martes, marzo 01, 2016

8 minutos, 40 segundos

   



 Queridos, les tengo que hacer una queja. No sé cómo andará el mundo gay, pero en el universo hetero de la España del siglo XXI, los caballeros, por llamarles de algún modo, cada día tienen menos pundonor y a muchas se nos hace cuesta arriba denominarles de tal forma. No, no quiero generalizar, pero las señoras, amigas de 30 en adelante con las que me topo me vienen todas con la misma historia. Los hombres se esfuerzan poco. Cada vez menos. No sólo en la conquista ( y ahora me adentraré en ese tema, que es otro) sino en un simple encuentro de cama.

 A ver si se enteran de una vez. La mayoría de las mujeres no buscan en el amor verdadero cuando tienen un encuentro sexual pero, al menos, quieren sentirse deseadas, mimadas, cuidadas. Eso de follar y largarse es lo peor del mundo. Y perdonen la palabra pero es que a eso no se le puede tildar de algo tan cursi como hacer el amor.

No hay clase y si me apuras, ni educación. Vayamos a la conquista. El hombre es cazador por naturaleza y no le gusta sentirse presa ni preso. Cuando es ella la que toma la iniciativa finalmente acaba condenada no sólo por el propio (incluso después de haber compartido muchos momentos de cama, incluso de relaciones de varios años) si no por toda la sociedad. No nos engañemos. Está mal visto eso de la mujer lanzada, fogosa, con temperamento. 

A los señores les encanta soñar con ellas, verlas en las películas, desearlas con ardor en su soledad pero esta mujer asusta. Hace falta un hombre muy yang (o sea, muy masculino, muy tío para entendernos) para medirse con este estilo de doña poderosa y sin miedos. Mi explicación está clara y responde a una realidad que he manifestado en más de una ocasión en estos artículos. Nos estamos acostumbrando al sexo solitario. A las relaciones virtuales. Qué pereza, qué asco de tíos, por favor.

 Lo más divertido es que según un estudio de la web PornHub el hombre español tarda exactamente 8 minutos y 4 segundos en consumir porno. Ya saben a qué se dedican durante ese tiempo ¿no? Porque además, a diferencia de otros países, no sólo se gasta un minuto menos de media en este autoconsumo masturbatorio, sino que los señores (sólo un 20% de la mujeres consume porno) lo ven en sus casas, en sus PC, vamos.

 Si nos acostumbramos a relaciones sexuales de 8 minutos y 4 segundos, entiendo que todo lo demás para ustedes, ejemplares del sexo masculino, sea picar piedra: nada de dormir en cucharita, nada de palabras bonitas al oído, nada de cosquillas, de juegos con la piel, de comer y follar y dormir y volver a comer y follar y dormir. No, nada de eso. Es mucho trabajo. Entiendo y estoy segura de que esto no es así en todo el espectro masculino pero en otro sí lo es. Y alarmante. El sexo se ha convertido en un objeto de consumo. Si no media dinero de por medio, parece que tan poco luce. Es una pena.

El sexo es un vehículo para conocerse a uno  mismo y a los demás. Una vía de acercamiento. El sexo es rico, nos humaniza, nos hace grandes. Follar y largarse, no. Eso es basura. Pero, por lo visto, cada día nos gusta más la basura, nos aterran más los cambios, nos desequilibra el hecho de abrir nuestra vida a otra persona y preferimos mantener nuestro status quo de mierda a costa de lo que sea. Incluso a costa de nosotros mismos.

1 comentario:

Beauséant dijo...

Estamos creando tiempos muy confusos, me temo, tanto para hombres como para mujeres. Por un lado queremos ser fuertes e independientes, triunfar en la vida, hacer deporte y yo que sé que más cosas.. y entre todo ese lío al final quedan 8 minutos para lo importante :)