sábado, diciembre 30, 2006

FIN DE LA HISTORIA


La ciudad era un bullicio de semáforos jugando con la noche. Confeti de luces, mareas de humanos que deambulaban a prisa. Uno mira el reloj, la otra escucha atenta al móvil. Aquella lleva tantas bolsas que se tambalea como un tentetieso. Salvador conducía un coche de tapicería deportiva, nuevo, perfecto para lucir la última noche del año y encontrarse con ella. En su cabina escuchaba "I was doing alrigth". Al piano, Diana Krall. De pronto, verde. Al punto de arrancar, otra figura de la noche, una chica de abrigo rojo, botas negras, se le figuró una caperucita posmoderna. "¿Podrías llevarme a casa de tu abuelita?"
--pensó preguntarle-- pero, al contrario de como planeaba, aceleró. "Es una estupidez, me mandará al carajo".

Otro stop. Más gente. Algunos ya lucían smoking a las ocho de la noche. Algunos, ya estaban completamente bebidos a las ocho de la noche.
Ella. Sara. Tan linda. Siempre con la sonrisa aviesa y esa inocencia perversa que le llevaba por el camino de la amargura ¿Con cuántas chicas había intentado olvidarla sin conseguirlo?   "Vale, tío, deja de pensar ya en esa pedorra --le decían sus amigos-- no es más que una calienta pollas. Joder, parece mentira que no te des cuenta su jueguecito. Mira, yo creo que es lesbiana porque tampoco es normal que no le gustes ni un poquito, chico, con todas a las que te beneficias".
Eso era amor de amigos y lo demás eran tonterías
Por fin, aquella noche, una cita. Y en fin de año.
Ella Fitzgerald cantaba "Body and Soul". Sara era mayor que él la friolera de 13 años. Estaba divorciada, tenía un niño y aquel fin de año también estaba sola. Le esperaba en su coqueto apartamento abuhardillado en una calleja cercana al metro Sevilla. A Salvador le encantaba aquel lugar tan pequeño. Un apartamento de soltero y no de una mamá, pero es lo que le había tocado en el reparto matrimonial. Sara era su profesora de Armonía, una asignatura que Salvador cursaba sin excesivo interés puesto que el piano sólo era una afición. Así lo habían decidido sus padres y no quiso contradecirles. Tampoco tenía un especial talento, sólo "sensibilidad" decían algunos de sus profesores.

Cuando llegó al hogar de Sara se encontró una mesa perfectamente orquestada, con sus velitas, vajilla de "Limoges", cristalería de Bohemia, música de Puccini rozando el parquet del suelo.
Ella lucía bellísima, como un anuncio de perfume desorbitante. Sonriente, tranquila, segura de sí misma.
Al traspasar el umbral de la puerta, un terror desconocido se apoderó de Salvador. Los pendientes de Sara, unas harracadas con brillantes de firma, se le figuraron redes de araña que le atraparían como a un indefenso insecto. Acaso lo soñó, pero juraría que de su inmaculada sonrisa surgían unos colmillos sedientos de sangre, su sangre,y que sus pequeñas y cuidadas manos con manicura francesa se transformaban en garras de monstruo medieval. Enseguida se acordó de la chica de abrigo rojo, con botas negras.
"Espera, me he dejado algo en el coche".
Salvador dejó a la guapísima con un palmo de narices y se fue a buscar a caperucita por la urbe que brindaba y anhelaba lo mejor para el año nuevo.
"Soy, soy un insecto...Pero tú no me comerás", musitó en su deportivo.Fotografía: Diego Sevilla

viernes, diciembre 29, 2006

Explicar la vida


Intento explicarme la vida y sólo puedo maravillarme ante su presecia nueva cada mañana. Al continuo deambular de las horas, con sus brazos en jarras, o delgadas como el silencio para transcurrir sin ser vistas. Intento explicarme el dolor, el físico y el del alma, y concluyo que ambos son la misma cosa. Manifestación exacta de la emoción.
Humanos, vivimos en ocasiones maniatados por el instinto, maravillados por el regalo de los días, o clamando poque terminen y pase rápido ¿El qué? El vacío.
Foto Antona

