Elvira sintió un repeluzno en su nuca. Recogía los enseres para volver a la ciudad y antes de echar un último vistazo al atarceder marino, se detuvo en seco. El plato duralex, donde había reposado una humilde tortilla francesa, se hizo añicos. Una brisa gélida se coló por la ventana y apagó su cigarrillo. Intentó no hacer un drama de la situación. Una sucesión de casualidades, eso era todo. Entró al dormitorio e intentó cerrar la maleta, pero era imposible. De pronto, un estrépito en el salón anunciaba un desastre de menaje de alquiler. Toda la platera al suelo. Se lo descontarían de la fianza, una faena.
No quiso hacer caso de los fenómenos. Se sentó encima de la maleta y consiguió escuchar un "clic" liberador. Entonces sintió el silencio. El frío espectral. No escuchaba las olas del mar, ni el viento que fustigaba las menorquinas. Todo quedó en suspenso, como en un sueño sin conclusión. Entonces lo escuchó claramente. Era su voz: "Elvira". Nada más dijo su nombre. Una voz masculina y grave que escuchó años atrás antes de tener a su primer hijo; después, antes de conocer a su último marido, fallecido en un accidente de tráfico.
Elvira recompuso su traje de punto, abrigó sus hombros con una rebeca de lana fría y se despidió de la casa que tan mal la había tratado en los últimos meses. Allí acudió tras quedarse viuda para enterrarse en vida. Pero la casa no se lo permitió. Primero abrasó su palma derecha con agua hirviendo; después vinieron los portazos; una puerta rota que casi le pisa la espalda; olores repugnantes de los sumideros. La situación era tan espantosa que Elvira no pudo siquiera apenarse de sí misma. Aguantó tres meses y decidió de nuevo salir al mundo. "Elvira". Otra vez la voz. Pensó que ya que las ánimas le daban semejante tabarra, podían tener el detalle de avanzarle algún capítulo de lo que le esperaba al regresar al viejo hogar.
En vez de torturarla con noches sin dormir debieran ellas-las ánimas, esas puñeteras hijas de puta--procurarle paz y alivio.
Su corazón estaba herido y ella estaba sola con sus espíritus. Malditos espíritus burlones.
-"De acuerdo"--exclamó en voz alta--"Me largo de aquí. Prometo no quitarme la vida.Prometo dejar de fumar, alimentarme con más esmero, pero dejad de atosigarme, cabronas".
Y Elvira, colocó sus cosas en el maletero y marchó sola. Pero sola de verdad.
16 comentarios:
Animas cabronas, hijas de puta, burlonas y puñeteras....Demasiados calificativos para pesadillas que en forma de recuerdos perviven en el subconsciente de Elvira.
Se nota que llegó el otoño y tras el Búsito llegaron aquelarres, meigas y fantasmas.
Corto relato de fácil y agradable lectura por otra parte.
Animas cabronas, hijas de puta, burlonas y puñeteras....Demasiados calificativos para pesadillas que en forma de recuerdos perviven en el subconsciente de Elvira.
Se nota que llegó el otoño y tras el Búsito llegaron aquelarres, meigas y fantasmas.
Corto relato de fácil y agradable lectura por otra parte.
Siempre me ha gustado el nombre de Elvira...
Hermoso post, a fe mia...
Que difícil debe ser seguir viviendo, algunas veces...
Si es que las ánimas son como el perro del hortelano: ni viven ni dejan vivir.
buena!
por cierto: repeluzno? :)
Si...repeluzno. Lo leí por primera vez a Juan Manuel de Prada.
Hola Lola:
Muchas gracias por tu amable visita y comentario.
Estremecedora historia esta de Elvira.
Nos veremos-leeremos.
Salud y suerte.
Nacho.
Pero sola de verdad. Me pregunto qué será eso.
Aroma a Poe, a Maupassant y a leyendas de Bécquer. No creo que se pueda decir nada mejor. Bss, Lola.
Sushi...qué exagerao, chico, que no es pa tanto. Es un relato de insomnio y escrito del tirón...
besicos a todos.
Consupermiso, ytrasotranochedeinsomnioheleído:
"colocósuscosasenelmaleteroymarchósola.PeroLoladeverdad"
Saludosdearmstrongfl
Bueno, por lo menos estas ánimas la atosigaban por su bien. Creo. Qué miedo.
Cuando uno consigue partir y dejar atrás sus miedos, la huída sirve para algo. Si no, se queda en simple huída.
Como siempre alabo tu capacidad de transmitir desde la brevedad.
Besitos/azos.
"Sola, pero sola de verdad..."
¿seguro?
Muy bueno, Lola.
:)
Hola, Lola (con verso jeje); escribia para decirto lo mucho que me gustó tu post. Si pues ¿a lo que nos lleva la autodegradación no?, siento empatia con Elvira. ¿estará tu post en "sospechosos" de editorial Kala verdad? te deseo suerte.
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