jueves, noviembre 30, 2006

¿¡Qué diablos estás soñando, Allison!?


En nuestra España cada día pasan cosas más raras.Ikea lleva dese octubre vendiendo abetos con trineos colgando...Ese vehículo tan nuestro. El alcalde de Lepe anuncia que piensa comprar una máquina de nieve para estas Navidades; por ambientar más que nada. Por si fuera poco, nos adentramos en diciembre...Ese mes lleno de días: el día del SIDA, el día de la Constitución, el día de la cena de empresa, el día de los niños de San Indelfonso, el día de Nochebuena, el día de Navidad, el día de de los números rojos, ...Como diría mi abuelo Antonio "¡El copón de Bullas! No sé si podré soportar tantos "Peces en el río".


En los umbrales de estas fechas tan entrañables, los de Tele 5 querían mostarnos escenas de cama con muertos...La Flores y el Pescaílla. Ese gitano bueno, esa artistaza increíble...Esa manía de juzgar la vida privada de los demás. Jorge Javier, ¡Vete al carajo ya, hombre! Encima te creerás un mártir del pueblo.

En la Primera, cambios. Isabel Tenaille y Marisa Abad abandonarán los pasillos de Prado del Rey. Pero eso no es todo...¡También Paco Montesdeoca! Esta ya no es mi televisión, que me la han cambiao.

Fuera del terruño ocurren fenomenos paranormales. Castro no acude al primer acto de su homenaje. Una loca de Ohio fríe a su bebé en un microondas y Allen Carr, el apóstol de los métodos antitabaco, murió ayer victima (¿adivinan de qué?) de un cáncer de pulmón, y eso que llevaba 23 años sin probar un pitillo. Si esto no es raro, que venga Allison Dubois y nos explique qué diablos ha soñado para que acontezcan aquestos sucesos

miércoles, noviembre 29, 2006

Quien salta su mal espanta


Ahí los tenéis. Él se llama Philippe Halsman. Fotógrafo de las estrellas de talento impresionante. A ella todos la conocéis.
Halsman se empeñó un día en inmortalizar a sus celebrities dando un salto (Lo contaba este fin de semana EPS). Él decia: "Durante el salto, la máscara cae y la personalidad se vuelve visible". ¿El resultado?Imágenes optimistas que nos muestran a personajes tan queridos (u odiados nunca se sabe) irradiando vida y felicidasd. Los miro y sólo puedo darle un abrazo emocionado e imaginario a Halsman ¡Ché boludo, qué idea tuviste! ¡Gracias, cuate, cuanta alegría y deseos de vivir contenidos en una imagen!. Hasta Nixon accedió a saltar para este artista...Y quedó de manifiesto que, incluso a diez centímetros del suelo, era un pavisoso. Halsman siempre abogó por la naturalidad. Nuestros primeros impulsos naturales y directos son los más poderosos (decía), algo que se olvida a menudo.

martes, noviembre 28, 2006

La prenda del adiós


Hoy la dí por retirada.
Nada queda
del tú,
del yo.
La raída prenda,
hermosa y rara,
descansa mustia en
el armario.
Imposible deshacerme
de ella, la amo
demasiado.
Mudo la piel,
como los sueños
de un gigante.
He de proseguir,
despertar,
desangrarme
sin llanto.
Y aunque guarde
en prenda tan
precioso paño,
no te engaño,
es la tela del
adiós,
de la pena.
No habrá horas,
Ni canciones.
Ni tú.
Ni yo.
Hoy es el día
que tanto has esperado
Ilustración Maurizio Bonfanti

domingo, noviembre 26, 2006

Apuntes de Lolita


Sábado. Llevaba varios días dejando la puerta abierta mientras escribía en mi cuarto, pero hasta hoy no ha caído en la trampa. Tras mucho mariposear de un lado para otro como aquel que no quiere la cosa, a fin de ocultar su turbación al visitarme sin haber sido llamada, Lo entró, y después de rondar a mi alrededor, se interesó por los laberintos de pesadilla que mi pluma había trazado en una hoja de papel. Ah, no: no eran los resultados del inspirado descanso de un calígrafo entre dos párrafos; eran los horrendos jeroglíficos (que ella no podía descifrar) de mi fatal deseo. Cuando Lo inclinó sus rizos castaños sobre el escritorio ante el cual estaba sentado, Humbert el Avieso la rodeó con su brazo, en una despreciable imitación de fraterna amistad; y mientras examinaba, con cierta miopía, el papel que sostenía, mi inocente visitante fue sentándose lentamente sobre mi rodilla. Su perfil adorable, sus labios entreabiertos, su pelo suave, estaban a pocos centímetros de la oculta manifestación de mi lujuria, y sentía la tibieza de sus piernas a través de la rudeza de su más bien masculina indumentaria. De pronto, supe que podía besar su cuello o la comisura de sus labios, con absoluta impunidad. Supe que me dejaría hacerlo, y hasta que cerraría los ojos, como enseña Hollywood. Le parecería algo tan normal como zamparse un helado de vainilla y chocolate. No puedo explicar a mi erudito lector-cuyas cejas, supongo, habrán viajado ya hasta el cogote de su calva cabeza—como lo supe; quizás mi oído animal había percibido inconscientemente algún leve cambio en el ritmo de su respiración—pues ahora Lo ya no miraba mi galimatías, sino que esperaba con curiosidad y compostura (oh, mi límpida nínfula) que el atractivo huésped hiciera lo que rabiaba por hacer-.

"Lolita" Vladimir Nabokov

viernes, noviembre 24, 2006

SOFÍA, MAMMA MÍA!!!


72 tacos, tres (creo) hijos paridos. Protagonista de inolvidables películas como "Dos mujeres". Pareja entrañable de Marcello Mastroianni (¡Ay! vaya unos besos y guantazos que se propinan en "Discordias a la carta"). Sofía sabe ser bella, sabe convencernos de que está decrépita y derrotada o vendernos como nadie la Mortadela. Un producto italiano que no debe conocer fronteras. Esa Loren en el aeropuerto reivindicando tan gustoso fiambre con una tripa en ristre, gorda como un brazo de ogro (la tripa, ella no, claro)

Tan guapa, tan expresiva, con tantas curvas.

La Loren no tiene rival ni siquiera ahora que cuenta con esos 72 años, tal y como nos muestra la última edición del Calendario Pirelli donde "compite" con Penélope, nuestra Pe...(tan italiana últimamente)

Sí, sí...Puede darse algún truco de luz, de Photochop, pero los huesos de la Loren, todavía hoy, son los más hermosos del Mediterráneo y su piel cuenta con alguna pata de gallo que la hacen todavía más bella e inigualable.

miércoles, noviembre 22, 2006

GITANILLOS DE CADIZ

Gitanillos prietos
lanzan anzuelos
en La Caleta.
Las muchachas sonríen.
Inician el cortejo
interminable,
la danza vetusta
de cuerpos al fuego.
Sigo las huellas del cante
y encuentro
Sol, La Pepa y el encanto
de los gitanillos negros,
que prestan su torso
al paisaje de plata quieta.

martes, noviembre 21, 2006

"Voy a salvar er mundo y too eso"


Frase de una niña de cinco años esta tarde en el parque. Me ha encantado pero me pregunto por dónde irán los tiros del "Too eso" y donde habrá escuchado lo de salvar "er mundo".
Psche, en los dibus, no creo. No me suena de las superproducciones de Pixar en los últimos tiempos (que casi me sé de memoria) pero me ha dado que pensar.
Lo que mi hijo y yo denominamos "El parque de la casita roja" era para la niña "su castillo", desde donde se esgrimía en salvadora.
Creo que esa nena es diferente. Ni mejor, ni peor. Una niña especial. Prácticamente hija única hasta hace unos meses ( he indagado, no creáis tengo una bola de cristal como la Bruja Avería) y dueña de un espacio y de su propio caballo con muelles a las puertas de Palacio.
No me la imagino de grande pero creo que tampoco quiero. Así está bien. Quizá cuando crezca un poco, con lo monísima que es, y esas ínfulas de grandeza, tal vez se transforme en...¿Qué?. De cría, tiene gracia pero ¿De mayor?
¿Y nosotros? ¿Y vosotros? ¿Teníais gracia de pequeños? ¿Y ahora de mayores?
Seguro que hay, incluso, quien vive en un permanente "Estado de gracia".

