lunes, febrero 24, 2020

Micromachismos: mujer tenías que ser




No hay machismo pequeño porque uno sobre otro, amontonados en el transcurso de los días, años y décadas transforman la vida de algunas personas de una forma cruel.
El machismo es como el mal. Pretenden hacernos creer que no existe y de ese modo  su mancha se extiende de un modo silencioso pero inexorable.

Lo llamamos micromachismos porque no matan, pero marcan una diferencia. Los cambiadores de bebés siempre son en el aseo de señoras, como si los señores no pudiesen portar un bebé y asear a sus hijos.


Hay coches que sosiegan su marcha en una calle oscura cuando pasan cerca de una mujer y bajan la ventanilla y dicen algo a la mujer que acelera el paso, con un repeluzno gris y frío sobre su nuca. Actitudes que se denominan violencia suave, como que alguien a quien no conoces de nada y con quien no deseas establecer ningún tipo de intimidad, se permita el lujo de invadir tu espacio del modo que sea. O que nos veamos obligadas a saludar con un beso cuando somos presentadas, como si dar la mano fuera algo que sólo se da entre caballeros.


Hay refranes y dichos deleznables que, quizá nos hacen gracia pero que nos tratan sin compasión: detrás de un gran hombre hay una gran mujer; Mujer al volante, peligro constante; De la mujer, el tiempo y la mar, poco hay que fiar. Y si no, la más cruel de todas: a la mujer búscala delgada y limpia, que gorda y guarra ella se volverá.

El término micromachismo fue acuñado en 1991 por el psicoterapeuta Luis Bonino Méndez, para dar nombre a prácticas que otras y otros especialistas llaman «pequeñas tiranías», «terrorismo íntimo» o «violencia blanda», menos populares que el primero.

Estas micro crueldades se cuelan en la RAE cuando designan al sexo débil como el conjunto de las mujeres; cuando se excluye de la historia a grandes artistas. O esas consortes con una influencia innegable en la obra de sus maridos que jamás recibirán un Oscar o un Nobel. Me refiero a la esposa de Hithcock, Alma Reville, o la inefable compañera de Juan Ramón Jiménez, Zenobia Camprubí.

Poca gente sabe que Hedy Lamarr, aparte de ser bellísima inventó el Bluetooth, o que Stephanie Kwolek inventó el chaleco anti balas, o que Mary Anderson, hizo lo propio con el limpiaparabrisas.

Son ejemplos pequeños pero contundentes, como el hecho de que, en las calles del municipio de Murcia, apenas aparezcan nombres de mujeres y cuando lo hacen son miembros de la realeza, monjas o personajes de ficción como Dulcinea o Artemisa.

Mujer tenías que ser, sí, y por suerte. Hemos nacido en el mejor de los tiempos posibles donde el amo no te violará de noche por aquello del derecho de pernada. Mujer con derechos, pero viviendo en un país que aún tolera, incluso con simpatía, ese machismo que nos condena a ser objetos o a ser, directamente, invisibles.

La imagen es de Intermon-Oxfam

domingo, febrero 16, 2020

J.LO en la cima del mundo




Donatella Versace le entalla el vestido y comenta: tienes mejor cuerpo que hace años. Esto es una locura. Jennifer López ni se inmuta. Quizá para sus adentros habrá pensado: cuatro horas de gimnasia al día y vivir a dieta de proteínas tienen su recompensa.

El otro día en la Super Bowl creo que hombres y mujeres nos pasmamos ante el poderío de la puertorriqueña. Qué pelazo, qué cuerpazo, qué caderas y, diantres, qué fuerza para mantener un plano inclinado en una barra vertical. Si antes todas queríamos ser Madonna, creo que ahora todos y todas queremos ser J.LO.

