Manos blancas
dibujan ternuras.
Rostro níveo para
el rostro cansado.
Duerme, guerrero.
Descansa del
fractal mundo,
engreído y
despiadado.
Las ruinas del
castillo aguardan
la resurrección
gallarda de tu
simiente.
Y unas manos blancas
recorren las horas
del miedo, sin miedo.
Imagen P1ONERO en Flickr
dibujan ternuras.
Rostro níveo para
el rostro cansado.
Duerme, guerrero.
Descansa del
fractal mundo,
engreído y
despiadado.
Las ruinas del
castillo aguardan
la resurrección
gallarda de tu
simiente.
Y unas manos blancas
recorren las horas
del miedo, sin miedo.
Imagen P1ONERO en Flickr
6 comentarios:
Y a mi que al leerlo me han dado ganas de sentarme y descansar... precioso.
Por cierto, enhorabuena por el ciclo. No pude asistir todos los dias (el trabajo, ya se sabe, es lo que tiene), pero me llevo la esencia de lo hablado (o eso creo)
Un beso y con tu permiso, seguiré leyéndote cada vez que pueda.
Gracias por asistir. Sin público como vosotros, las actividades no tendrían ningún sentido.
Gracias por asistir. Sin público como vosotros, las actividades no tendrían ningún sentido.
Ternuritis en estado puro...
(cómo somos!!)
(y preciosos tus versos, como siempre)
El descanso de carne es de lo mejor que hay.
Cuánto se nos ha dado a cambio de nada y qué difícil pararse un segundo a degustarlo.
Un saludo
Jesús
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