PRECIOSO MOMENTO


No sé si antes.

Creo que no.

Tampoco después.

Pero en el precioso

instante

que me abrazaste,

conmovido,

derrotado,

desabrido.

En ese momento,

me amaste.

El llanto te tornó

generoso, capitán

indomable.

Al final,

bondadoso.

AGOSTO EN EL CUERPO


Despierto un díamás

un día menos

con la tristeza retorcida en la entrañas

aúllandome como loba negra.

Es el llanto seco,

clavos de acero en la garganta.


Hoy hay cielo limpio

Sol

brisa en los balcones,

ironía que me arrebata,

un contransentido al tiempo.


Es el cielo azul más triste del mundo.

Pájaros muertos vuelan ingrávidos,

más allá de mi infierno.


Son gaviotas sin retorno

nidos vacíos del destierro

lánguidas cruces del desamparo

en este otoño de agosto en el cuerpo


"Versos de Perra negra" de Pura Salceda ("Sintagma in blue")
Imagen de Yolanda Urrea

viernes, noviembre 17, 2006

UN GATO, UNA SARTÉN Y UN PEINE


¡Guau! Digo,¡ Marramiau!. Katie Holmes estarán dando palmas con las orejas ante semejantes presentes nupciales. Lo flipo con la Cienciología. Desde luego yo sé perfectamente lo que haría con la sartén. Estampársela a los sesos al esposo, o sea, a Tom Cruise.

De todos modos, no encuentro la lógica a los regalos: Una sartén pa que me hagas los guisos (pero si seguro que tienen cocinera); un peine para que vayas aseaíca, hija, que con esos pelos tan largos no te puedes descuidar y el gato...¿Para qué? Aparte de pelusas y arañazos en el mobiliario ¿trae suerte?.

No entiendo tanta fanfarria para todo, Cruise, querido...que desde que te liaste con Katie no paráis de estar en las portadas y a todo se la da un bombo que pa qué...¿Hay tanta necesidad de publicidad? ¿Andará Holmes devanandose los sesos ante la "utilidad" de los regalitos?¿Tiene sesos?¿Todos los miembros de la Cienciología son así de espléndidos con sus novias?¿Por qué él siempre lleva gafas de sol?

LA LISTA NEGRA


No sabe cómo fue. Cual de sus miradas sentó mal, qué comentario hirió la susceptibilidad del poderoso, de los encumbrados con suerte, de los que se dedican a hacer tachones encima de los nombres de las personas: Pepito Pérez, un inútil; Jacinto Narváez, un pedantorro, no me gusta ¿Y esta? No sé quien demonios se ha creído que es pero vamos a bajarle los humos a esta chulita insoportable y contestona.

¿Qué fue aquello que dijo?¿Qué no dijo?¿Por qué a mí?

"No basta con ser inofensivo, encima te obligan a ser servil y eso no me va --caviló--Quizá por eso estoy en la lista negra. Por eso esquivan mi mirada, cambian de acera para no saludarme, me excluyen de sus proyectos, ignoran mis comentarios y mi existencia, hasta convertirme en invisible".

Sara se imaginó a sí misma como una esquizofrénica. "Quizá me esté volviendo loca. De aquí a la manía persecutoria hay sólo un paso". Pero también se imaginó a ese puerco de fosas nasales abiertas como un cerdito a punto del matarile y concluyó que prefería estar en su lista negra. Casi era un orgullo. Evítame, ninguneame, hazme luz de gas. Hazme grande. Quiero estar en tu lista negra.

Imagen: Take oneself too seriusly
Graham Knuttel

EL CANDIDATO


El candidato prefirió no mirar atrás. Temió que su mentón y el triste paréntesis de una sonrisa contrahecha, le traicionasen como sal de un mar extraterrestre. Al otro lado del cristal del aeropuerto quedaba ella. Un breve cielo que lo acompañó en la victoria. La abandonó al tráfago del mundo sin la consideración que merecen unas leales zapatillas. No se la podía permitir. No podía morir de error aunque, sin saberlo, acababa de aniquilar la seda de su propia vida.
Imagen de Maurizio Bonfanti

martes, noviembre 14, 2006

GAUGUIN Y EL SEXO


Según la novela de Vargas Llosa "El paraíso en la otra esquina", Paul Gaugin, un corredor de bolsa que descubrió una cuasi tardía vocación pintora, necesitaba hacer el amor para poder pintar, para crear. Para él, llegado determinado momento de su vida, el sexo se convierte en algo fundamental siente un impulso imperioso de vivirlo como lo hacen los habitantes de los Mares del Sur y la Polinesia. Por eso, abandona su burguesa vida y se deja la hacienda y la salud por reencontrarse con el primitivismo, con lo ancestral. Según describe Vargas Llosa, la inspiración se le escabullía si no encontraba un vahine, una exótica amante,a la cual poseer. Incluso en un momento de su temporada en las islas experimenta también el amor homosexual.Bien. Esto tiene mucho que ver con lo que nos traslada Jorodowsky desde el tarot de Marsella. La energía de la creación, es la energía sexual, a la que se llega, bien por el amor, o por un deseo de posesión, fusión con otra persona. El tarot XV, "El diablo", ejemplifica esa poderosa energía, esa fuerza telúrica que mueve el mundo. Hay otra carta, "La maison dieux" que una explosión de una especie de torre de Babel, con piedras cayendo en derredor y que Jodorowsky ve como un claro ejemplo de falo en eyaculación.El sexo y la creación según Gaugin, según el tarot y otras filosofías tiene grandes implicaciones. Así como los hindúes también ven en el sexo una forma de trascender la vida y conectarse con la divinidad. Por tanto, ¿Es posible el "sólo sexo? que predican muchos humanos en las "salidas de caza nocturnas"? y si es sólo sexo...¿Por qué se trata de una fuerza tan poderosa?¿Por qué tantas implicaciones?¿Por qué tantas canciones, películas, libros que nos muestran diferentes actitudes humanas respecto a "lo único"? ¿Por qué se vuelve una y otra vez hacia esa petite morte?El sexo puede ser una tabla de Pilates, una gratificación momentánea...Pero realmente es sólo eso?¿Puede el sexo acabarse en sí mismo sin que el humano no se sienta un poco vacío? ¿Coger?¿Follar? o ¿Hacer el amor? ¿Es posible el sexo sin implicación emocional. (Publicado 9 de agosto)


Comentario de Vicente

MIEDO



Destapa las mil esencias
del miedo para que, sin
brújula ni cronopio,
huyan a la cuna del
demonio.

