martes, enero 25, 2011

La seducción del conflicto, a natural man, a natural woman


El ser humano siente una extraña fascinación por el conflicto. No digamos por los personajes con conductas que se salen fuera de lo normal y dando por sentado que lo de "normal" es un guante difícil de ajustar en estos tiempos.


Los estudiosos de la conducta, acaso fascinados por lo exótico de determinados comportamientos humanos, sienten una avidez inusual cuando alguien se sale fuera de lo habitual. Igual que vamos más o menos uniformados por fuera, en el día a dia, también lo vamos por dentro. Hay conductas, modos, enfermedades y hasta vocabularios referentes a una época concreta, a la nuestra, a la que somos coetáneos. La globalización y la existencia de la red nos uniforma aún más si cabe. Hay ciudades que son calcadas la una de la otra. Sin casco antiguo no habría diferencia apenas entre el interior de un centro comercial a otro.




Los mismo ocurre, me temo, con el género humano. Al menos en la superficie. Estoy segura que en el fondo todos somos complejísimos, conflictivos, depredadores y víctimas, lobos y corderos. Todos barajamos al cabo del día una serie de rituales. Todos nacemos limpios, salvajes y un poco clarividentes, con un instinto especial para la supervivencia. Oler, tocar, besar, chupar. Ytodo eso lo vamos perdiendo por el camino. Pero ¡ay! de aquel que no lo quiere perder, de aquel que se siente en posesión de un gran tesoro y evita la uniformidad. Algunos se defienden de ella con uñas y dientes. Otros perecen en el intento, auténticos mártires de la especie intrínsecamente humana.


La conclusión humilde es que adoramos a los conflictivos y nos seduce el diferente porque nos provee de un legado esencial. En él nos reconocemos. Ha tenido el valor de preservar el instinto, la rabia, la fuerza y se muestra al mundo sin convenciones ni modas de una época. Nos seduce ese hombre natural, esa mujer natural por su valor, porque vivimos a través de ellos y porque nos muestra una esencia que fue compartida por todos y que la uniformidad de nuestros días extirpa de forma inmisericorde de nuestras vidas.

viernes, enero 21, 2011

The shadow of your smile

Otro stándart absolutamente embriagador y super romántico. Os he seleccionado diferentes versiones de este tema bastante difícil de cantar.
La música es de Johnny Mandel, con letras de Paul Francis Webster. Aparace en la banda sonora de The Sandpiper y obtuvo el Oscar al mejor tema original, también fue premiada con un Grammy.
Hay versiones de Barbra Streisand, Shirley Baseey, Astrud Gilberto, Frank Sinatra, Perry Como e incluso Marvin Gaye.
He aquí algunas muestras



Me gusta más que Perry Como


Marvin, un adelantado a su tiempo como demuestra con esta versión


Sí, sí Tony Benett y ¡¡Juanes!!



Muy interesante versión de Gigi MacKenzie

jueves, enero 20, 2011

Historia de una canción. You go to my head

Esta canción es tan hermosa que ella sola merece un post. No sé qué es...pero la siento en las tripas, en la piel, en la cabeza.
Compuesta en 1938 por J. Fred Coost, con letras (absolutamente maravillosas) de Haven Gillespie



Frankie, absolutamente demoledor



La sofisticada Diana Krall, algo masculina, algo derrotada



Sarah Vaugan le da una dulzura especial



Elegante como pocas. Adoro a esta cantante.