miércoles, diciembre 27, 2006

CANTORES, A DAR EL COÑAZO A CASITA

Desde hace dos semanas acostumbran a pasar por la puerta de mi casa unos niños cantando repugnantemente mal, llamándo al timbre a las cuatro de la tarde, a las cuatro y media, a las cinco, a las siete, a las nueve y con la alevosa intención de
a) Que le abras la puerta

b) Que les des euros y caramelos
Pero claro, es que no sólo hay un grupo, hay tres o cuatro, conformado por otros dos o tres, o un componente y sólo tienen el objetivo final de atesorar money apelando al "espíritu navideño" . Un día, presa de ese espíritu les dí caramelos (que los vicios se los paguen ellos) pero ahora directamente salgo y los mando a freir monas y que vayan a darle el coñazo a sus padres.
Porque:

a) A ellos no les mueve ningún espíritu navideño que valga

b) Los padres les habrán pedido que se vayan con la "música" a otra parte

c) Cantan para darles azotes hasta que se callen y creo que su medida de presión es esa..."Hasta que no salgas no dejamos de atormentarte, de molestarte a la hora de la siesta, a la hora de la cena, a la hora de la película"
y porque...Todos los años es la misma gaita desde Halloween, noche de los muertos o víspera de difuntos en España y Latinoamérica

lunes, diciembre 25, 2006

El huevo y el demonio

Tú dentro de tu huevo,
yo, con mi demonio.
Expulsando criaturas,
renaciendo de su
lastre mortal.
A veces duerme
pero cuantas otras
despierta,
iracundo, rabioso
por ser saciado,
ansioso por ese
chute bastardado
de emoción.
Vive mi demonio
vida propia.
Prostíbulo ambulante
en mi cuerpo.
Desterrado del alma,
ahíto de rencor,
famélico de amor,
esperando, esperando,
siempre esperando.



Imagen de Sandra Pérez

Políticamente incorrecta pero maravillosa


















Holly Golightly: "Promise me one thing: don't take me home until I'm drunk, very drunk indeed"

O en otras palabras...Vamos a ponernos hasta el culo de todo. Es una petición, entre la mueca y el desencanto de Holly a su guapetón vecino, Paul (George Peppard milenios previos al "Equipo A") horas después de reencontrarse con su ex-marido que la conmina a regresar al viejo hogar.

El gran Truman Capote confeccionó un personaje adorable, quizá encarnación de alguna de sus facetas, a pesar de los innumerales "defectos" de Holly. She's a fake..Ella es "francamente falsa"...Es falsa pero auténtica en su falsedad. A nadie engaña la sofisticada y absolutamente libre Señorita Goligthly, quien colabora con la Mafia; a quien los caballeros le dan 50 pavos para el tocador (?), quien aspira a cazar a un gordo, o sudamericano millonario, quien sobrevive de ilusión, tomándose una rosquilla con café delante de los escaparates de Tiffays y quien bebe como una esponja en toda la película (algo no tan palpable en la novela).

El chico tampoco se queda corto...es una especie de Gigoló aspirante a escritor, mantenido por una madurita casada.
Lo que me llama la atención "Desayuno con diamantes" es la presencia continua del alcohol y del dinero, o la falta de él. Sus personajes beben whisky como si se tratase de agua y, en ocasiones se vuelven dañinos, infantiles, egoístas y miedosos. Quizá la humanidad que se desprende de ellos, junto con los preciosos vestidos de Givenchy hacen de este film algo eterno, intemporal y absolutamente moderno en los tiempos que corren aunque, quizá hoy, Holly sería una aspirante a top y él un diseñador de páginas web o director de cortos cinematográficos. Por lo visto, las actrices y los escritores son algo ya del siglo pasado.
Ficha Técnica
Breakfast at Tiffany's (1961)
Directed by
Blake Edwards
Writing credits Truman Capote
(novel)
(screenplay)
115'