OJOS SECOS. y Capítulo V

Transcurrió el tiempo, las niñas crecieron, también el patrimonio de Terry, que gozaba de una excelente reputación como marchante de arte. Unos años después se casó con una literata de la época. Vincent siguió viviendo con ellos puesto que pudieron mudarse a un inmenso palacete de Chantilly.
El pintor incluso regresó en alguna ocasión a Tokin para visitar a sus familiares y para presentarles a las pequeñas Sandrine y Sora.
La abuela Fatih ya no estaba en su rincón preparando lindos brocados, bordando sencillas batistas y conferenciando con sentencias ciertas como las nubes de tormenta. Falleció en los años de falsa felicidad de Vincent. Nadie de la familia supo como comunicarse con él. No tenían sus señas, hacía mucho que habían dejado de recibir sus cartas.
El pintor de las visiones disparatadas lloró amargamente el desapego egoísta, el olvido de sus orígenes por tantos años.
Sus padres eran ya muy mayores, pese a todo Sora mantenía algo de aquella belleza espléndida que la convirtió en la más hermosa por todo un año.
Sandrine y Sora, conocieron a sus abuelos...
-¿Ves madre?...Sora, la pequeña, lleva tu nombre.

Vincent también se encontraba avejentado, sus trastornos de visión le hacían andar de un modo extraño y algunas luces le dañaban los ojos.
Los días en Tokin pasaron livianos, las jóvenes recogieron sendos arcones con prendas preciosas puesto que ya eran casaderas. La antigua y nueva familia de Vincent se despidió con el sabor amargo del adiós definitivo.
El pintor fallecía semanas después, en Chantilly, con un legado incalculable de telas y lienzos que Terry almacenaba como el más preciado de los tesoros.
El pintor apenas contaba con 50 años. Un siglo después, uno de sus biznietos, Alexander, vendía en Sotheby´s la primera pintura que salió de sus brazos la misma noche que Aline le aniquiló físicamente. La tela alcanzó un valor tan desmesurado e increíble que tal hecho dio la vuelta al mundo.
El mundo, ese fragor de cifras, leguleyos, falsas apariencias, amistades de un solo día, tiempos fáciles, frivolidad y mentiras. El mundo...esa fulana prima de otras górgonas traicioneras como el éxito, el dinero y la vanidad, finalmente se había vuelto a rendir a los pies de Vincent. Un niño extraño que ya en el vientre de su madre levantaba con sus deditos catedrales, margaritas, mariposas y objetos inanimados. Contornos que iban y venían, que aparecían y desaparecían una y otra vez, continuamente.

