La fidelidad absoluta no existe, ni falta que hace. El que perjure que es fiel a su pareja las 24 horas del día de cabeza, cuerpo y corazón, miente. No le creáis. Así que, si Hollande tenía una amante, lejos de demonizarle, le hace, a mis ojos, más humano.
Eso sí, lo de François han sido cuernos. De los feos. Porque
hay una enorme diferencia entre cuernos e infidelidad. También nada que ver con
las fantasías que os montáis vosotros heteros con Scarlett Johansson o, en nuestro
caso, con Scott, el macizorro hijo de Eastwood. Del mundo gay desconozco el hit
parade del momento.
Los cuernos tienen algo de flagrante, de descaro. Era
imposible que no pillasen a Monsieur le président. ¿Pero qué les pasa a los
hombres cuando llegan a la pitopausia? ¿Creen que la Viagra les hace invisibles
o qué? Imaginar a este gordito relleno escapar del Eliseo por la puerta de
atrás como un vulgar Casanova, montarse en su moto y acudir al lecho de su
amada como la hormiga atómica (lo digo porque no se quitaba el casco) es que me
produce más risa que escándalo. El binomio de la pasión, C+C: Casco + Croissant.
Qué tierno.
El mundo entero se ha solidarizado esta semana con la pareja oficial de Hollande, Valérie, la pobre, ingresada en un hospital por un ataque de ansiedad y
visitada tan sólo por la ex esposa oficial del susodicho, Ségolène Royal ¿Os
imagináis la conversación de las dos ex?
-No dirás que no te lo advertí, con esa carita de Toppo
Gigio, es un semental en busca de carne fresca
-Cómo he podido estar tan ciega
Y tanto ¿Tu pareja te pone los cuernos dos años seguidos con
una pimpolla casi al lado de tu casa y no te enteras? Valérie, tu
pecado ha sido el de la omisión: ya no estabas enamorada de tu gordito relleno.
Una mujer enamorada huele la cornamenta a kilómetros.
Porque ellos, ellos serán débiles, cabrones, infantiles, comodones y volubles; ellos querrán siempre mujeres más jóvenes (salvo el bueno de Hugh Jackman, que es la esperanza de todas nosotras, las que tenemos 40 y pocos ó 40 y muchos y asistimos diariamente a la tortura inenarrable del paso del tiempo y del imperativo de ser joven a toda costa) pero ellos disimulan fatal y mienten fatal. No me trago que Valérie no supiera nada en dos años pero, amiga, ser primera dama da mucho gusto. Tienes chófer, despacho, una agenda interesante. No la culpo a ella ni exculpo al caradura de François que ha roto el primer y principal pacto que debe unir a las parejas: el respeto ante todo. Hijo mío, con que Julie viviese en Chantilly, la cosa cambiaba. Pero es que a vosotros os pierde la comodidad.
Porque ellos, ellos serán débiles, cabrones, infantiles, comodones y volubles; ellos querrán siempre mujeres más jóvenes (salvo el bueno de Hugh Jackman, que es la esperanza de todas nosotras, las que tenemos 40 y pocos ó 40 y muchos y asistimos diariamente a la tortura inenarrable del paso del tiempo y del imperativo de ser joven a toda costa) pero ellos disimulan fatal y mienten fatal. No me trago que Valérie no supiera nada en dos años pero, amiga, ser primera dama da mucho gusto. Tienes chófer, despacho, una agenda interesante. No la culpo a ella ni exculpo al caradura de François que ha roto el primer y principal pacto que debe unir a las parejas: el respeto ante todo. Hijo mío, con que Julie viviese en Chantilly, la cosa cambiaba. Pero es que a vosotros os pierde la comodidad.
Hablemos ahora de la bella Julie. Actriz, con dos hijos, divorciada del sólido
e interesante director de cine, Santiago Amigorena; con más de 60 películas a
sus espaldas y cuya carrera comenzó desde la nada. Porque sin nada se marchó a
Londres a estudiar a la Actor´s Studio. Todo el mundo se solidariza con la
maltrecha Valérie ¿Pero qué hay de Gayet? Gayet ya ha perdido, por ejemplo, la
oportunidad de ser jurado en los Premios Médicis. La han borrado de un plumazo.
Con 41 años puede perder muchas más cosas. Ya el año pasado interpuso la
primera demanda contra una revista que hizo correr el rumor de su affaire con
le prèsident ¿Y Valèrie no sabía nada?
Amos, anda.
Esta es la historia de un engaño a tres bandas, como tantas
otras. Una historia de cuernos.
3 comentarios:
Aquí en España, en la casa real, tenemos un caso muy similar, pero aquí la censura es aún muy fuerte, por más que la palabra censura haga arrugar el hocico a más de uno.
Las esposas legítimas, por lo general, no se ofenden por los cuernos, se ofenden porque sean demasiado descarados. Supongo que llega unos años que sabes que la cosa se ha acabado, pero comprendes que te has aclimatado a una forma de vida que te lo da todo y no te pide nada.
Totalmente de acuerdo contigo.
A ciertas edades la inocencia deja de ser una excusa, ¿verdad?
Por lo que se por amigos franceses, la primera dama es fría y ambiciosa. No le preocupan los cuernos, el engaño, sinó que ha quedado en evidencia por consentirlos. Por lo demas, tus comentarios acerca de las 40+ y de ellos, totalmente de acuerdo, salí el sábado y justo me fije en como señores mayorcitos tonteaban detras de chicas muy jovenes. Lo que mas me extrañó, es como chicas monísimas daban muuuucha bola a calvos barrigotas, teniendo en cuenta que en una discoteca no cuenta la conversacion ;)
Comparto lo que dices de las escapadas. Aquí, el equivalente que tenemos al Monsieur, también se escapaba en una de las motos de su amplio garaje a medianoche y tenían que salir los escoltas como locos detrás. Porque por supuesto, no avisaba de que se iba.
Sobre lo de ir con jovencitas menos Hugh Jackman no. Hay más casos como Hugh Jackman pero menos como Deborra-Lee Furness —su parienta—. Y lo digo por experiencia propia.
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