jueves, diciembre 21, 2006

EL AMOR ES LA RESPUESTA


Ahora que nos revientan los tímpanos de tanto villancico . Ahora que nos echa humo la tarjeta de crédito, que invadimos los templos de la compra-venta enfebrecidos, enloquecidos, intentando colmar a las personas que queremos con objetos que harán más bello su atuendo, su cara o su casa. Ahora, que todos los aromas del mundo se nos ofertan con una promesa de seducción, estilo y polvo salvaje...Ahora quiero hablar del vilipendiado amor. Del subestimado amor. No sólo del rollo de "chico conoce chica", sino del amor fraterno, de la amistad, del colocón que nos producen las carcajadas en compañía de gente que nos importa. Una sonrisa de un amigo que se encuentra cabizbajo, arrancar la complicidad, el cariño, la solidaridad de cuantos querenos y de aquellos a los que no tanto. El amor debería ser siempre el gran regalo. El amor gratis, sin contraprestaciones, sin deudas ni favores pendientes. El amor porque sí y sin "porqués" y, si es posible, sin límites.

Según nos cuenta The New York Times, un reciente documental televisivo, titulado "The mistery of love" ejemplifica diferentes clases de amor igual de válidas que el tan magnificado amor erótico y sexual. Que también es algo maravilloso pero tan efímero, tan vulnerable como un polo de limón bajo el sol del verano. Es sencillo que se derrita ante otra seducción, ante el hastío y la monotonía. No ocurre así con la amistad.
Este documental muestra relaciones basadas en la solidaridad (y también el amor erótico, porqué no) y el cariño como la tabla de salvación a la que se ha amarrado buena parte de la sociedad americana tras el 11 de septiembre.
¿Ejemplos? Una pareja mayor e interracial que convive de forma platónica, el matrimonio entre una cantante de ópera y un porquero o un grupo de motocilistas que ayudan a niños que han sufrido absusos sexuales.
Frente a la competición, el conflicto y la violencia...La respuesta es el amor. Porque ya lo decían los Beatles "All you need is love". Algo tan simple, tan rico, tan humano

lunes, diciembre 18, 2006

La cita (cuento de Navidad)



Reservó una mesa en el Ritz de Madrid y una habitacioncita modesta pero elegante. Se trataba de pasar unas horas con una joven artista procedente de Zacatecas, México, deseosa de triunfar y con pequeños logros que le auguraban una esperanza de laureles. Era sospechosamente parecida a ella y eso le entusiasmó cuando se conocieron. Estaba dispuesta a todo. Por tanto, no habría problemas, ni malentendidos, ni negativas fuera de lugar. No era ella, desde luego, pero podría imaginar que sí, que ocuparía su lugar, que la vestiría con sus ropas, como hacía con todas las que amaba, que la recorrería entera y escudriñaría cada milímetro de su piel a cambio de unos miles de dólares. No muchos, los que ella necesitaba para su primera exposición fotográfica en México D.F.

Se atusó la barba y se reconoció con su nueva imagen en el viejo y descomunal espejo de casa. Estaba a punto de salir. Revisó su fisonomía, aún lucía algo de apostura a pesar de los años, el alcohol, los desengaños y las incontables horas de trabajo. Puso un poco de loción en sus hombros y muñecas, revisó su perfil, siempre mejor que su frente, y salió a la calle, sabedor de que ya nadie repararía en lo hidratada que estaba su piel, en sus nuevas ropas de Armani, ni en sus gafas Dior último modelo. Ni él sabría calcular la pasta que llevaba encima entre atuendos y billetes de cincuenta euros. Invisible pero forrado.

Siempre se había negado a pagar por el amor pero se sabía incapaz de afrontar la navidad sin ella, después de haberla saboreado, esperado y recreado durante meses.
La otra era un sucedáneo: algo más joven, bastante más inculta y por supuesto, la naturaleza de su relación se basaba en una imitación a la vida, en verdad, muy triste. Sabía que los halagos eran engaños, sabía que ya no era deseado (salvo por aquella otra, aquella sí que lo deseó durante breves instantes en los que se creó el hechizo de las almas que se buscan y se encuentran en el océano de los siglos); sabía que la chava lo quería para sufragarle su primera exposición en el México D.F de los cojones pero ¡qué importaba!¿No había hecho él lo mismo durante su juventud? ¿Vivir de las niñas y no tan niñas ricas de la alta sociedad de Madrid?¿Defenderse como gato panza arriba mientras en el terruño esperaba la novia y después sacro-santa esposa?