lunes, enero 17, 2011

Pantalla grande







Cuanto tiempo sin escribir aquí, en este enorme monitor. Me encanta mi ordenador chiquitín, ese que te cabe en el bolso, pero, cierto, cuando una empieza a desplegar ventanas a copiar y pegar, nos quedamos sin espacio. Debe ser parecido a lo que ocurre cuando uno tiene una visión amplia del mundo y se tropieza con personas de mente estrecha. Dan ganas de coger las cabezas de determinados seres y añadirle tres palmos y medio por arriba de sentido común y cuatro por abajo de tolerancia. No quisiera posicionarme aquí desde la superioridad moral que esgrimen algunos y que odio. Eso del buenismo no va conmigo. Además, con estas afirmaciones parece que soy perfecta y no lo soy. Nada más lejos de la realidad. Incluso tengo momentos de cerrazón mental pero me duran poco porque ¿De qué me sirve odiar, desear el mal al que me ha jugado una mala pasada, envidiar o codiciar? De nada. Cada día soy más feliz. Cada día estoy más contenta con lo que soy, con lo poco que tengo y con lo poco que me importan las vanidades ajenas. Incluso las propias. Creo que ahora entiendo el bolero ese de "no pretendo ser tu dueño, yo no tengo vanidad". Pues sí, me ha costado unos añitos pero lo estoy consiguiendo. Quizá me esté ayudando el Yoga, esa mujer magnánima de la que tanto aprendemos todos sus alumnos que es Marisol Suanzes y que nos muestra con cada clase, que somos muy poco si se nos olvida vivir el momento presente. Que es importante para respirar para saborear una infusión, un trozo de chocolate, un beso, el abrazo de un amigo, una risa.
Creo que tenemos que intentar ver la vida en pantalla grande ¿Cómo es posible que la gente se alegre por lo que le ha pasada al consejero Pedro Alberto Cruz? Yo no lo entiendo, para esas actitudes tengo la mente muy pequeña.
También creo que deberíamos intentar cada día, cada cosa en la que nos impliquemos, hacerlo a lo grande. Absolutamente todo. Nuestro trabajo es grande. Nuestros momentos han de serlo. La vida es generosa siempre, siempre, siempre. Como me dijo Laura Wilkis, tú pide. Va a ser verdad eso del secreto. Va a ser verdad y todo.
Las fotos son de Javier Sánchez

domingo, enero 16, 2011

Atacar al diferente

Hace pocos días reflexionaba en el blog sobre lo ocurrido en Arizona. Un ambiente hostil, un clima de continua crispación social y ya tenemos a un franco tirador. Así que, con lo ocurrido al consejero Pedro Alberto Cruz, estamos más cerca de convertirnos en un foco de violencia ¿Y quien tiene la culpa? Algún amigo de facebook apuntaba que la tenemos todos. Y es posible. El pecado mayor de todos nosotros es el de omisión. Porque hoy es un consejero, pero ayer fue una inmigrante que dormía en una discoteca abandonada en Aravaca, un empleado que no cae bien a un grupo de presión, alguien incómodo que deja al descubierto ciertas vergüenzas, políticos que se empeñan en defender sus valores en territorio comanche, o ser mujer, o ser de otro color, o ser diferente. Ahí radica el objetivo de los violentos. El diferente, el que se atreve a defender su postura, a pesar de su "impopularidad".
Hay muchos tipos de violencia contra el diferente, contra el que nos cae mal, contra las personas sobreexpuestas. Y esto es lo que creo que ocurre con Pedro Alberto Cruz. Uno puede estar a favor o en contra de su política cultural pero, desde luego, no se puede decir que sea un político que se rasque la barriga. Y de esos hay unos cuantos cientos de miles. Pero, sobre todo, está continuamente en los medios de comunicación. Para bien y para mal. ¿Contra quien han ido estos animales? Contra el que sobresale y, si me apuran, contra un político que puede ser sospechoso de muchas cosas pero no de corrupción.

En cualquier caso, la violencia -- la física, la social, la callada-- me produce horror y creo que así nos parece a la gran mayoría, a tenor del clamor generalizado contra este atentado en facebook.
Si somos mayoría los que nos oponemos a la violencia, del tipo que sea ¿Por qué miramos hacia otro lado en ciertas ocasiones? ¿Porque no nos toca directamente a nosotros? Pues siempre nos toca a nosotros. Porque si no es hoy, será mañana.

No me imagino como se tiene que sentir el consejero tras esta agresión. No me imagino cómo se pueden sentir quienes padecen la violencia de los otros en carne propia. A veces el ser humano da miedo.No entiendo qué razón --personalísima supongo-- deben tener los agresores para acercarse a la casa de un político y arrearle con un puño americano hasta casi saltarle un ojo.

