miércoles, octubre 05, 2011

En vano



El niño Gonzalo me pide el atrapamoscas. Quiere acabar con tres insidiosas polillas. Lo intenta, pero no lo consigue y exclama: ¡Ha sido en vano! Me sorprende siempre su vocabulario. Es un chamán que enciende resortes en mi mente con sus palabras. En vano. EL hipertexto está en nuestra cabeza y salto por asociación de ideas gracias a la palabra "en vano". Hay cientos de cosas de estos dos años atrás que han resultado en vano. Cientos de proyectos sin coronar....alguno sí, alguno valió la pena y en el camino encontramos ideas, amigos, palabras, nombres insospechados. Cuando tanta gente me cuenta ahora que no sabe qué va a ser de sus vidas, les respondo que eso me pasó a mi hace dos años. Sin asomo de acritud diré que nadie hizo nada por mi, salvo buenas palabras y a veces ni eso (miento, un amigo envió un currículums, otro me decía, mira ver si por aquí, por allí) pero mucha de esa gente que ahora me llora no sintió un atisbo de solidaridad y me acuerdo de Bertold Brecht (ahí está otra vez, el puñetero hipertexto en mi cabeza). Y sin acritud añado que estos años de búsquedas infructuosas no han sido en vano porque he aprendido antes que muchos a vivir en la crisis real. Hace tiempo que dejé de buscar soluciones fáciles a un momento malo que pasará. Esto no va a pasar. Esto es así y lo será por mucho tiempo. Ya hice el trabajo de adaptación. Ya lo tengo claro y cuando muchos se ven abocados a un abismo yo salgo de él.
¿De verdad piensan ustedes que hay algo que suceda en vano? Nada lo es. El niño Gonzalo aprendió que el matamoscas no siempre funciona con las polillas, aunque sean lentas y torpes. Yo aprendí a sobrevivir sin miedo, sin acritud y sin lamentarme por cuatro buitres aprovechados. No. La vida no es en vano.
Cuando veo al niño Gonzalo atravesar el aula de danza luchando por la perfección de sí mismo en el espejo, pienso que nada es en vano. El niño Gonzalo que no quería bailar y ahora busca obsesivamente la belleza aunque, en realidad, ya nació presa de sus garras. Y no es en vano que ame el jazz y la bossa nova y a Bach y los dibus, y la nintendo y la Wii.


Cuando una amiga te escribe "nada podrá contigo" y otra te recuerda anécdotas de la infancia olvidada, y otra te manda un beso, y otra dice aquello de "hoy me he acordado de ti porque llevabas razón", sientes que las horas no son vanas ni vacías. Nada es en vano si hay una piel a la que abrazar, oler, tocar y morder. Ni tan siquiera el dolor y la pérdida son vanas, se transforman en otra cosa. Como dice mi querida Pura Salceda, para los que escribimos la vida es como un cerdo, de todo sacamos provecho. Nos pasamos los días saltando de la ficción a la realidad y viceversa. Vila-Matas asegura que no desea dejar su escritura en ese agujero tenebroso que llamamos vida y se pregunta de qué hablamos realmente cuando hablamos de la vida. Al final de su relato ("Porque ella no lo pidió") escribe: "Y me marché. En la calle me encontré con la famosa vida y con un tráfico que parecía interminable. Crucé y fui más allá, más allá del boulevard".
Y eso es lo que nos espera: un continuo ir más allá. Verán, veréis como no será en vano.

2 comentarios:

coco dijo...

Querida, este post me parece una genialidad. Muchas gracias por compartirlo.

Pau dijo...

Muy bueno (por no repetir lo de genial)
En el fondo se trata de vivir lo más posible.