lunes, noviembre 13, 2006

OJOS SECOS. Capítulo IV

En esta ocasión, Vincent no pudo arreglar el disgusto con ninguna sofisticada pieza de joyería, y como estaba previsto, Aline, desapareció unos meses de la vida del pintor y él se mudó a otro estudio más luminoso y limpio desde donde podía contemplar la cúpula inexplicablemente oriental del Sacre Coeur. Vincent atravesó un síndrome de abstinencia inesperado por su violencia. Apenas salía de su estudio, dejó de hacer la ronda de Cabarets con sus colegas artistas y sólo visitaba a Leslie y Magloire para ver a sus hijas y pasarles la aportación mensual para su manutención. Siempre generoso, tanto hijas como madres, disfrutaban de un estupendo estatus, hermosos vestidos e incluso ahorros futuros para la educación de Sandrine y Sora, sus auténticos amores en esos tiempos oscuros de perfecta austeridad, castidad y aislamiento.
Terry le visitaba en Montmartre y no en pocas ocasiones le insistió para que se trasladarse a vivir con él. En su confortable hogar contaba con todas las comodidades imaginables y con Baptistine: “Seguro que con sus menús, con el aire fresco de los parques cercanos y con un ligero toque de sastres expertos cambiabas de pinta y, por supuesto, de humor. ¡Muchacho, nada hay mejor que darle un espaldarazo a la autoestima! ¿Y por donde empieza la autoestima?. Por la imagen, por supuesto”.
Vincent finalmente accedió y anduvo cerca de un año con Terry, volviendo a compaginar su trabajo de pintor, con el de diseñador de estampados para completar las rentas de sus hijitas. Se volvió un señor respetable, volvió a frecuentar compañías femeninas pero siempre de un modo cortés y galante, con pocas ocasiones para el desenfreno.
La falta de Aline le podía más, tanto que acabó por debilitarse en las artes amatorias y tan sólo en alguna noche muy inspirada y sentimental sus “partenaires” conseguían arrancar de él caricias de auténtica ternura y pasión
El pintor seguía frecuentando su nuevo estudio de Montmartre, dónde sólo se trasladaba para trabajar. Sus días se volvieron rutinarios: por las mañanas obraba en sus lienzos, por las tardes en sus telas, cerca del Bois de Bologne tras los estupendos menús de Baptistine. Alguna noche, cita con alguna de esas damas liberales de mediados del siglo XIX o cenas sofisticadas acompañado por la conversación y amistad de Terry. Hasta que una mañana, una de esas terribles y brumosas mañanas, empañadas de tragedia en el ambiente, sopló un fuerte viento procedente de no se sabe qué extraño mar glacial provocando el atronador sonido que hacen los muebles al ser arrastrados. El grito de la gárgola irrumpió en su estudio. Aline se presentó ante él cubierta de satinado traje negro, pero en esta ocasión no llamó a la puerta, sino que se coló por la ventana. Vincent se sintió conmovido y aterrorizado hasta los huesos por semejante visión. “¿No sería todo acaso fruto de su imaginación?....Pues no, no lo era en absoluto. Aline, con su perfume oscuro del incienso de los rituales oscuros.
“¿Pensabas por un momento que me había olvidado de ti?”....Oh! maldito mortal, tanto mal me has causado que sólo podía volver a ti de este modo. Tuve que recorrer océanos, fondos abisales de mares helados para que ellas tolerasen mi vuelta, para recibir sus cuidados, para llenar mis arcas de ponzoña y darte tu merecido....¡miserable ser!.”
No te entiendo, Aline...yo he cambiado mucho, te he echado mucho de menos, apenas veo otras mujeres. Aline, casi muero por tu falta...¿Qué más castigo me darás?.
-¡Éste!.
Aline destapó un frasco de aroma repugnante y lo arrojó directamente a los ojos....
-Nunca verás el mundo como es en realidad, sino tan sólo a través de mis ojos...Te será imposible retratar esta realidad tan difusa. ¡¡¡Lo perderás todo!!!!. Por las uñas de Satanás, que no volverás al ser el que has sido ¡nunca más!, ¡Nunca más!. El eco atronador de su maldición permaneció en la habitación durante largo rato, mientras ella escapa por el mismo lugar por donde había entrado.
Vincent se estremeció, sintió un dolor punzante en sus cuencas y finalmente lloró desconsolado ¿Cómo había podían existir personas con semejante capacidad de ocasionar daño..?.En el caso de que Aline fuese realmente de este mundo.
Pasaron horas hasta que el pintor pudo salir de su estado de shock, sentía agarrotados miembros y mente, por ella no cesaban de sucederse antiguas escenas de su infancia en Tokin y las sentencias de su abuela se repetían ininterrumpidamente en medio de su aturdimiento.”¡Oh Vincent, algún día lo descubrirás....qué delicada es la desolación”...”El bien no puede tener un servidor impío”, “precisamente el que más necesidad tiene de asilo, es el que más dificultad encuentra en decir su nombre”..”No lo olvides Vincent: la desgracia educa la inteligencia”...”Lo propio del amor es el error”....”A corazón seco, ojos secos”.
Así estaban sus ojos....completamente secos, todo eran imágenes borrosas contornos difusos, redondeados, deformes en ocasiones.
Como pudo, bajó las escaleras, pidió ayuda al viejo portero Myriel y pagó cuatro sueldos por una calesa que le acercó al barrio de La Muette.
Cuando Terry se encontró a su amigo en tan lamentable estado casi se le abren los hilvanes de la mente. Ayudó a subir las escaleras al infortunado quien cayó en el sofá como el doblez de un vestido. Incapaz de mantener la columna vertebral en una posición equilibrada, semejante a una marioneta de trapo, destrozada por el rayo de un dueño despiadado.
Varios pájaros rojos parecían escaparse de la chimenea del salón. Al menos eso es lo único que acertaba ver Vincent. El parlachín se quedó sin palabras.
-Amigo Terry Wallys....eres la viva imagen de un emperador chino ¿qué te has hecho en la cara?
-Vincent....¿qué te sucede?.
-Nunca lo creerías amigo...mejor será que esta historia la sepulte en mi mente para siempre si quiero permanecer cuerdo hasta el final de mis días...¿pero qué diablos le ocurre a este salón?...¿donde están los bellos tapices?...Sólo encuentro ondas de sol en movimiento. Todo da vueltas Terry...y tú también....¡Diantre! ¡Ahora te pareces a ella!.
-Es la absenta, lo sabía Vincent, mira que te advertí.
-La absenta es como la leche materna comparada con ella. Es...ha sido Aline, esa mujer, esa cosa, ese espíritu del demonio.....Se convirtió en una gárgola ante mis ojos, Vincent. Entró volando en mi estudio.... y ya no pude verla marchar. Su voz tenía el resquemor de las cenizas, el polvo de cientos de años. ¡Una Gárgola de Nôtre-Dame!....Podrás creerlo. Dios sabe que no miento, que no es obra de alucinación o de juegos de hipnosis...¡¡¡Ella me ha quitado la vista, Terry!!!...
-Pero algo ves, claro....por lo que me dices...
-Todo es confuso es como si desapareciese el suelo bajo mis pies, como si la techumbre cayese encima mío con furia...Pero no cae, ahí se queda, combada como si ella sola sostuviese todos los hectómetros cúbicos del Sena.
Terry corrió al cuarto contiguo y le trajo a Vincent telas, pinceles y una paleta de colores....
-Intenta plasmarlo, Vincent.....
Los brazos rapidísimos del pintor dejaron caer sobre la tela figuras cambiantes y en movimiento. Toda la habitación y el rostro de Terry era un continuo oleaje. Los colores, vivísimos, subidos como tras una calentura de alcohol.
Vincent llenó telas y telas a lo largo de toda la noche ante la sorprendida mirada de Terry., incapaz de articular palabra alguna.
Vincent no dejó de sollozar y llorar un sólo instante en medio de su frenética actividad. Su alma quebraba, encallaba en la isla del miedo. Su amor, su auténtica pasión por la vida acababa de herirle de muerte. Otra vez resonó en sus oidos la abuela Fatih....”Nadie está a salvo de la pasión”.
Los celos de la gárgola, el egoismo infinito de ese ser insaciable que, al igual que a Vincent le sucedía con las mujeres en sus tiempos de mayor gloria, contaba con hombres-pasatiempo, con multimillonarios que la cubrían de pedruscos indecentes cuando terminaba el espectáculo en el Moulin, o cuando el show tenía carácter particular, en una lujosa habitación de hotel con una chistera y su amo como espectadores.
Terry barruntó el fin de su próspera actividad como representante de Vincent...¡Pobre Vincent!...—pensó—¡Estás acabado!...pero yo nunca te abandonaré. Nunca. El americano no pudo evitar las lágrimas que también brotaron de sus ojos azules tejanos en un gesto de compasión, de solidaridad ante el dolor del que nunca se creyó capaz.
Vincent siguió con sus lienzos en casa del americano pero tuvo que abandonar del todo el negocio de las telas. Los empresarios textiles consideraban esas fantasías demasiado desbordantes, incluso agobiantes. Todas transmitían la sensación de una inundación de colores y formas, pues ni una sola de éstas mantenía una silueta concreta y definida.
Terry intentó colocar los lienzos de Vincent como pudo y algún amante del arte encontraba auténtico talento en esos trazos curvilíneos...pero no pudo competir con lo que estaba en boga en esos momentos....Algunos de sus viejos amigos, compañeros de juergas de mujeres y alcohol compraron tres o cuatro lienzos.
Gracias a la labor de Terry, Vincent conservaba algo de su patrimonio que sirvió para el sustento de sus hijitas, a las que pintó en su singular estilo: Sandrine y Sora quedaron algo decepcionadas con el resultado, pero no así Leslie y Magloire, que contemplaron con inmensa ternura los frutos de su trabajo. Ambas captaron una dulzura inédita en esos confusos trazos; era miel solidificada, amor en su esencia.
-Son maravillosos Vincent...No importa que hoy la gente no los comprenda. Algún día descubrirán que se esconde en tus lienzos....Ellos piensan que es extravagante cuando en realidad es una auténtica belleza....¡Estás tú! ¡Tú espíritu puro y libre!...Al mirarlos uno siente una bocanada de aire fresco.
Los comentarios resultaron ser de Magloire....Más ninfa y menos terrenal de lo que Vincent imaginaba en su interior.
El pintor siguió compartiendo el afecto de las cuatro mujeres de su vida y de su gran amigo Terry.
Las compañías de la abundancia desaparecieron como por arte de ensalmos. Apenas llegaba alguna nota de las antiguas amantes de Vincent al confortable hogar de Terry. El estudio de Montmartre fue vendido a otro joven aspirante, lleno de deseos de amor y libertad.
Como le explicó un día un viejo escritor que salmodiaba a solas en la esquina de un café: “El éxito es una cosa bastante fea. Su falso parecido con el mérito engaña a los hombres”.
Vincent en un principio se sintió molesto ante tales comentarios...Pero en la soledad de su desgracia comprendió que su trabajo anterior carecía de esfuerzo o sacrificio. Llegaba sólo, de un modo inevitable. Era en estos momentos donde su labor podría considerarse meritoria y ¿dónde estaba el éxito?. Esa ramera social por la que se corrompen hasta los espíritus más puros.
Decidió dejar de lamentarse de su suerte, abandonar la conmiseración y buscar la satisfacción real en los milagros del día a día. En ver, a su manera, crecer a sus hijas, en la compañía leal y afectuosa de su amigo Terry, en el soporte de sus dos mujeres-madres y las otras damiselas que alguna vez tuvieron algo que ver con el hombre del brazo indomable.

