Sylvia de Béjar, lo bonito de probar cosas nuevas es es que miras a tu pareja con cara de culpabilidad y de satisfacción por ese arrebato loco. Esa complicidad no tiene precio, es el pilar básico de una relación y ¡Nos dará puntos para la siguiente encuesta! Como dirían los americanos I’ts up to you.

Publicado en La Verdad de Murcia el 11 de enero de 2012

domingo, enero 08, 2012

El príncipe de las mareas (La peli de mi vida)




Barbra Streisand es uno de esos modelos de mujer que me ha marcado profundamente. La primera vez que vi “Tal cómo éramos” acababa de romper con mi primer novio. Un mes duramos. Fue también la primera vez que lloré viendo una película. Podía llorar porque estaba sola en casa. Tenía quince años. La Streisand me subyugó para siempre desde aquel momento. Cuando en 1991 estrenó su tercera película como directora “El príncipe de las mareas”, yo estudiaba en Madrid y disfruté en versión original del que es sin duda su film más maduro. Antes dirigió y protagonizó “Yentl” y “Loca”, pero aquí narra con maestría, limpieza, contención y emoción una historia que acaparó en su día 7 nominaciones a los Oscar, sin conseguir ninguno, y un Globo de oro que fue a parar a Nick Nolte.
Hay muchas películas protagonizadas por Barbra Streisand; cuatro que haya dirigido explícitamente pero sólo aquí la chica de Brooklyn cogió  por las solapas muchos de sus fantasmas y los enfrentó con valentía.
En “El príncipe de las mareas” se habla de las siempre conflictivas relaciones familiares. Hay patrones de conducta que reconocemos a diario en las noticias. Un padre violento, una madre ambiciosa. Unos niños atrapados en el matrimonio que se odia. Unos presos que escapan de una cárcel y cometen actos terribles; el suicidio, la rebeldía, la vida que se nos escapa en un mar de insatisfacciones imposible de abarcar y contener.
Streisand nos acerca a la infancia no feliz de la que tantas veces se olvida Hollywood. En “El príncipe de las mareas” hay abusos a menores, hay adulterio, hay cuernos, hay amor, hay recuerdo, hay sexo maduro sin complejos y, sobre todo, hay perdón.
El padre de familia, el entrenador Wingo, se enamora de la psicoanalista de la hermana. El hijo de la psicoanalista deja de ser un pijo creído, gracias al entrenador Wingo. La independiente mujer de Manhattan, esa que podría pertenecer al “one per cent", como dice Tom en determinado momento del film, rompe su coraza y se entrega a una pasión casi adolescente que la hace revivir. Lo increíble de esta cinta es que podría ser un culebrón malo de televisión y no lo es. Lo increíble de “El príncipe de las mareas” es que nos creemos la frialdad de Lila Wingo (la impecable interpretación de Kate Nelligan nos hace odiarla y compadecerla); nos creemos la frustración de Sally, la esposa de Nick, aparcada en un stand by que no entiende; Y, sobre todo, entendemos a ese hombre que aprende a llorar en los brazos de la doctora Lowenstein, pasados los 40 años.
En la corta pero perfecta filmografía de Streisand encontramos algunos temas recurrentes: la ausencia del padre (Yentl) o la omnipresencia del mismo de forma negativa mediante la violencia o los abusos (“El príncipe…; “Loca”) una madre que es más bien madrastra. Su ambición, su propia belleza está por encima de sus hijos.
Esta madre, mucho más suavizada, aparece en la muy recomendable “El amor tiene dos caras”. Y hay otro elemento que nunca falta en las películas “Streisand” la celebración del amor carnal sin complejos. La exaltación del sexo como culminación de un sentimiento desbordante que se muestra con ciertas dosis de realismo y comentarios picantes como el que le hace la doctora Lowenstein a su entrenador: "Tengo miedo porque sé que tu esposa te pedirá que vuelvas”
-¿Cómo puedes estar tan segura?
-Por que he catado la mercancía, concluye ella dándole un bocado en el pezón.