A la hora que escribo esto, todavía está el consejero en la UCI. Es una buena persona, es un tipo trabajador cien por cien, con todos los peros que pueda tener su política cultural, que nos puede gustar o no, o su carácter que nos puede gustar o no. Yo he sentido mis más y mis menos por él, pero el día que decidieron atacarle con tanta vehemencia me puse más de su lado que nunca. Y ese día no fue ayer. Lo del puño americano es una anécdota. Ha habido muchos tipos de violencia contra este consejero y, lo siento, me ha parecido repugnante en todo momento.

martes, enero 11, 2011

Hablar



España es un país optimista porque hablamos mucho. Eso dice el psiquiatra Luis Rojas Marcos. No sé ustedes pero llevo una semana de hablar y hablar. Horas al teléfono desafiando todas las tarifas planas del mundo. En una mañana supe de gente como Antonio Gala, recién operado de los ojos, de Ruiz Zafón, que vive en California, de Juan Marsé, que está de promoción de su libro y no quiere añadir más bolos. Hablé con mi amigo Soren largo y tendido, porque no puede ser de otro modo con él. Con la librería Tres rosas amarillas. Con la FAPE de Madrid, con Clara Neila de la SGAE, con la librería Fuentetaja, con Mañas, que casi se me olvida y con María Dueñas.
Sé, me consta, que este tipo de conversaciones no debieran ser terapeúticas, pero lo son ¿Por qué? porque los españoles siempre nos contamos otras cosas entre gestión y gestión.
Así que hablar es bueno, porque nos conecta de un modo especial.
He de reconocer que muchas veces me da pereza el teléfono, pero también he de reconocer que las gestiones realizadas con una conversación de por medio suelen ser más fructíferas y las relaciones son mejores.
Siempre uso el mail para todo, pero, a partir de ahora, y puesto que ya me cobran los de Vodafone una tarifa única para mañanas y tardes, la gastaré.
¿Por qué nos gusta tanto hablar? ¿Por qué preferimos la voz humana al otro lado al frío correo elecrónico? (Que no debiera ser tan frío, por otra parte) ¿Por qué hay autores que nunca se ponen al teléfono? ¿Por qué otros se ponen siempre?
Hablar nos supone un coste mayor de tiempo pero nos permite llegar al otro de un modo más directo. Así que, siempre que el interlocutor me lo permite (que no siempre) yo prefiero llamar. Sé que el móvil es una herramienta a veces inoportuna, pero existe la opción de silencio y apagado. Yo la uso mucho. Prefiero hablar y que me hablen, y, en eso, he de reconocer que he cambiado. Creo que, en parte, se debe a una pérdida del miedo a la vida, a los demás y a la gente. La asertividad, que dicen los psicólogos. Llamar, sin molestar, sin incordiar, a horas prudentes, pero hablar, hablar, hablar. Sólo así se salvan las distancias. Digo yo que se lo podía aplicar más de uno.

Image de Neuro-blog


lunes, enero 10, 2011

Arizona. Jugar con fuego


22 añitos. Pum, pum. Seis víctimas mortales, entre ellas, una niña de seis años. El objetivo del asesino, la congresista demócrata Gabrielle Giffords, se encuentra grave, pero viva. No hace muchos meses, conocí a Isabel Espinal, de la Universidad de Massachusetts. Vino a hablar de redes sociales y como reflejo de la realidad nos explicó un movimiento contra los prejuicios raciales en Arizona. Recuerdo esto como un anécdota. Es curioso que un chico hispano fuese el agarró de la mano a la congresista y la apartó de la línea de fuego. Hoy se saben detalles.
El joven Jared, el presunto asesino, ya le tenía ganas a la congresista. Bien, todo esto lo han podido leer estos días en los medios de comunicación. Nada nuevo bajo el sol. O sí. Quizá esto sea un síntoma.
La política está intoxicando peligrosamente la sociedad. Pero esa no es la función de la política.

La política debería servir a los ciudadanos. Crear eso tan anhelado y complicado que es el bien común, garantizar derechos fundamentales.Lo que no debe hacer la política es sembrar el odio, generar radicalismos, oponerse por sistema a todo lo que genere el partido contrario o etiquetar a los ciudadanos en función de sus preferencias. En España, si te gustan los toros eres de derechas. Si estás en contra de que se fume en los lugares públicos, de izquierdas. Absurdo.

Este escrito es muy sencillo. No hay en él pretensiones. Es fruto del estupor. La incredulidad.

