Martina tenía un novio atípico en Francia. Él trabajaba en una gran multinacional y mostraba un asombroso parecido con Rimbaud. Su relación era especial. Nadie, excepto ambos, sabía de su amor. Nadie, excepto ambos, participaba del singular viaje que realizaban una vez al año de Paris a Brasil sin abandonar los raíles. El singular trazado se elevaba a alturas inauditas donde Martina y el trasunto de Rimbaud hacían el amor en vagones desiertos, poblados únicamente por almohadones deliciosos y sábanas de fantasía. Cada año, terriblemente, se deseaban y realizaban los juegos soñados en largas estaciones de estío. Un día, el tren descarriló en plena efusión de enamorados. Por un instante, las leyes de la física abandonaron el pulso al sistema solar y el vagón apareció perdido en una nada desértica de La Mancha. Martina y hombre rompieron el anonimato y sus rostros imprimieron viejos daguerrotipos, portadas de papel prensa. La fama acuchilló la pasión y un arquitecto acudió al lugar de los hechos para estudiar con minuciosidad de numismático la arquitectura de tan raro vagón.
Imagen de Al Moner (UP Bonneville, 1928)
9 comentarios:
Iban de Paris a Brasil y descarrilaron en La Mancha?. Pais !!! :)
Es una buena forma de morir, aunque la fatalidad los hiciera protagonistas...
Besos
En teoría no mueren. Se hacen famosos y eso mata al amor.
Es un tren surrealista que vuela, se sale de los límites y va a parar a la estratosfera...
que naide sepa de que estas enamorao es mu triste...
el cariño se nota en la cara de una persona.
manke no venga al caso, mi aguelo en sus conversaciones de mayores, decia que a una vaca/un toro sali@ se le ve a la legua, y al primer encuentro con el toro, preñaba el animal.
juan, el platero, es un conocedor del mundo de la sandia y del melon... cualquiera no corta sandias (si quieres que te salgan rojas) ni melones.
manke no venga al caso, a martina se le veria su efervescencia sentimental endejelejos... como a las sandias, efervescencia roja, sino esa historia no existio jamas, solo en la mente de quien la tradujo a las letras.
llena pepe
Hoy estoy leyendo por la blogosfera historias tristes.
¿Será el cambio horario?
No me gusta la oscuridad.
No me parece una historia triste en sí...rara, sí.
Estos trenes a veces no hay que dejarlos marchar sin subir en ellos. Aunque lo del descarrilamiento y el encontronazo con la fama nos pueda dejar alguna herida... y de las que no se ven.
Saludos.
Lola, el fantástico (de fantasía)viaje en tren que nos cuentas, me ha teletransportado en sólo un segundo al vagón del ferrocarril más mágico, extraño y ensoñador del nunca tuve noticia: el que cada día recorre el mundo imaginario, repleto de excéntricas criaturas, de 'El viaje de Chihiro'. Gracias por hacerme evocar con tu relato esa historia tan maravillosa (que es como la 'Alicia en el País de las Maravillas' del siglo XXI), y encima empleando esa estética eiffeliana/juliovernesca propia de 1900 que tanto me gusta. ¡Menos You tube y más daguerrotipos! Besos
Manke no venga al caso....todos subimos cada noche en el entresueño a algún vagón estratosférico. Todos tenemos historias hermosas y ocultas en esos viajes de entrevela...Manque nos pese..
Y Martina cayó en La Mancha...otros nos caemos de la cama (pocas veces)....y el tren sigue su camino para volver puntual a otra noche, a otro sueño ,a otro vuelo imaginario.
Manke no venga al caso
Lola,
Que romantica estas¡¡
Hija, para mi, mucho tren y nada más¡¡
B x C
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