Una película con cierto sabor clásico por esos flash back continuos, por la brillantez de sus secundarios y por el gancho de sus dos protagonistas, hermosos en su madurez, bellos en su desastrosa vida emocional; grandes muy grandes, Streisand y Nolte. Todos quisieran una doctora Lowenstein en sus vidas. Todas quisiéramos a un tipo duro que se deshace en lágrimas en nuestros brazos. Nunca la Streisand ha estado más guapa, nunca Nick Nolte nos ha resultado tan tierno y fascinante. Es triste que Tom vuelva con Sally, su mujer, y con sus hijas pero ese es el auténtico Happy End al estilo clásico. Es el broche perfecto para una película que podría ser un pastelón insoportable pero que se convierte en una lección maestra de cine, vida y amor.
"The prince of tides"
(Barbra Streisand, 1991)

viernes, enero 06, 2012

Modelo Auschwitz, talla 34

En los años 40, el modelo de mujer era Rita Hayworth. En el 2000, se ha impuesto la estética  Auschwitz . Desde principios del siglo XX hasta los 60 el Star System de Hollywood imponía su sello. Las mujeres aspiraban a ser como las actrices: preciosidades de piernas largas, labios carnosos y curvas. Todo cambió tras la década prodigiosa. Apareció un pajarillo desvalido, la famosa Twiggy, y revolucionó los cánones. A pesar de que en los 80 se impuso aquello del culto al cuerpo, a pesar de que las super modelos –Campbell, Evangelista,  Schiffer— tenían curvas y pesaban más de 50 kilos, el espíritu aniñado, infantil y desnutrido reina hoy día en las colecciones de los modistos.
De acuerdo; la moda es una industria, pero esas púberes de 1’80, 45 kilos de peso y talla 34 (algunas incluso con su carita de porcelana) me recuerdan a The walking dead. Determinados desfiles de la Semana de la Moda de París dan más miedo que la niña de “El exorcista”; y no en todas, pero en algunas existe esa expresión, esa terrible mirada de hambre y de repetirse hipnóticamente: “estás-cumpliendo-tu-sueño-no te quejes”.
Los mismos Dolce and Gabbana se valen de la imagen de Scarlett Johanson –con todas sus mollicas, como diría mi amigo Antonio Rentero— para vender un perfume; pero vestida con la colección de Milán, Johanson parecería un tapón de balsa con esos estampados horizontales de letras gigantes. Por eso necesitan mujeres delgadas como spaguettis. Aunque, para ser justos, las modelos de los italianos no presentan el infrapeso severo, contra el que alertó en su día el manifiesto Gaudí, y firmado en 2006 por los diseñadores catalanes, que hoy es papel mojado; al igual que aquella iniciativa de Cibeles de no aceptar modelos por debajo de un índice de masa corporal saludable. El citado manifiesto tenía un punto muy interesante que jamás se cumplió: en las pasarelas se mostraría la diversidad corporal existente en nuestro país. Desde la talla 38 a la 46.
El mundo de la danza clásica impone un canon de delgadez estricto, pero está recluida en los teatros, y la moda tiene un carácter social que nos influye como consumidores no sólo de ropa. Jóvenes actrices, personajes de la realeza lucen esas firmas y copian el canon estético de las pasarelas. Kate Middleton pesa 10 kilos menos desde su boda con el príncipe Guillermo. Letizia presenta unos hombros famélicos. Nunca vi hombros así en Jackeline Onassis o Greta Garbo, mujeres esbeltas y elegantes. Esos hombros se repiten de forma preocupante en las pasarelas de moda internacionales. La realidad es que nos avergonzamos de superar la 38, el mínimo permitido. Ergo, está naciendo una nueva forma de segregación. La meta es la talla 34 a costa de lo que sea. En el “Diablo viste de Prada” una de las protagonistas afirma seguir una dieta que funciona: “No tomo nada; y cuando creo que me voy a desmayar, me como un quesito”.  ¿Qué pretenden los diseñadores? ¿Vestir a sus clientas o matarlas?