Ya no podría perder nada, porque su corazón era un puñado de escombros. Al menos esperaba que la chava se portase bien, como lo hizo ella, con esa dulzura descomunal y gratuita, con los innumerables besos que le secaban el aliento, a los que se sentía incapaz de responder por mor de la vejez y con la osadía de levantarle el vigor de puro amor, de puro y sincero afecto.
No, eso no iba a pasar con la chava, pero podría fantasear que se trataba de ella, aunque esta es más joven —maldita sea y con ese acento, cómo podré evitar que se rompa el sueño si habla así como hablan los de allá, “no más”?— y menos interesante. ¡Qué demonios! es falsa moneda. Pero...ya no puedo pedir más. La perdí, definitivamente.
Sí, no es ella. Pero casi. Proporciones similares, color de pelo y ojos. Más fresca incluso. Le pediré que use el mismo perfume, así en la penumbra de la habitación las diferencias serán aún menores. Le rogaré que no hable, de modo que con un poco de suerte será otra vez la misma.

Aquella que amó perdidamente veinte años atrás; después, tres años atrás y, por último (marzo, abril, mayo, junio, julio, agosto —mejor no recordar ese mes fatídico, por favor, no, no recordar las negativas dolorosas, las ilusiones rotas definitivamente, ese calor del demonio, esa gente invadiendo su casa esperando a la que nunca llegó— septiembre, octubre, noviembre) diez meses atrás y, posteriormente, en su cabeza y en sus miembros, cada día hasta aquel 24 de diciembre. Pero...¡diablos! ¡La última! Ella había sido en realidad la primera a sus muchos años. Casi había logrado olvidar su nombre pero no la forma de sus pechos, sus diminutas manos, los gemidos agradecidos, la sonrisa... Nunca tuvo nada igual, nunca amó del modo desesperado y casi desinteresado. Ella era la mejor creación de todas. Lo supo de inmediato cuando la gozó desnuda en sus brazos y en su lecho. La certeza fue aplastante cuando se marchó, cuando se dijeron definitivamente el último adiós. Aunque él nunca perdió la esperanza. Ni siquiera ahora, momentos previos a la cita sucedánea, a las navidades más espantosas de su vida y de su muerte ¡Qué bonito, demonios, qué bonito! Todavía era posible. Apenas quedaba media hora para su encuentro con la chava pero ella podría volver en cualquier instante, tocarle al móvil y pedirle que le abriera la puerta, porque no recordaba el número de su casa, ni el piso “¡divino despiste, hija! Pero te abriré la puerta y la otra, la de Zatatecas, se quedará aburrida en el vestíbulo más elegante de Madrid. Le daré sus pesos, pero jamás mi corazón. Sube, sube. Ella no eres tú, pero tú...¡demonios!, tú ya no eres más que una fantasía ¿Qué estoy haciendo? ¡Ella no vendrá!”, se dijo en voz alta con un asomo de lucidez que casi le pasma vivo. Se sorprendió de nuevo en su espejo y se vio más anciano que nunca. Dio un portazo y tomó un taxi hasta el lugar establecido. Después de todo, ya llevaba los dólares en la cartera, para que la chava no tuviera siquiera que hacer cambio de moneda ni perdiera guita por comisiones. Después de todo, ella no era ella, pero se le parecía.
Mi regalo de Navidad para todos vosotros
Foto de Antona

domingo, diciembre 17, 2006

SSCHICA, QUE TÚ LE EHTÁH HASIENDO A ESE HOMBRE



Ahí los tenéis. Ella cada día más esplendorosa. Él, con las ojeras a modo de sombríos cortinajes, intentando remontar el vuelo pero sin conseguirlo. Es que cada vez que veo una foto de estos tortolitos no puedo menos que compadecerme de ese hombre que, seguro está feliz como una lombriz pero," ¡ay m'hijo, veo que un día de estos tú no te levantas".

Jenny, por el amor del cielo, dale un poco de tregua a tu papito, si quieres que te dure, claro.

jueves, diciembre 14, 2006

London town




Bueno, ya tengo la cabeza sobre los hombros y puedo escribir algo inteligible. My husband and I estuvimos en Londres. Yo ya conocía la ciudad pero me encantó el ambietnte navideño en el Convent Gardent, mi lugar favorito de la ciudad. Ya sabéis...el faranduleo es lo mío. En la foto estoy sentada en el parque que hay junto a Saint Paul's Church, la capilla de los artistas, en un banco dedicado a la memoria póstuma de un actor de la calle. Me pareció muy tierno.