Creo que el aplastante sentido común debiera imponerse entre tanto ataque a colmillo retorcido, entre ese resentimiento que se está generando entre las gentes. Ese enrarecimiento artificial que, de verdad, de verdad, no existe en las entrañas del pueblo, pero que a fuerza de la difusión pública y reiterada de este radicalismo duro, cala en la sociedad. No sé si antes fue el huevo o la gallina, pero desde luego, creo, que la mayoría de los asuntos que enfrentan a las personas por cuestiones políticas, el huevo, el germen, es ese ejercicio peligrosísimo que se juega desde diferentes tribunas. El juego de sembrar rencor, revanchismo, mala uva, descalificación general, prejuicios.

Por favor, señores políticos, dejen de jugar y ocúpense del bien común, si es que les queda un poco de sentido de la coherencia y de la cordura.
Imagen de Germán Sáez

jueves, enero 06, 2011

Por lo que nos une, por lo que nos separa



Paco López Mengual encontró un libro de Paul Auster de segunda mano, con esta dedicatoria: Por todo lo que nos une, por lo poco que nos separa. Y ahí comencé a imaginarme muchas historias. Las que llegaron más rápido a mi mente eran las más obvias. Me he tomado esto como un ejercicio literario. Y mis ejercicios literarios son rápidos, sin premeditación.
A ver qué sale.

Samuel leyó una dedicatoria. Concisa. Doliente como un puñal. Por todo lo que nos une, por lo poco que nos separa. Ese "poco" contenía ira, frustración. Su niña era así. Dulce y venenosa. Incluso cuando se mordía la lengua, la ponzoña rezumaba de sus labios. Sólo Samuel podía descifrar el profundo amor y el profundo odio de esa sencilla dedicatoria. Casi lo primero que se dijeron a las pocas semanas de conocerse era eso de odi et amo. Cada cual quería dominar al otro. Así era imposible amarse. O sí. Hubo estampas fugaces.

Cuando atracaron el último banco, ella le dijo que ahí se separaban los caminos. Y fue como un cuchillo. El escucharla, el acero de sus ojos: "Me he vuelto a enamorar, lo siento...No puedo esperar toda la vida que quieras comprometerte conmigo, así que, para jugar me busco a otro,".
Una última mirada. Una interrogación idiota.

- ¿Qué harás con tus cosas?
- Quédatelas
- ¿Qué haré ahora?
- Francamente, querido, no me importa.
- ¿Y nuestro bussines?
- Yo sólo hacía esto por ti, ahora ya no tiene gracia. Volveré a mi tienda de antigüedades. Y más vale que salgas cagando leches de aquí, he avisado a la policía
-Cabrona.
-Mamón.

Ella se encogió de hombros, se colocó el antifaz y se escabulló por el butrón perpetrado hacía 15 minutos. Todavía estaba caliente. Samuel corrió, corrió todo lo que pudo, como nunca. Pero algo le había paralizado el corazón. Odi et amo. Ella no le inyectó un veneno mortal con una jeringuilla pero saber que nunca más podría hacerle el amor --¿Qué hacer el amor? Follar como bestias, adorarse, arrancarle al sexo todos sus sentidos, acabar derrotados, enamorados --y robar, claro está.
No quiso correr más.

Le metieron en la cárcel y así comenzó a leerse los libros que ella le había regalado en todos estos años y que no se había molestado en destripar. Y miró esa dedicatoria una y otra vez. En el fondo, le hacía un favor. Se enterraría en vida unos años para sumergirse en el mundo de las letras. Odi et amo. Le venían de continuo sus frases: deberías buscarte otro modo de ganarte la vida; nunca lees nada decente (y negaba con la cabeza pesarosa); podríamos empezar en otro lado, tener niños. En ese momento él le decía: voy a dar una vuelta. Ahora vuelvo. Y siempre lo hacía. Pero en ocasiones, casi todos los días, necesitaba su aire, el suyo, no el de ella.