viernes, noviembre 10, 2006

OJOS SECOS. Capítulo III

La vida, entonces, se tiñó de color verde absenta y se unió a la legión de bohemios que recorrían toda Europa en París, persiguiendo la belleza, los nobles ideales y las vidas austeras entonando el canto de Keats: “La belleza es la verdad, esto es todo lo que sabes de la tierra, todo lo que necesitas saber”.
Vincent y Terry se divirtieron de lo lindo hasta que la belleza tomó forma en cuerpo de mujer y se enamoró perdidamente de una bailarina del Moulin Rouge.
Aline era una gárgola con rostro de ángel. Vincent se sumergió durante meses en burbujas alcohólicas, parecía como si éstas estuvieran dando vueltas en su interior ininterrumpidamente. Apenas dormía; la comida no era más que una excusa para ver a Terry y darle una cuantas telas a cambio de los muchos francos que ganaba, salvo la comisión del americano. Representado y representante siempre anduvieron en armonía, sin avaricias innecesarias. Ambos eran honestos y generosos con la parte más empresarial de la actividad de Vincent. Terry aprovechaba la gran confianza con el joven para darle un consejo: “muchacho, te van bien las cosas, pero no entiendo como no guardas nada para salir de ese cuchitril de Monmartre que tienes alquilado. Incluso yo estoy mejor establecido que tú, cerca del Bois de Bologne, en un sitio respetable, y eso que sólo vivo de tus comisiones. ¿Qué haces con el dinero pequeño Vincent?. Cuídate de las bailarinas, cuídate de las borracheras, de las juergas....todo tiene un límite y hasta la suerte del gran talento que tienes como don del cielo se puede pudrir como una raíz encharcada en sustancias que no le son propicias”.
Vincent tranquilizó al americano. Lo único que le sucedía es que estaba enamorado de Aline, y no dudaba en cubrirla de joyas y ricas telas en cuanto tenía la menor ocasión. “No te preocupes gran Terry...soy feliz viviendo de este modo, tengo unos amigos maravillosos y tengo el amor y la juventud....esto nada tiene que ver con sustancias turbulentas, salvo unas copas de vez en cuando, que uno tiene también derecho a sus francachelas ¿no?”.
Vincent estaba exultante, casi resplandecía. Su corte de admiradoras crecía día a día y no había noche que no tuviese la visita de alguna belleza en su estudio. Estaba enamorado de Aline pero ¿por qué negarse el placer de otros rostros, de esos cuerpos perfectos de alabastro que se entregaban a él a cambio de su propio retrato?. Muchas, a cambio de nada. Porque Vincent, además de su talento poseía encanto, era apuesto, cortés, educado y generoso. Siempre hacía espléndidos regalos a sus hermosas concubinas....Un punto que la gárgola no estaba dispuesta a tolerar por mucho tiempo más. El propio Vincent, a veces, en un arrebato de culpabilidad, se acercaba a las elegantes tiendas de la Place Vendôme y le compraba el brillante más escandalosamente caro y enorme que se exhibía en el escaparate....”Querida Aline. Las demás no me importan...son sólo un pasatiempo....No seas tan dura conmigo, que me consta que tu también tienes los tuyos ¿o me equivoco?”.

Detrás de Aline le seguían en el ranking, Eponine, Magloire, Cosette, Leslie, Sharon y hasta la vizcondesa de Boischevron, que le visitaba al mediodía para servirle de modelo, después servirle la comida y, de postre, la cama. ¡Qué dulce y maravillosa era su vida en aquellos momentos!.
Pero Cupido no se resistió a ofrecer algún fruto real de esos amores llenos de almíbar y fragancia pasajera: Leslie y Magloire quedaron encinta, casi al mismo tiempo. Una noticia que no pilló desprevenido en absoluto a Vincent— a aquellas alturas absoluto conocedor de los encantos de las belleza femenina, de sus tendencias, y de las naturalezas poblaban los hermosos cuerpos de sus amadas—Sabía que Leslie y Magloire compartían el olor y los pigmentos de la tierra muy fértil. Sólo había que detenerse un momento a contemplar las curvas de sus caderas, la redondez total de sus formas, incluso rostro, nariz y grandes ojos. Eponine y Cosette eran de naturaleza sensitiva, casi visionaria con largos dedos de ninfas que remueven las cenizas de un sacrificio dedicado al amor. Todo en ellas era frescor, suavidad, dulce claridad matinal. Se podía decir que su reino no era exactamente de este mundo, por eso, hacer el amor con ellas era casi una experiencia mística, un viaje astral desconcertante, mientras que con Leslie y Magloire todo era pasión desbordante, instintivo, fecundo, repleto de mil olores y sabores como si ambas fuesen las cocineras de los más dulces elixires de este mundo. Las adoraba por eso y por eso mismo no tuvo inconveniente en poner el apellido a sus vástagas, en contribuir a su pensión alimenticia y a visitarlas de cuando en cuando. Los encantos de la paternidad no pasaban tampoco desapercibidos para el genio de las pinturas y las manos imparables y expertas. Vincent adoraba a sus hijas con un fervor impropio de un muchacho en la flor de su juventud.
La gárgola, Aline era, sin embargo, todo un misterio. Allí donde ella posaba sus dedos, su lengua o muslos sólo aparecía noche oscura, abismal. A veces, sentía miedo ante su presencia pero ¡ah!, el deseo siempre era mucho mayor. Su frescor y suavidad bajo las sábanas siempre dejaba tras de sí un aroma amenazante. ¡Oh!...Aline era muy poderosa. Su voz, un susurro apenas perceptible, siempre con la entonación de quien pasa la noche en vela practicando juegos sexuales inexplicables, casi irracionales.
Sin duda, Aline, era su musa pero no podía considerarla su único amor por esa distancia que ella misma interponía, por esa superioridad mental y el atisbo de maldad que le fascinaba y atemorizaba a un tiempo.
Por supuesto, Vincent nunca olvidaba las palabras, pocas, escasas, pero sabias de su abuela Fatih: “Lo propio del amor es el error”.
Por eso no le pareció descabellada la idea de abandonar algún día su húmedo, estrecho y pequeño estudio de Montmartre sin dejar señas para desaparecer al mismo tiempo de la vida de Aline. Porque en el fondo, él sabía, que ella era una gárgola escapada alguna noche loca de un arbotante de Nôtre-Dame.
Aline, no sudaba, no se quedaba embarazada, pero gritaba estrepitosamente en los momentos del abandono. Eso también le daba miedo y placer a un tiempo ¡Qué hombre no se sentiría vanagloriado ante esa reacción tan desmedida!. Aline moría y resucitaba cada vez que él entraba en su cuerpo. En ocasiones se sentía atrapado en una tela de araña. Tras el amor, siempre agotado, exhausto, hasta sus manos se paralizaban durante todo el día siguiente. Aline robaba su aliento vital hasta ese extremo y lo sumía en la dependencia de una sustancia tóxica, mientras que sus otras amantes dejaban tan sólo almíbar tras de sí.
Cuando la gárgola descubrió la reciente doble paternidad de Vincent y barruntó el alejamiento de éste de su vida, gritó estrepitosamente como en los momentos del sexo, pero en esta ocasión sólo se dejaba llevar por un odio descomunal, por el sentido de posesión que tenía sobre el pintor. Por la red interminable de sentimientos oscuros que habitaban en su interior: La envidia, la aniquilación, la pura maldad, la imposibilidad de ver a nadie feliz a su alrededor...porque, por supuesto, ella era todo menos feliz. Tan sólo un alma en pena que vagaba con la opresión del Sena en sus senos, la humedad de París destruyendo sus huesos inhumanos, el cielo plomizo como la mortaja que descendería sobre ella para colocarla de nuevo en ese arbotante desnudo de Nôtre-Dame.