El poder latino, sí, pero el poder de una mujer con 50 años que se ha batido el cobre en las calles de Brooklyn, en los conservatorios cutres de Nueva York y que no ha perdido ni un ápice de entusiasmo por el futuro. Sí, señoras y señores, a las que venimos de abajo se nos nota. Jennifer no se rinde. Confesaba días después de su actuación en la Super Bowl que sintió cierto pánico al aceptar el encargo, pero se dijo a sí misma: soy una gran bailarina, una gran cantante, una gran actriz, claro que lo puedo hacer.

Quienes ven a esta newyorrican como un ejemplar con un físico puro del hetero pratiarcado es que carecen de horizontes. Es la niña pobre que ha triunfado. Es la mujer que ha sido madre, ha superado todas las barreras de la edad y nadie osa a bajarla de un escenario porque lo domina como pocas. Es la inspiración para cientos de miles migrantes latinas de todo el mundo, no sólo americanas, y es mi inspiración cada vez que me falla la voluntad y me quiero zampar un donut de chocolate. Nada de eso, Lola, mira a “yilou”. Es más, me voy a poner una foto de ella en la nevera, a ver si adelgazo unas libras y me sacudo la pereza para hacer pesas, porque, creedme, no hay nada más pesado en este mundo y aburrido que las rutinas de pesas.

El mundo es de los valientes y vaya que sí, ella lo ha sido siempre. Seguro que al principio sabía que el cine le venía grande, quizá incluso el mundo de la canción, pero ahí la tenéis. Con miedo, bate sus propios límites, desafía a la gravedad y el mundo se queda boquiabierto al verla sonreír ante el chute que produce que te contemplen y vibren junto a ti 110 millones de espectadores (más los 60 millones de visitantes que tuvo la actuación horas después en Youtube).

Como afirmaba también días después: “nada de sexy, nada de porno, Shakira y yo somos madres, esto es una celebración del poder de la mujer, del poder latino y estamos muy orgullosas de nuestra actuación”.

Ante infantes separados de sus madres en la frontera con Mexico, Jennifer López, responde con un inmaculado ejército de niñas que cantan Let’s get loud y luce orgullosa en el escenario la gigantesca bandera del hermoso y amado Puerto Rico.

lunes, febrero 10, 2020

El demonio y sus patrones




La novela negra nos recuerda que el mal existe y que es mejor que no lo olvidemos. Todos somos víctimas de víctimas y escarbar en la historia para hallar la raíz primigenia de la oscuridad nos sumerge en leyendas y religiones vetustas que nos acercan a la ciencia ficción pero ni tan ciencia, ni tan ficción. Palpitan en nuestro subconsciente colectivo de un modo innegable.

Hay mujeres y hombres que desconocen el significado pleno de la palabra amor porque para ellos los afectos que mamaron en casa venían acompañados de gritos, golpes, correas al aire, palabras mal sonantes y miedo, mucho miedo. Por tanto, cuando encuentran un amor real, o bien les aburre, o no les interesa. Para ellos todo lo que carezca de ese chute de incertidumbre y peligro se puede parecer a una amistad, pero nunca al amor.

El amor en casa se teñía de violencia, de oscuridades inexplicables, de secretos en el peor de los casos y de hastío y pasividad en el mejor. Vivir esta clase de infancia crea unas orfandades difíciles de sanar. Lo peor es que uno sale de casa, evoluciona, pero encontrará en el camino ese chute, ese esquema relacional que te hacía sufrir pero que te es tan familiar y vas y te enamoras ¿de qué? De lo que conoces. Y el peligro te pone, sabes que te hará daño, pero te es tan familiar. Sabes que te dolerá, pero es que ya estás acostumbrada al dolor y te enganchas aunque esos vínculos malsanos te destruyen casi por completo.

Así que sí, queridas y queridos, el mal existe y a veces ha estado viviendo en las paredes de nuestro hogar. Ese mal se hereda en la mayoría de los casos. 

