She likes his coat,
She likes his vest,
Likes the way that he moves
Nevertheless
He cuts her heart,
He cuts her throat
Cuts her life into pieces just like that
“Jack the ripper”. Sophie Dunér
Sale por las mañanas tras beber su café, desayunar las mediocres tostadas, sin mantequilla ni mermelada, ni –qué ordinariez—aceite de oliva. Sólo pan solitario y café de Yauco sin azúcar. Traspasa el portal tras leer en el periódico “Anoche, otra chica muere asesinada en Alonso Martínez”. Perfuma su puño y cuello. Siempre ha sido un coqueto, no lo puede evitar. Eva, la mucama de servicio, le avisa que ya tiene planchado su traje para disertar en el Club. Lo que no sabe Eva es que esta madrugada, de camino a su confortable hogar, abandonó en el contenedor los restos de su oficio carnicero nocturno. La chica se llamaba, Gloria. Tenía un niño de tres años y debía al dentista el importe de los implantes; a Lola, de la mercería, varios kilos de ropa interior que jamás le abonaría.
Él, un peregrino de su propia vida, un chovinista, un aparente señor de existencia domesticada, manejaba los hilos de indefensas mujeres como marionetas de su posesión.
Él, un hombre casado, de cierto prestigio entre sus colegas, con premios y galardones varios, con la honorabilidad de los años, llevaba la doble vida de “Jack, el destripador” en su mirada y en sus manos. Era una fotocopia burguesa de Jeckyll y Hide. “Pobre Gloria--mascullaba mientras terminaba de apurar el último trago de café—pero se lo merecía. En realidad nunca me gustó, no fue mi tipo y ¡con esa manía de contradecirme continuamente!, de recordarme cosas que dije y que mejor me tendría que haber callado”.
Siempre mujeres rubias, con el pelo largo, con sonrisa y bondad en la mirada. A ser posible inteligentes. ¡Ay! Pero la inteligencia jugaba en contra de Jeckyll. Y entonces brotaba el insulto y la humillación y la maldad. Las afortunadas conseguían huir. Un visado de nuevo a la libertad, tras los meses o semanas de cautiverio. Las compasivas sufrían peor suerte. Entonces, él, iniciaba el acoso y derribo: “eres un desperdicio, una anormal, tu vida será gris, anodina y vacía. Eres una mediocre sin remedio.” Alguna que otra acabó en el hospital: un moratón, una crisis de ansiedad, una depresión con visos de suicidio. Pero en los últimos tiempos su paciencia era corta y la tolerancia le resultaba estomagante ¡Para qué perder el tiempo con el acoso psicológico! ¡Pasemos a la acción, Hide! ¡Démosle su merecido a todas esas zorras !
Así se convirtió en hombre de prestigio de día, carnicero de madrugada.
She likes his vest,
Likes the way that he moves
Nevertheless
He cuts her heart,
He cuts her throat
Cuts her life into pieces just like that
“Jack the ripper”. Sophie Dunér
Sale por las mañanas tras beber su café, desayunar las mediocres tostadas, sin mantequilla ni mermelada, ni –qué ordinariez—aceite de oliva. Sólo pan solitario y café de Yauco sin azúcar. Traspasa el portal tras leer en el periódico “Anoche, otra chica muere asesinada en Alonso Martínez”. Perfuma su puño y cuello. Siempre ha sido un coqueto, no lo puede evitar. Eva, la mucama de servicio, le avisa que ya tiene planchado su traje para disertar en el Club. Lo que no sabe Eva es que esta madrugada, de camino a su confortable hogar, abandonó en el contenedor los restos de su oficio carnicero nocturno. La chica se llamaba, Gloria. Tenía un niño de tres años y debía al dentista el importe de los implantes; a Lola, de la mercería, varios kilos de ropa interior que jamás le abonaría.
Él, un peregrino de su propia vida, un chovinista, un aparente señor de existencia domesticada, manejaba los hilos de indefensas mujeres como marionetas de su posesión.
Él, un hombre casado, de cierto prestigio entre sus colegas, con premios y galardones varios, con la honorabilidad de los años, llevaba la doble vida de “Jack, el destripador” en su mirada y en sus manos. Era una fotocopia burguesa de Jeckyll y Hide. “Pobre Gloria--mascullaba mientras terminaba de apurar el último trago de café—pero se lo merecía. En realidad nunca me gustó, no fue mi tipo y ¡con esa manía de contradecirme continuamente!, de recordarme cosas que dije y que mejor me tendría que haber callado”.