JUEGO, según Vargas Llosa


"Como la novela, como el teatro, el juego es una forma de ficción, un orden artificial impuesto sobre el mundo, una representación de algo ilusorio, que reemplaza a la vida. Sirve al hombre para distraerse, olvidarse de la verdadera realidad y de sí mismo, viviendo, mientras dura aquella sustitución, una vida aparte, de reglas creads por él. Distracción, divertimento, fabulación, el juego es también un recurso mágico pra conjurar el miedo atávico del ser humano a la anarquía secreta del mundo, al enigma de su origen, condición y destino"
Extraído de su último libro: "Diccionario del amante de América Latina"

INSPIRACIÓN


"Pálido ámbar,
volátil zureo,
dedos anhelantes.
Santuario de
corcheas confusas.
Acurrucada
en la sinfonía
non finita
de núbil ternura,
el ardor interminable
es mi consuelo
y mi tortura"

jueves, noviembre 09, 2006

No sé que tiene este chaval


Cai, me huele a sal. Y Sanz me huele a chavalote que no termina de crecer. Pero ahí lo tienes, hecho un figurón de la música y triunfando con su estilo peculiar por el que las discográficas no daban un duro en sus comienzos. No puedo hablar con ecuanimidad de Alejandro porque como la buena lluvia a mí me ha ido calando poco a poco. Hasta los huesos. No diré que me apasionan todos sus temas pero algunos los firmaría palabra por palabra. Siento que me describen y esto creo que ocurre con las grandes canciones…En ellas nos podemos asomar y echar un ratito y mirarnos como en un estanque apartado de la realidad. Me alegro que se haya quitado el pelo a lo pollito Piolín y que el tema Jaidy no monopolice sus entrevistas, aunque claro, eso en este país es del todo imposible.
Seguro que tiene muchísima suerte con su nuevo disco porque desde que decidió creer en él, nadie le hace sombra. Y encima es un tío normal. Al menos así lo parece cuando lo entrevistan. Me lo imagino en su estudio de Miami, componiendo a las tantas de la madrugada, con su guitarra y un pinche dolor de dedos de aporrearla tanto rato.
“Cuando nadie me ve…puedo ser o no ser. Cuando nadie me ve, no me limita la piel (...)
Y es que hay veces soy tuyo, y a veces del viento”.
A sus 38, es más joven que nunca.

OJOS SECOS.Capítulo II

Esta otra habilidad, y el hecho de que el niño estuviese dotado de una gran capacidad para la lengua y la ortografía muy precozmente, hizo que fuese requerido en las reuniones de la comunidad, donde obraba de amanuense. Los estipendios los recogía Sora, que atesoraba con satisfacción para el futuro del muchacho.
La aparición de Vincent como secretario de los importantes cónclaves de la comunidad propició que todos se guardasen de hablar con propiedad, de prometer tan sólo lo que se pudiese cumplir y utilizar toda clase de formalidades lingüísticas, para pasar a la posteridad como buenos oradores.
Todos ellos eran conscientes de que Vincent funcionaba como una auténtica máquina y nada escaparía de su hábil y rápida pluma.
El niño de las extrañas habilidades cambió con su “don” el estilo de las reuniones, donde se acabaron los gritos, las discusiones en espiral que no llegaban a ningún sitio y las disertaciones fuera de lugar, puesto que el infante cobraba por horas y no estaban las arcas para dilapidar los fondos en debates vacíos.
Con el tiempo, Vincent, aprendió a controlar sus brazos y manos, aprovechando su energía para cuando ésta fuese realmente necesaria: para sus tareas en el colegio, su oficio como escribano y como artista decorador de los muebles que hacía su padre.
Llegó la adolescencia y Vincent recuperó sus ahorros de muchos años para emplearlos en ver mundos. Así se lo explicó a su familia: “Quiero ver mundos”, consciente de que Tokin era en sí mismo un planeta, un lugar único y sus habitantes seres peculiares, diferentes incluso del poblado más cercano de los Savones.
En aquellos momentos era un joven hermoso, alto, de ojos claros, expresión vivaracha y sonrisa despampanante. Con ese optimismo en su corazón, tomó el viejo vapor y tras mil transbordos, trenes con rutas equivocadas, algunas acertadas y la gran confusión del viajero inexperto llegó finalmente a Victoria Station. Un lugar que provocó en el joven una gran impresión. Los techos infinitos, la multitud corriendo de un lado a otro, la variedad de viandantes... desde señoras de la alta sociedad con sombrerería de plumajes extravagantes, acompañadas de varios mozos que arrastraban equipajes y maletas confeccionadas con pieles nobles de aroma aristocrático, hasta desarrapados, tirados en una esquina amarrados a una botella de whisky barato.
Vincent pintó durante toda su trayectoria pero apenas le quedaba una hora para poder controlar ese brazo hiperactivo que amenazaba con ponerse en frenético movimiento. Decidió sacar sus cuartillas en aquel lugar de actividad incesante. Un auténtico filón de siluetas y formas variadas para emplear sus antebrazos y pinceles.
De aquel lugar dejó estampado el gran reloj que avisaba de la partida de los trenes, la podredumbre en los suelos y la forma de la cúpula que cubría un espacio por donde circulaban también caballeros con bombín y pilluelos que correteaban por el recinto, hurtando pequeñas golosinas de los kioskos que ofrecían frutas, caramelos y bocadillos a los viajeros.
Uno de ellos no pudo evitar fijarse en la industrial actividad de Vincent. Lo miraba desde una esquina sin parar de murmurar palabras en voz baja. Cuando vio que el joven hacía un descanso decidió acercarse.
En ese momento Vincent leía en el periódico que un niño de 4 años—Djambulat Khotokhov, con 56 kilos de peso y 1,18 de altura— había ganado un concurso de lucha grecorromana.
Terrys se presentó espontáneamente. Le contó que procedía de Arkansas y que tenía un hijo de 19 años, Amber, que le recordaba mucho a él. Wallys encontró tan buen auditorio en el joven Vincent—que en realidad se sentía sorprendido, casi abrumado por la charla interminable y veloz del americano—
que acabó por contarle su propia historia: Wallys había permanecido en coma casi 10 años. Terry no utilizó en realidad un término tan científico, simplemente le soltó con su acento tejano: “¿Sabes muchacho?. Éste que tienes aquí delante ha regresado de la muerte. Así, como lo oyes. Por tanto, somos los dos un poco bichos raros: tú no puedes parar de pintar y yo apenas puedo dejar de hablar ni un solo instante, ni tan siquiera cuando duermo. Mi esposa se volvió loca a los tres meses de tenerme en casa. Mi hijo Amber se sentía avergonzado de mí y ya no me quedó más remedio que unirme a una compañía ambulante de fenómenos extraños. Ya sabes, muchacho; gente rara: siameses, mujeres barbudas, hombres con más de diez dedos en los pies o enanos saltimbanquis. No me puedo quejar, me he divertido bastante todo este tiempo pero quisiera establecerme. Quizá me convierta en comerciante. He aprendido esas técnicas que utilizan muchos para captar el interés de los humanos. Muchacho, éste que tienes delante fue capaz de meterse en el bolsillo al mismísimo Rockefeller. Así que....sólo me queda decirte esto último: ¿Por qué no me dejas esos lienzos tuyos tan singulares y ganamos entre ambos unas buenas libras?.”
No le pareció mala idea, y le dio todo su trabajo de la estación. Quedaron para verse una semana después en el mismo sitio y a la misma hora.
Vincent consiguió alojamiento cerca de Greenwich en una casa de huéspedes donde la limpieza brillaba por su ausencia. La comida tampoco era buena, acostumbrado como estaba a los sabrosos guisos de su madre confeccionados con los productos frescos de sus huertos y las carnes de la granja. Pronto se habituó sin dramatismos a los “fish and chips” y al tren, que cada día tomaba desde su residencia para recorrer la ciudad en busca de quienes se interesasen por sus pinturas.
En un principio, no tuvo un gran éxito pero una empresa de textiles lo contrató para diseñar estampados. El dueño quedó anonadado por la rapidez e inventiva de Vincent. Pronto los lacayos de las casas señoriales encargaban telas a aquella cochambrosa tienda del Covent Garden. En tan sólo dos meses el mercader había duplicado sus beneficios y como Vincent detectó cierta avaricia en el viejo, reacio a compartir su buena fortuna con el auténtico promotor de la misma, aceptó otro empleo en una fábrica que trabajaba exclusivamente para las casas reales de toda Europa, por lo que no es extraño encontrar, todavía hoy día, ricas cortinas y brocados, diseñados por el joven de las manos imparables.
Mientras tanto, se seguía viendo con Terry cada semana, quien le pasaba unas buenas libras por sus trabajos. Vincent le entregaba material espontáneo Terry le proponía además retratos por encargo u otro tipo de paisajes e imágenes. Vincent no tuvo inconveniente y, de pronto, sintió que su personalidad se convertía en un armario divido en dos. Por un lado los textiles ricos para la gente de la aristocracia, por otro, su actividad como genio vanguardista de la pintura.
Terry resultó en realidad ser el mejor vendedor que podía imaginarse, tanto, que la actividad más lúdica de Vincent se convirtió en la más lucrativa. Un día brumoso, justo cuando se encontraba frente a la Torre de Londres y le pareció ver el fantasma de Anna Bolena haciéndole carantoñas desde una ventana, decidió dedicarse por completo a su tarea de artista.