Por supuesto ví "El fantasma de la Ópera", por fin juntos después de tantos y tantos años escuchando la obra musical, que prácticamente me sé de memoria...Pero claro, las prisas, la imprevisión es lo que tiene: a última hora conseguimos unas localidades de Balcony, gallinero para los amigos...pero incluso desde allí ¡¡qué maravilla! Lo mejor, el fantasma: Oliver Thornton que encarna a un personaje lleno de ternura, con la carne a flor de piel, lleno de dolor, fiereza y devoción a su Christine (Rachel Barrell), que también estuvo maravillosa, aunque me chirrió en "I'ts all I ask of you".
Lo cierto es que Andrew Lloyd Webber rompió con esta obra que conjunga tantos estilos musicales. Ya es parte de la historia musical del mundo y, por suerte, de nuestro presente.

martes, diciembre 12, 2006

DE CARNE Y VIENTO


Como estopa
en la oscuridad
escrutan mis ojos
horizontes
inciertos.
Un manso desmayo
asoma
a los labios.
Ingrávidos,
flotando en nebulosas,
como escándalo de sangre
en la nieve.
Perpetua
búsqueda infinita
de manantiales
donde hallar tu canto
y el dulce encanto
de la voluptuosidad
humana,
la que nos convierte en
frágiles columnas de
carne
y de viento,
y de carne,
y de viento,

y de carne.
Imagen: Tolousse Lautrec "The kiss"

domingo, diciembre 10, 2006

PAL JOEY, DELIGHTFUL

JOEY EVANS (Frank Sinatra) A VERA SIMPSON (Rita Hayworth)

Why don't you get out something uncomfortable and I'llgive you a small audition"?


Con esta frase el caradura de Joey quiere convencer a Vera para que rememore sus viejos tiempos como bailarina de strip-tease. Con el número musical "Zip", que es algo así como la onomatopeya de una cremallera al deslizarse, Rita Hayworth vuelve a ofrecer una lección magistral de su arte y vuelve a quitarse un guante como en "Gilda".

La Columbia pretendía con este film dar el relevo a su nueva flamante estrella, Kim Novack, pero, sinceramente, creo que en toda la cinta la Hayworth gana por goleada en magnetismo y encanto. Aunque en el desenlace, la rubia de
"Vértigo" se queda con Ol' Blue Eyes
Frank Sinatra, como siempre, está delicioso. Hay quienes no le reconocen su mérito como actor pero creo que no habría que juzgarle a la ligera.
La famosa canción "The lady is a tramp" está extraída de este film, originalmente un musical de Broadway (1950) que se ha representado en diferentes ocasiones desde su creación con bastante éxito. La música de Richard Rodgers es simplemente maravillosa ¿Quién no conoce el tema "My funny Valentine"? Pues también lo podéis encontrar en el soundtrack de esta película.


Pal Joey (1957)
An Essex-George Sidney ProductionReleased by Columbia Pictures
Producer: Fred KohlmarDirector: George Sidney
Screenplay: Dorothy Kingsley,from the musical play by John O'Hara
The Stars:Rita Hayworth as Vera SimpsonFrank Sinatra as Joey EvansKim Novak as Linda English
Songs:By Richard Rodgers and Lorenz Hart"I Didn't Know What Time It Was", "There's aSmall Hotel", "Zip", "I Could Write a Book","The Lady is a Tramp", "Bewitched, Botheredand Bewildered", "My Funny Valentine","What Do I Care for a Dame?"
Song vocals for Miss Hayworth: Jo Ann GreerDances staged by Hermes PanGowns by Jean Louis
Color, 111 mins

