sábado, junio 18, 2016

En cierto punto

 

 El otro día se me acercó una señora muy sigilosa para preguntarme dónde estaba el punto G. Podía haberle contestado como hablaban los surrealistas. Le podría haber dicho: en cierto punto. Y no le mentiría ¿Verdad? Hablar de sexo ante amas de casa que sobrepasan la cincuentena es algo muy rico . Se aprende. Para explicar donde se halla cualquier elemento de la geografía humana, un dibujo es lo gráfico, lo fácil, lo evidente pero, ante la imposibilidad de tener uno a mano —con un lenguaje de manos entre flamenco, simiesco y grotesco— traté de poner fin a su duda. El ser humano se mueve con especial soltura por entre lo desconocido y lo misterioso.

Quizá lo que no salta a simple vista nos emociona e intriga más que otros atributos tan o más sexuales que el tan famoso y pregonado Punto G ¿Pero yo me lo puedo palpar? Pues depende del dibujo de sus entrañas. De lo largos que sean sus dedos... Depende. Todo es en cierto punto. Como la noté algo angustiada por sus relaciones sexuales con el marido de toda la vida intenté tranquilizarla: esto no es el salto de pértiga, lo importante, amiga, es pasarlo bien ¿Ha probado a pedir que la bese en el cuello? Quizá eso la excite más que el saber que su esposo anda perdido entre sus grutas buscando tesoros. ¿Será suficientemente hábil para encontrarlos? ¿La herramienta será la adecuada? El kamasutra explicaba cómo no todos los hombres son compatibles con todas la mujeres.

Hay órganos sexuales que encajan como un puzle y otros que no hay forma, vaya. Todo es ortopédico y más complicado que una pirueta de El circo del sol. Pero más allá de los genitales buceemos precisamente ahí, en ese cierto punto, esa complicidad que se tiene o no se tiene, que se tuvo o se perdió, y que es la base de la diversión y el juego entre las sábanas. 

Si convertimos hacer el amor ,o follar en una gymkana, estamos perdidos. -Pero es que yo con el clítoris voy muy bien -Pues mejor para usted, si eso le satisface, fantástico. -Claro que lo otro no lo he probado Como ya discurríamos en esas intimidades, en confianza le comenté que el orgasmo "con clítoris" como decía ella es estupendo pero, personalmente prefiero gozar por cuantos más sitios mejor. La sonrisa de picardía era indescriptible: "lo del clítoris está bien, amiga, pero lo otro es el premio gordo. No sólo eso, que si se relaja puede encadenar un orgasmo con otro. Vamos, que es mi experiencia, pero sin obsesiones ¿vale?" No sé cómo le irá a esta señora y su marido. El caso es que me encantó esa frescura a la hora de comentar esas intimidades. Las mujeres de cierta edad son la antítesis de la mojigatería. 

Los que consideran que nuestra Región es retrógrada, que se asomen por algunas asociaciones de amas de casa. Quizá les pregunten algo que no sabrán siquiera responder. Mi sueño es ser como la Streisand en los "Padres de ella" y enseñar a todo el mundo a disfrutar de su sexualidad con alegría, sin complejos y sin miedos. Y si son parejas mucho mejor. Y si sobrepasan la cincuentena, mejor aún. Igual que un mapa de Murcia no huele a Murcia; es un dibujo sobre un papel; una abstracción que jamás podrá recoger las emociones de una tierra, sus playas o sus cielos increíbles; que alguien sepa exactamente donde se encuentra ubicado el punto G es sólo fundamental en la sexualidad y sexuación de una persona... hasta cierto punto  



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