miércoles, noviembre 08, 2006

OJOS SECOS. Capítulo I

Para los días que no tengo tiempo y energías de postear, os voy a ir colgando un relato titulado "Ojos secos" ("Mujer de Mundo" Editora Regional de Murcia, Murcia 2004). No lo he revisado desde su publicación.
La abuela Fatih era una mujer arrugada, tal como si fuera el pergamino estrujado por las expertas manos de un bebé. Sus ojos, vivarachos e intensamente azules, destacaban entre esa masa descolgada, amorfa, amable y pizpireta que constituía su rostro. Fatih vivía desde la última década sentada en su silla de anea y esposada a prendas de ganchillo que confeccionaba sin parar. Todo el pueblo de Tokin poseía algún delicado tapete, cubre botellas, o prenda realizadas por la anciana.
La más espectacular, una camisa en fino hilo confeccionada para su hija, la joven Sora. La llevó el día que conoció a su amado, cuando el pueblo la nombró la más bella del año y, un tiempo después, también la lució cuando matrimonió con uno de los mozos más apuestos del lugar.
El joven novio había conseguido regresar sano y salvo de una guerra fratricida entre volvos y savones. Peleaban, como siempre, por una pequeña porción de tierra que finalmente acabó devastada por la acción de la propia batalla. Tras los enfrentamientos quedó yerma como kilómetros de alambrada de espinos. Finalmente, ni unos ni otros la quisieron para sí. Los contrincantes comprendieron la inutilidad de su lucha, hicieron las paces y vivieron como una única tribu.
Para celebrarlo, Melko se casó con la joven que había sido la más bella durante un año. Sora seguía siendo hermosa, el pueblo vivía en paz aunque el joven quedó con una pierna maltrecha por el absurdo de la lucha. Enlazaron sus vidas en un matrimonio para toda la vida. Aquella ceremonia fue también la fiesta de la concordia entre dos pueblos que siempre habían sido hermanos y volvían de nuevo a unir sus fuerzas.
Fatih estuvo presente en esa ocasión y también durante el nacimiento de su nieto Vincent. Explicaba a todo el que la quería escuchar que el niño era presa de un extraño encantamiento. Antes de que llegase al mundo soñaba una y otra vez que tenía una vida intrauterina inaudita, puesto que sus manos y brazitos no cesaban en movimientos. Vincent dibujaba en el aire espirales, elipses, infinitos e incluso otras formas más complejas. Algo que Sora confirmaba dados los continuos movimientos que sentía en su interior.
Con apenas pocos meses de vida, sus manecitas persistían en una actividad casi furiosa, incluso dormido, los brazos de Vincent seguían pintando el aire. Los dedos recorrían un espacio imaginario ininterrumpidamente.
Este hecho provocó cierta preocupación en sus progenitores. Melko no daba crédito a semejantes vaivenes cuando volvía al hogar tras generar millones de virutas de madera en su taller de carpintero. Consultaron con el médico del pueblecito de Tokin, con los chamanes de aldeas lejanas, pero nadie parecía encontrar señales extrañas en un hábito tan infrecuente en un bebé de sus meses. Ni era bueno, ni era malo—le aclaraban a la consternada familia—no había motivo de preocupación.
Pronto se corrió la voz y esta cualidad se convirtió en objeto de curiosos, expertos en parapsicología, telekinesia, diversas mancias, cronistas de historias fabulosas, videntes, brujos y curanderos, nigromantes, extranjeros, chamanes, místicos y exorcistas. Las teorías concluyentes de semejante equipo de “sesudos” de la mente y el alma humanos eran divergentes: desde que Vincent obedecía a un ente superior que le dictaba constantemente los trazos que debía dibujar, ya que éstos eran señales inequívocas del futuro del pueblo, hasta que estaba poseído por una vieja hilandera que todavía andaba perdida en las tinieblas, ajena a su nuevo estadio espiritual.
Los médicos ortodoxos también tomaron interés por el bebé pero siempre guardándose las conclusiones para después: “Sin la observación continua de su evolución no se puede llegar a ningún sitio”, sentenciaban.
La familia no dió mayor importancia al suceso. Cuando Vincent cumplió 2 años, Melko decidió no desaprovechar el curioso “don” de su hijo y colocó unos pinceles entre sus deditos para que decoraran curiosa y primorosamente arcones de madera donde las jóvenes casaderas atesoraban los juegos de sábanas y toallas que comprendían su dote, entre otros ricos materiales.
El pueblo de Tokin, pese a vivir de la agricultura, adoraba la belleza, los objetos delicados y artesanos. Ahorraban todo lo que podían para, un buen día, poder rodearse de objetos hermosos, un hogar confortable donde llevar una vida familiar pura y armoniosa.
“Lo bello vale tanto como lo útil” repetía la abuela Fatih a todos aquellos que la atacaban por malgastar su poca vista en confeccionar algunas prendas totalmente prescindibles de la vida rústica y campesina. Los ciudadanos de Tokin vivían en pleno siglo XIX ajenos a muchos de los inventos modernos que iniciaban su aparición en las grandes ciudades.
Un viejo tren de vapor que una vez al año tomaba el farmacéutico del pueblo era lo más vanguardista que tenían en sus vidas, pero apenas si le prestaban atención imbuidos como estaban en unas jornadas repletas de laboreo y de cultura nocturna. En ocasiones se juntaban en casa de Fatih, Melko, Sora y Vincent para escuchar fragmentos de la Odisea, o la poesía de Dante, o algunas obritas cortas de un autor inglés llamado Shakespeare.
En la aldea también vivía una niña, Belotte, que tocaba piezas de Bach en un viejo violín. Con el tiempo, a Belotte se unieron sus otras cuatro hermanas: Atalía, Betsabé, Débora y Lilith. El violín se acompañaba entonces de viola, violón, violonchelo y piano. Con el paso del tiempo, consiguieron tocar casi todos los instrumentos que aparecían en la partitura. Durante una navidad, todo el pueblo cumplió la meta de hacer realidad la Cantata 147 de Johannes Sebastian, quien, por alguna extraña razón era el compositor favorito de la aldea.
Los pocos extranjeros que acertaban a pasar por el lugar no podían creer que esas auténticas virtuosas se pasasen las mañanas dando de comer a los “marranos”, gallinas y conejos, llevándose a pastar un rebaño de ovejas o preparando grandes ollas de jabón fabricado a base de las grasas sobrantes de las carnes que se cocinaban.
Vincent fue creciendo y pasaba tantas horas entretenido en decorar las piezas de madera de su padre que llegaba agotado al colegio. A pesar de ello, le era inevitable seguir utilizando sus manos para realizar óvalos, círculos, líneas rectas, cóncavas y convexas. Llenaba cuadernos a diario apuntando todas y cada una de las cosas que les contaba la maestra. Estos documentos también contenían todos los comentarios ajenos a la explicación en sí misma y no faltaban las riñas a los niños que estudiaban poco, o las propias alusiones a Vincent para que dejara, por favor, de anotarlo todo: “Vincent ¿es que no puedes parar por una vez? Todo esto no puede ser más que obra del diablo”. Hasta las toses de la educadora quedaban registradas.
La imagen de ilustración procede de:
www.r-gonzalezfernandez.com/PRINTS_1989.htm