Existen los hijos de Caín, los sociópatas y los psicópatas pero, en la mayoría de los casos, ese mal procede de una depresión sin diagnosticar, o esquizofrenia o de una terrible adicción. Es un mal que se padece desde dentro y que ataca a quienes tiene más cerca. El que lo ejerce es consciente a veces y a veces no, pero el sufrimiento que conlleva por ambas partes, agresor y agredido es innegable.
La buena noticia es que el mal se puede extirpar de raíz, una vez que se toma conciencia de él, que somos los dueños de nuestro destino, capitanes de nuestra alma y en nosotros reside la decisión de seguir enganchándonos a ese patrón terrible que nos aterrorizaba en la infancia y nos incomoda en la adultez o romper esos círculos del horror.

Se pueden sanar las relaciones, se puede salir y aunque tu infancia fuera un infierno la mayoría del tiempo, tu vida actual merece gozar del amor verdadero. El que te cuida y protege, el que te mantiene a salvo.  El único digno en verdad de llamarse amor. Lo otro: el chute del miedo, la incertidumbre, la adrenalina, los estallidos de ira y las montañas rusas emocionales están en las antípodas de las relaciones hermosas.

domingo, febrero 02, 2020

Amigos, amantes y parejas






Mi amor también es mi mejor amigo. La persona con la que comparto casi todo. Y una de mis 250 canciones favoritas dice algo así como que podemos ser los mejores amigos y también los mejores amantes. Honestamente no creo que haya otra forma.

¿Los grandes amores surgen de la amistad? No, a veces surgen de una atracción magnética, irresistible que lleva a los amantes a la cama y la amistad llega después. ¿Puedes ser el amigo/a de tu amante? Sí ¿Pueden esas relaciones convertirse en algo serio? También, pero, sin duda, hay que romper algunas paredes porque a veces los mayores pudores no se dan al vernos sin ropa. Cuesta más desnudar el alma y mostrar tus vulnerabilidades que un pecho, por poner un ejemplo.

A la eterna pregunta de si hombre y mujer pueden ser amigos sin que medie atracción física entre ellos, la respuesta es: por supuesto. De hecho, según la experta Linda Sapadin, la actualidad promueve muchas y variadas formas de interacción entre hombre y mujer. Antiguamente, no. Ya sabéis: las mujeres en casa, los hombres, en el trabajo, por tanto, la única manera que tenían de encontrarse ambos sexos era en las relaciones románticas.

Personalmente, tengo muchos conocidos hombres y algunos amigos. La relación de amistad pura y dura siempre ha sido posible en la mayoría de los casos. En otros no tanto. Si hay atracción por una de las partes, todo se complica. Así que si hay atracción y hay o ha habido sexo en una época anterior de la relación, la amistad en algunos casos es casi imposible. Uno de los dos estará añorando esos otros momentos, la otra/o no, y se sentirá incómoda/o, e incluso molesta y ofendida. Los hombres, por norma general se ofenden menos si una mujer les demuestra su atracción.
Los mejores amigos se ríen el uno del otro, se cuentan todo e incluso, no es preciso mediar palabras entre ellos. Se conocen tan bien que se adivinan los miedos, los estados de ánimo y las inquietudes con una mirada.

Enamorarte de tu mejor amigo o amiga puede resultar un gran triunfo, el desenlace perfecto a años de camaradería y cariño o un desastre completo porque si fracasas lo pierdes todo: la amistad y el amor.

Ahora se llevan mucho las amistades con derechos, pero, francamente queridas, y hablo especialmente para vosotras, estas suelen acabar sólo regular y por supuesto, olvidaros del anillo y el compromiso si la cosa no va más allá de encuentros sexuales y raticos sueltos.

Amiga, si te has enamorado de tu mejor amigo, lo mejor es que se aclare la cuestión cuanto antes. Díselo y no pierdas el tiempo con maquinaciones y disgresiones mentales del tipo “me ha dicho esto ¿qué querrá decir? Porque te volverás loca. Además, tengo una buena noticia: los hombres son literales, déjate de adivinanzas.

A veces es mejor un no tajante que vivir de ilusiones durante décadas. La vida pasa rápido ¿Qué os voy a contar que no sepáis?