Miró esa dedicatoria llena de veneno y pensó que estaba en la puta cárcel pero que hacía lo que él quería y no lo que la señorita le mandaba. De vez en cuando le llegaba alguna postal, cartas con fotos de su ex novia con multitud de nuevos novios; a cual más interesante, a cual más dandy pero ella se aburría y le escribía: "todo esto me pasa por tu culpa, estúpido".
Samuel le respondía en voz alta: ¡qué hija de puta!.
Y en sus labios se dibujaba una semisonrisa y se imaginaban follando en la cama, destrozando la cama y esos besos infinitos de lenguas infinitas. Y su risa. Qué hermoso era oírla reír y gritar. Qué poderoso se sentía con ella. Algún burgués de pacotilla, de esos que visitaban su tienda para verla taconear entre jarrones chinos, alguno de esos mierdas se la estaría follando ahora, en este momento. Y volvió a decirse que era una cabrona. Que estaba mejor en la cárcel. Sin ella.

lunes, enero 03, 2011

Me sobra



Dedicado a mi amigo Soren Peñalver
Desde su noche oscura del alma
al resplandeciente sol que le aguarda.

Te doy las ansias
y el miedo.
Estoy vacía
y hasta el
vacío me sobra.

Harta de esperar
lo inalcanzable,
abro mis brazos.
Extiendo el
tiempo como
masa infinita
de las horas.

Rodillo, agua
y fermento
del lamento.

Este plato
envenenado no
quiere dueños.
y hasta el hambre
me sobra.

Es la cocina
oscura de la
sinrazón.
Extrañada, entre
harinas y pociones.
Extiendo ponzoña
de un mundo hecho
jirones.
Y hasta el mundo
me sobra.

Y nada quiero,
salvo la
verdad.
Tan escasa.
Preciada especia
que detestan los fatuos.
La dolorosa estampa,
el sonido hiriente
del que huyen
los profetas
falsos.
Los que se erigen
a sí mismos
en orden, razón y
belleza, cuando
son caos, necedad,
aburrimiento mortal.
Bostezo y bla, bla,
bla.


Nunca pudo el creador
estar adocenado y complacido.
Nunca quiso la tribuna
de la omnipotencia.
La duda nos mantiene
vivos. Vivos en esencia.

Porque vivir es dudar.
Crear es dudar.
Y la duda no me
sobra.
Me invade
como una araña.
Me cubre como un
amante asfixiante
Y ,en esos momentos,
hasta el amor
me sobra.

Nada somos.
Polvo del
viento.
Brisa de verano,
huracán gélido
de mil inviernos.

Diminutos latidos
en el cosmos de
sangre, vísceras,
humores y huesos.

Galaxia de
soledades.
Noche oscura
del alma.

Carne débil
preciosa, fugaz
que sufre y
se complace
durante el tránsito
cotidiano y vulgar.

Y hasta las horas
me sobran.

Te doy mis
manos. La pereza,
la ilusión, el desatino,
el destino, los sueños
(que sueños son).
Pero date sincero.

Porque ya sabes
lo que ocurre con
el sueño de la razón.

Llegará un momento
que hasta el dulzor
salvaje de los monstruos
Me sobre.

Imagen: autoretrato. Verano de 2007.
Gracias Pura Salceda por recordarme que existía esta foto.

Rebajas



Habitualmente compro en tiendas poco caras.Lo que quiere decir, que las rebajas, salvo algún artículo raro, no me sirven para nada. Y apenas las percibí en los comercios ayer, salvo por la marea humana y por el descuento en las velas de IKEA. Me traje tantas que podría poner yo a su vez una tienda. Pero ¿El resto de cosas? Una bata navideña a cinco euros, pulligans que compro en la misma tienda a ocho euros y algún regalo que otro. Eso sí, siempre me compro la prenda desafío. Un vestido imitación al cuero, color nude, que está ajustado, ajustado. Vamos, que debería bajar una talla, o sea, unos cuatro kilos para llevarlo correctamente.
Me doy de plazo hasta la primavera.
Pero las rebajas, salvo las segundas o terceras rebajas donde raramente encuentro ropa que me gusta (uso una 38-40 e ídem de calzado, o sea, lo que la mayoría de españolas)No satisfacen mi ansia de encontrar ese artículo bueno de verdad, bonito de verdad y barato de verdad. Siempre hay pegas . Donde esté el montón de los gitanos de todo a un euro, que se quiten las rebajas y las aglomeraciones de personal intentando encontrar la ganga de su vida. Os lo adelanto. No la hay. No hay gangas y no se venden duros a cuatro pesetas...Lo peor de todo es el euro, que nos hace barato lo caro.