martes, noviembre 07, 2006

Ni cojo, ni mojo


A ver, mozalbetes ¿Qué clase de expresión es ésta? Es que ayer, paseando por la Universidad unos tipos me han soltado esto a modo de piropo (?) Reconozco que me he quedado muy desfasada en las expresiones de nuestra pujante y talentosa juventud…Pero me sorprende esa mezcla de argentino y español. La verdad es que me he reído e ipso-facto me he acordado de una frase de mi infancia: “Si me mojo, encojo” Alguna se puede escandalizar y preguntarle al maromo de turno: “¿Aún más mi, vida?”. En fin, es una bordería para navegantes y sin ánimo de ofender, sólo de reírnos un poco.

Chicas, tenemos un problema


Tacones de aguja y aceras. Binomio imposible. ¡A ver cómo diántres solucionas este problema, Manolo (Blahnik)!. Porque culpa tuya es que se hayan impuesto los stilettos y nosotras andemos todo el día como la gallina Caponata, intentando no darnos el batacazo. No porque no sepamos movernos en los high heels, sino porque éstos se clavan en las juntas separadas de las aceras o en los desagües de las alcantarillas. Una va, con ese porte de mujer hecha a sí misma y realizada y ¡Zaca! Te quedas con el pie desnudo en el aire y el tacón hincado entre esas maravillosas juntas que te hacen polvo los zapatos, por no hablar de la moral. A ver, chatas, a ver quién nos ahorra la vergüenza de tener que volver sobre nuestros pasos a la pata coja a rescatar los chapines.
Así que, Manolo (Blahnik), desde aquí te lo digo (plagiando descaradamente a Elvira Lindo) ¡Una solución quiero! ¡Que no puede ser hombre! Que te dejas 80 euros en los zapatos y a la semana tienen más arañazos que la niña de "El Exorcista." 80 euros, por que me niego a comprarme unos Manolos, que de los 300 no bajan.

domingo, noviembre 05, 2006

PERDIDOS

Me perdí entre los huertos para escuchar el grito agradecido de los palmerales y limoneros ante la lluvia que, por fin, decidía descargar sus gotas sobre el desierto de Sureste murciano. Decidí abandonar el atasco previo de acceso a la autovía y discurrí por la breve huerta que aún permanece entre espantosas moles de concreto, entre los modernísimos edificios de oficinas. Oí como suspiraban aliviadas las palmas que crecen junto a las acequias y me reconforté con ellas en el plácido torrente del agua, contaminada tras pasar a la capa de la atmósfera. Imbebile en estos tiempos donde reina el CO2 .No existen sendas en la huerta en las que perderse. Se acabó. Nos quedamos sin el paisaje de la infancia. Lo sustituye un frío armazón de pésimo gusto y discutible utilidad. Aún así, aspiro el olor a tierra mojada, porque algo de ella queda entre tanto asfalto, y me siento miserable por todo lo arrebatado. Los caminos de barro y agrillos, las vecinas con sus cánticos junto a la pila de la ropa y el olor a jabón casero. Los niños felices sumergidos en la corriente del riachuelo, lleno de sanguijuelas; los higos recién cogidos y los desayunos debajo de la higuera. Y la cara coloradota de mi abuela Micaela y de mi abuelo, Pepe el Gordo, con su Parkinson y su gayá.
Se acabó. Ya no hay huerta y sus antiguos pobladores vagan como fantasmas por los nuevos centros comerciales preguntándose qué extraño puente habrán cruzado para llegar al infierno. Y nosotros, acudiremos contentos a ver el último estreno y a gastar nuestro dinero en lo que, quizá, antiguamente, eran un bancal de habas.

jueves, noviembre 02, 2006

El éxito, según Victor Hugo



“El éxito es una cosa bastante fea. Su falso parecido con el mérito engaña a los hombres. Para la multitud, el triunfo tienen casi el mismo rostro que la supremacía. El triunfo, este sosia del talento, tiene una víctima a quien engaña: la Historia. Juvenal y Tácito son los únicos que de él murmuran. En nuestros días, ha entrado de sirviente en casa del éxito una filosofía casi oficial, que lleva la librea de su amo y hace oficios de lacayo en la antecámara. Tened éxito: tal es la teoría. Prosperidad supone capacidad. Ganad a la lotería y sois un hombre hábil. Quien triunfa es venerado. Naced de pie, todo consiste en esto. Tened suerte y tendréis el resto; sed felices y os creerán grandes. Aparte de cinco o seis excepciones inmensas, que son la luz del siglo, la admiración contemporánea no es sino una miopía. Se toma lo dorado por oro. No importa ser advenedizo, si se llega primero. El vulgo es un viejo Narciso que se adora a sí mismo, y que aplaude todo lo que es vulgar. Esa facultad enorme, por la cual un hombre es Moisés, Esquilo, Dante, Miguel Ángel o Napoleón. La multitud la concede por aclamación a quien alcanza su fin, sea quien fuere. Que un notario se transforme en diputado; que un falso Corneill haga el Tiridate; que un eunuco llegue a poseer un harén; que un militar adocenado gane por casualidad la batalla decisiva de una época; que un boticario invente las suelas de cartón para el ejército del Sambre-et-Meuse y acumule, con el cartón vendido por cuero, una fortuna de cuatrocientos mil francos; que un buhonero se case con la usura, y que tenga de ella por hijos siete u ocho millones de los cuales él es el padre y ella la madre; que un predicador llegue, con su gangueo, a ser obispo; que un intendente de buena casa al salir del servicio sea tan rico que se le haga ministro de Hacienda; no importa: los hombres llaman Genio a esto, los mismo que llaman Belleza ala figura de Mousqueton, y Majestad a la tiesura de Claudio. Confunden con las constelaciones del abismo las huellas estrelladas que dejan en el cieno blando de un lodazal las patas de gansos.
Víctor Hugo "Los Miserables"

SOLEDAD


En los días que olvido respirar,
vuelvo a tí.
En estos días de anuncios bastardos
de felicidad comprada,
vuelvo a tí.
Agarrado a mis tripas,
te sospecho agazapado
con siete brazos,
atrapando mi vientre,
mientras el tuyo se
tambalea.
Pretendes hacer
la nada de este cuerpo.
No he de olvidarte.
Me lo dicen mis pechos.
No he de negarte,
subraya el silencio.
En los días de muerte
y vísceras,
me enfrento a tu olor.
A mis verdades,
a mis vacíos.

Fotografía: Andrés Barquier Rodríguez