domingo, diciembre 22, 2013

Selfies, selfish




Angelina Jolie posa junto a sus fans


 Beyonce "on my own"


Hugh Jackman


Meryl Streep y Hillary Clinton

Las redes sociales nos han implantado la necesidad de comunicar de inmediato todo lo que nos ocurre. Desde un accidente hasta una grata reunión de colegas. Cierto, estamos instalados en un egonarcisismo que en ocasiones resulta un poco asfixiante. Cuando quedas con una amiga ya no sabes si te tienes que arreglar mucho o poco, no sea que alguien le apetezca sacar el móvil para hacerse eso que se llama un selfie, una palabra que se popularizó cuando alguien creó el hashtag #selfie en la red social Flickr.  Por cierto, la palabrita  ya está incluida en el diccionario Oxford y su uso ha aumentado un 17.000 por cien en el último año.

He de confesar que cuando mejor me lo estoy pasando menos me acuerdo de hacerme una foto. Personalmente, me las hago para matar esos minutos entre una cita y otra; esos minutos inservibles que no te dan para abrir un libro (o encender el e-book, perdón), ni para reflexionar hacia donde se encamina nuestra vida.  Los minutos perdidos acaban, por lo general, en nuestro dispositivo móvil. Es la teta que nos da de mamar, siempre y cuando tengamos megas suficientes, wifi y batería.

Confieso ser una selfie consumada mucho antes de que se pusiera de moda la palabra y tengo autoretratos realizados incluso con cámaras fotográficas de verdad. Facebook es testigo. Por tanto, no atacaré a los selfies compulsivos aunque es un fenómeno que me genera cierto desasosiego. No me gusta compartir cada minuto de mi vida.

El selfie, en mi caso,  a veces ha sido la manifestación de una profunda añoranza hacia alguien en un momento importante de mi vida. En esas ocasiones, abandonaba la multitud y encerrada en un baño frente a un espejo, retrataba la mejor descripción posible de indumentaria, peinado y complementos. Porque selfie, procede de la palabra "self", uno mismo. Y uno mismo con su android , equivale, en muchas ocasiones, a soledad. Además, del self al selfish, apenas hay dos letras de diferencia ¿No os da que pensar?

La cosa es así: "mira qué estupendas estamos, vamos a hacernos una foto para exhibirnos en las redes sociales, o para demostrarle al mundo (ex novios, ex amigas y envidiosos de distinto pelaje) lo maravillosa que es nuestra vida". Qué mal rollo ¿no?
Mis selfies siempre tienen un destinatario. Hoy  es la red de mis seguidores en Facebook, porque, Dios sabe porqué, les encantan las fotos. Uno se machaca las meninges para escribir algo de peso y pasa desapercibido. Sin embargo, sube una foto y puede alcanzar los 500 "me gusta" en un buen día.

En los diarios vemos a Hillary Clinton y Meryl Streep haciéndose un selfie para el recuerdo. Que ambas decidan posar en un gesto simpático frente a su móvil denota, uno: una gran complicidad y, dos, que ambas sienten que el otro es digno de aparecer junto a ellas en una imagen que verán cientos, incluso millones de personas. Porque luego tenemos la foto del selfie, que esta es otra. Alguien toma la imagen como si hacerse un selfie fuese un momento trascendental para la humanidad, sobre todo si en ese selfie aparece una celebrity como David Beckham o Angelina Jolie.

¿Y dónde van a parar esas imágenes? A la descomunal nube, ese cielo infinito de megapíxeles que esperemos nunca caiga sobre nuestras cabezas porque imaginaos lo que puede ser la dichosa nube así pasen 50 años. Una estepa digital, una extensión infinita de nuestra imagen repetida hasta la extenuación.

Moriremos aplastados por nosotros mismos y la culpa es sólo nuestra por ser tan selfish.



4 comentarios:

Beauséant dijo...

A veces me preguntó que dirán los antropologos dentro de miles de años de la cantidad de cosas que hacemos ahora como algo normal. Aunque, claro, dentro de miles de años quizás no existan ni ellos ni nuestra raza.

Miguelo dijo...

Cualquier día se pasara a vivir únicamente en la nube.

LOLA GRACIA dijo...

¿A qué huelen las nubes? Ay, qué mal rollito me está empezando a dar :)

Sandrajtem dijo...

La eterna estupidez nunca pasará de moda.