domingo, agosto 20, 2006

El cielo protector


Estas nubes, casí renacentistas, gordas como algodón de azúcar, nos cuidan y miman en unos días que seguro nunca olvidaremos. Por su paz, por la absoluta despreocupación por los problemas del mundo, por las maravillosas lecturas, por la risa contagiosa de un niño feliz. No sé si regresaremos el próximo verano. Ni siquiera hemos vivido en un mar de aventuras. Todo es programable, casi rutinario, pero tan sencillo, con tan pocas prisas, que extraña. Sólo la pequeña familia, sólo el mar y el sol. La música de Julieta Venegas, toda la serie de "El Padrino", los dibus de Sreck y "Alicia en el país de las maravillas"; la cutre-feria del pueblo con su cochecito de chupa-chups. La gloriosa "Lolita" de Nabokov y muchos, muchos bikinis. Rosa, marrón, blanco, rojo, negro, naranja. Y el mercado donde venden tantas cosas inservibles, tantas gafas de imitación a tan buen precio. Y el paseíllo nocturno; corto, reposado, con el cric-cric de las pipas. Y la calma de este cálido e inusualmente pachorro verano. Ya llegarán los despertadores (más pronto que tarde), el estrés, los nervios, las angustias del no llego, no llego, no llego (me voy, me voy, me voy, que dice el conejito de Alicia). Ya llegarán los desvelos profesionales, los sinsabores y, eso sí, lo bueno. El reencuentro con los amigos. Pero mientras llega, me desperezo como una gatica panza arriba; casi feliz, casi sin soledad, con la mente y el alma repleta de amaneceres, de atardeceres, de ranas que saltan en un estanque perdido, de nuevas palabras en la boca de un infante que crece, que crece a prisa, que pide leche, pipas, dibujos y al que nunca le gusta la fruta. Hasta el amor, tan cicatero él, vuelve a hacer acto de presencia del modo sosegado y tranquilo que da la confianza y el cariño y un lazo bien fuerte que nunca se rompe por mucho que se estire.

2 comentarios:

Mgda dijo...

Felicidades...veo que estáis pasando las vacaciones bien.
Besitos

desmitificador dijo...

Bonita letanía. La verdad es que sorprendes.