MUSA FURIOSA


Cuando se hace pronunciado el silencio entre nosotros ya me digo: "otra vez el maldito creador, quiere hacerme enmudecer"¡Pinta de una vez, elegido de los dioses!¡Dibuja el pentagrama, ilumina el lienzo, emborrona cuartillas o moriré de inanición!. Marca un dos por cuatro que yo bailaré un pais à deux ¡Trabaja, maldito, trabaja! Pues me consumirá la rabia.
Tan espaciado silencio mata mi sonrisa, me torna arisca, insoportable. ¡Oh, bello! ¡Dibuja latidos para mí, gime para mí, recrea de nuevo sentidos y lamentos. Los míos te lo agradecerán. Sin palabras, sin gestos. En el delgado silencio que contiene las verdades del mundo y sus raíces ¡Te necesito, desagradecido! ¿No ves que no he de vivir sin tu aliento ?Soy la musa, no lo olvides, así que sacúdete la pereza, crea, y sácame de este largo confinamiento.

martes, diciembre 05, 2006

LA PRIMERA



Ella.
Todavía, ella es la reina de tu corazón.
Las demás sólo pasajes,
Imitaciones carnales
de ese amor tan puro que
te reventó las entrañas
hace, Dios sabe, cuánto tiempo.

Quizá su piel no sea ya
el sueño de una noche de verano
pero su recuerdo invalida
todo lo venidero.
Aquel pasado tan
sublime, el que te hizo tan
hermoso, un día ya lejano.



Imagen encontrada en vailima.blogia.com/

DESAPARECIDA


Amigos bloggers. Os subo un relato que leí en la "Feria del Libro 2006" de la Región de Murcia. Por si os apetece echarle un vistazo este puente. Aunque espero que tengáis cosas más interesantes que hacer


Andaba como si eslabones de mil generaciones lo ataran a la mundanidad. Era una cadena gruesa, pesada como los transbordadores de amargura que transportaban inmigrantes irlandeses a Liberty Island, Exhausto de malvivir, hastiado de largos meses y años de sequía amorosa, desnudado de su orgullo viril, de su petulancia juvenil, de su antaño éxito con las mujeres y de su arrollador triunfo, pensaba en la imagen de Susana tendida en el suelo de la cocina, bajo un charco de sangre, con su melena trigueña jugueteando con los glóbulos. Y esa mirada. Estupefacta, sombreada por el khol que gustaba usar, atenta a los acontecimientos que todavía se podían adivinar asomando a su retina. Él no era malvado. Todos lo conocían afable, pesaroso a veces, amargo casi siempre, y gruñón como un Papá Noel de vacaciones. Salvo aquel día. Algo surcó su mente y la contención y el desgaste de los fracasos sentimentales se vinieron a pique en un segundo. Una compuerta de rencor secular quedó entreabierta en los hilvanes de su mente y pasó lo que tenía que pasar.

No salió corriendo. No. No era un cobarde, asumiría la acción. Así lo había decidido mientras el pequeño Klein gateaba, ignorante, sobre su madre muerta mirando, ora al viejo artista, ora a Susana, como cuando jugaban a los sustos. Un puchero se dibujó en su rostro cuando se acercó varias veces al pecho de mamá y no observó movimiento. Miró a aquel señor mayor que visitaba la casa de cuando en cuando pidiéndole inútiles explicaciones. Tengo que salir, me falta el aire, le dijo excusándose.

Marchó a dar una vuelta por aquel barrio residencial de Dakota.
En “Engelberg Lane” todo parecía en calma. Un nublo descomunal y húmedo remojaba el césped de los vecinos y sólo a lo lejos contempló a un deportista haciendo jogging. Eran las siete de la mañana de un 1 de noviembre. Henning imaginó el fantasma de Susana pegado a ella como una lapa, como el rocío que te cala los huesos para llevarte con la culpabilidad más allá de la otra vida. Dio varias vueltas a la manzana como un lobo acorralado. Desde luego, había sido un hombre de éxito, tenía una reputación, no podía dar un disgusto semejante a sus hijos. Todos lo tenían por un tío un poco raro pero en absoluto malvado. Incapaz de agredir a nadie, al menos físicamente. Aunque conocían su mal genio, sus depravadas palabras, sus ataques de ira y su subjetivísima visión del mundo. Nadie esperaría algo así de él. ¿Qué hacer?.