Siempre mujeres rubias, con el pelo largo, con sonrisa y bondad en la mirada. A ser posible inteligentes. ¡Ay! Pero la inteligencia jugaba en contra de Jeckyll. Y entonces brotaba el insulto y la humillación y la maldad. Las afortunadas conseguían huir. Un visado de nuevo a la libertad, tras los meses o semanas de cautiverio. Las compasivas sufrían peor suerte. Entonces, él, iniciaba el acoso y derribo: “eres un desperdicio, una anormal, tu vida será gris, anodina y vacía. Eres una mediocre sin remedio.” Alguna que otra acabó en el hospital: un moratón, una crisis de ansiedad, una depresión con visos de suicidio. Pero en los últimos tiempos su paciencia era corta y la tolerancia le resultaba estomagante ¡Para qué perder el tiempo con el acoso psicológico! ¡Pasemos a la acción, Hide! ¡Démosle su merecido a todas esas zorras !
Así se convirtió en hombre de prestigio de día, carnicero de madrugada.
Pintura: The conductor de Sophie Dunér
19 comentarios:
Eso es llevar el ritmo en un relato, guauuu...
Las amigas de mis amigas...
Un saludo, Lola.
Pues que me he quedado sin palabras...me ha gustado mucho. Enhorabuena...
Un beso
si, ya te he votado n.n lo que pasa es que la base de datos de los premios no es "live" sino que se actualiza una sola vez al dia, creo que a las 12 hora de españa, pense que lo sabias por ser colaboradora :)
por cierto, escribes bien, me gustaria que checaras mi colectivo donde encontraras TODAS mis webs (no me limito al blog que es algo personal) www.alamedianoche.com (todas las webs de ahi son mias)
salud y rock
atte. sanshiro
Y los hay que matan con sólo levantar una ceja...
Muy bueno, mantiene la tensión hasta el final!
Saluditos apretados
La doble vida... no siempre es fácil de llevar.
Este blog hay que votarlo para los premios de 20 Minutos!!!!!
¿Y por qué será que a mí siempre me han encantado las pelis de psicópatas aunque sean muy malas?
je, je, je, je...
Me gustan las películas simples que empiezan con un asesinato para después de comer, a ser posible de sicópatas... hmmmm... pero para la vida oí algo el otro día: los hombres buscan mujeres que ya no quedan y las mujeres buscamos hombres que aún no hay. Tendríamos que excluir a los sicópatas, que parecen recoger las malas esencias del ser humano y siempre están ahí, y suelen ser hombres... hmmmm)
¿Recuerdas a Michel Piccoli con su muñeca de goma? hmmm...
Un relato muy crudo, duro y perfectamente narrado. Menos mal que no soy rubia...
Muchos besos
Esto me hace preguntar algo muy sencillo:
¿conoces a tu vecino?
Es que siempre que se descubre algo espeluznate, su autor es alguien,
por lo general, estigmatizado como una persona buena y tranquila, que
hasta goza del respeto de la comunidad, en algunos casos.
DTB
Gracias a los que os ha gustado.
Pilar. No sé si ha quedado claro pero, en este caso, la narradora odia al psicópata. Sobre todo a este tío de buen ver, mejor reputación que luego es un cabrón de mucho cuidado. Me conozco algunos que, si bien no son capaces de matar, sí de maltratar psicológicamente.
Joss...No, definitivamente, casi nunca conocemos a nuestro vecino.
Un beso para todos
dentro de nosotros hay muchas personalidades peligrosas luchando por salir... hace falta poco, muy poco, para hacerla salir.
vayamos por partes.... :)
Nuestras múltiples personalidades no tenemos más remedio que aceptarlas y convivir con ellas, pero las de los demás son de los demás y si uno las acepta no valen reproches, ni buscar culpables porque es algo elegido. Se ha decidio entre superar el miedo o aceptar. ¿Elegiste la aceptación? eso es lo que hay. Siempre te queda el consuelo de que si te van acostumbrando con el tiempo irás tragando, o no?
P.D: me apunto a la próxima cena.
Besicos Lola
Anónimo, como no se quien eres, imagino que me conoces y yo a tí...pero, en fin. Creo que, como dirían los gomaespuma...En las relaciones personales, cuando uno empieza a plantearse el tragar...es mal rollo. Y, desde luego, tragar no va conmigo nada y creo que una relación saludable del tipo que sea, amistad, amor etc, etc no debería entrar el término tragar. De acuerdo que todos tenemos un mal día y hay que ser tolerante pero...En fin, que tragar no es amistad, ni amor, ni nada..
"Valiente" hijo de...!
Luego de este tipo de animales, sus vecinos dirían que era un marido-padre-vecino ejemplar...
Me gustó mucho.
Un beso, Lola.
Las mata callando, el tipo
Pues a mí, sinceramente, el relato me recuerda muchísimo a 'American Psycho', la novela de Brett Easton Ellis.
Pero con muy buen ritmo, sí señora. Creo que todos llevamos un psicópata dentro. Si todos lleváramos una pistola al cinto...
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