Entró de nuevo en el hogar de Susana. Agradeció los 24 grados de calefacción central y el aroma familiar pre navideño, casi pacífico que se respiraba. Volvió a la cocina con la esperanza de un milagro. Que ella ya no estuviera muerta, ni ensangrentada, ni con sus ojos clavados en el techo. Que todo hubiese sido un mal sueño. Pero no. Ahí permanecía y ahí seguía el pequeño Klein con sus pucheros, sin llegar a romper el llanto. Él también esperaba un milagro.
Inició el monólogo más absurdo del mundo. El que dedican los humanos a los que no están. El del verdugo y la víctima, el del despechado contra el desencantado. El de la conciencia contra la pasión.
“Susana eras mi única oportunidad de volver a ser feliz, de iniciar una nueva vida a tu lado. Pero en el fondo te lo mereces por ser tan independiente, por arruinarme mis planes. Por ser tan mala, por decirme que en realidad no me amas, que sólo te apetecía un coqueteo. Aposté por ti y me defraudaste. Sí, estás mejor muerta. Quise ser tu Pygmalión ¡Tenías tantas posibilidades de convertirte en alguien extremadamente elegante! Pero tuviste que estropearlo todo con aquel, por favor, seamos amigos, por favor, no quiero perderte. Necesito tu apoyo, tu cariño incondicional y no, no me pienso volver ir a la cama contigo. Esto ya ha llegado demasiado lejos. Te aprecio mucho pero no estoy enamorada. Hace siglos que no siento eso por nadie, soy una descreida, una desconfiada. ¡Anda! No te enfurruñes conmigo. ¡Qué tristeza por Dios! ¡Qué medianía! ¡Podríamos ser algo tan grande juntos, tan felices!”

Susana bella era secretaria de dirección; políglota, culta e instruida. Se casó enamorada de un empresario de cementos pero al poco tiempo se divorciaron porque ella no sentía nada concreto por él. ¡Pero estamos bien!¿No?. No, cariño...Hagamos las cosas bien. Tú puedes volver a empezar, como yo. El niño estará bien atendido, podrás verlo cuando quieras. Es mejor decir adiós, ahora.
Susana Bella ahora estaba fría como el mármol y un hurón arrepentido daba vueltas a su alrededor intentando encontrar una solución a lo irremediable, una justificación a su villanía, la valentía de su cobardía.
El pequeño Klein acababa de ensangrentarse con su mamá y alzaba sus brazos, esperando el regazo de aquel señor mayor que visitaba la casa de cuando en cuando. Jason tomó al nene. Acto seguido lo envolvió en una manta y llamó a la policía. Encararía la situación como el caballero consecuente que era, sin pizca de cobardía. Pero, antes, solicitó un último favor a Susana Bella.
“Susana, desaparece, por favor, desaparece. Con un poco de suerte, sin cuerpo del delito no habrá delito que valga. Susana, por favor, haz esto último por mí: Desaparece, desaparece, desaparece”.
Como por arte de magia, el cadáver de Susana se convirtió en aire. Estupefacto, tomó al niño en brazos y abandonó aquella casa residencial estilo Tara, demasiado grande para una madre, ahora, soltera. Ahora, en realidad, muerta y desaparecida.
La policía nunca dio con el paradero de Jason que viajó hasta el Mar de Cozumel y allí se instaló con unos miles de dólares que guardaba bajo el torso de un emperador romano, fruto de su imaginación y de sus manos ya tan gastadas por el uso.
Allá marcharon el niño y él y comenzaron la nueva vida.

ALFREDO BRYCE ECHENIQUE


"A veces, cuando estoy solo me siento en excelente compañía"

lunes, diciembre 04, 2006

BARCAROLA CUMPLE 27 AÑOS



La prestigiosa revista literaria "Barcarola" cumple 27 años y en su último número ¡Me publica un relato! Todavía no me lo creo.
Podéis verlo, pinchando en www.barcaroladigital.com

domingo, diciembre 03, 2006

La herida de San Juan de la Cruz

“Quien te dice que ausencia causa olvido, mal supo amar.
Porque si amar supiera ¿Qué la ausencia?
La muerte nunca hubiere las mientes de su amor adormecido.
Herido es el amor tan penetrante que llega al alma
Y la tuya fue flecha de quien la mía dichosa fue herida.
No temas, pues, en verme así distante;
Que la herida una vez hecha, siempre,
Siempre y doquiera será herida”