sábado, agosto 02, 2008

Flamenca japonesa en la Expo



Hay cosas que sólo pasan en la Expo. Uno queda a comer en India, se emociona con las cajas de laca de Corea o se reencuentra con los sonidos ancestrales del Pacífico sin salir de un recinto, usualmente atestado de gente. Hay sorpresas, como ese mundo en el techo de Navarra, la catarata de Japón. Una maravillosa película de Saura en el pabellón de la cestería (Aragón), un bailarín que hace de la jota un arte, tambores de Calanda y un sincero homenaje a Buñuel.
Luego, las típicas conversaciones por el móvil "¿Entonces estás en Kazajistán? Muy bien, vale, nos vemos en una hora en los Emiratos Árabes".
Pero también a una le pasan cosas como que, camino del hotel, se encuentre con una piña de flamencos japoneses que tocan un particular ouke lele y una guitarra española, que te invitan a un tinto del Somontano y al final, una, que salía a dar una vuelta, acaba como la Lola Flores, falda arremangá y taconeando en las losas de la acera, mientras todos exclaman ole y ole.
Pero ahí no queda todo. Esta aventura me aconteció junto a mi amiga Cristina de Magentha, quien me confesó entre hipidos que era la noche más surrealista de su vida.
Un viejo más viejo que la vida, japonés, of course, y gran maestro del instrumento mencionado se puso a cantar algo que sonaba a Geisha del Hawai pero con voz de tierra antigua. No sé si me explico. Llegado este momento, los japoneses, tan ceremoniosos ellos, se pusieron en pie a bailar como árboles agitados por el viento. Por supuesto, los brazos eran las ramas...Así que, ahí estábamos todos. Alrededor de 20 personas humanas efectuando una danza (?) cual cuerpos y mentes tras los efectos del peyote y dolor de tripa de tanto reir. Qué noche, Dios.
Lo que no te puedes perder en la Expo

La cabalgata de "El circo del sol" (sin colas)
Los azafatos y azafatas del Pabellón de Murcia
Los audiovisuales de Japón, Corea, Aragón, Holanda y pabellón de España
El teatro virtual de Argelia
La comida de "Contramar", el mejicano de la Expo
Las sortijas y abalorios de La India
La simpatía de Angola
Los pabellones de Alemania, Francia y Marruecos
El chocolate del pabellón belga
Y por supuesto, todos aquellos exotismos que nos encontramos, que son muchos.
Lo peor: el calor, las colas, la pesada burocracia "Expo", imposible verlo todo en un día, ni dos, ni tres si no te la conoces bien.

9 comentarios:

Landahlauts dijo...

jajajaja

Lo que se pagaría por una foto de aquella noche. Y, si eran japoneses... seguro que las hay.

Saludos. ¿Qué tal la Expo?

Camille Stein dijo...

maravillosa noche, de esas que surgen espontáneas en mitad de fascinantes mestizajes :)

un beso

Anónimo dijo...

Hola Lola,

¿te imaginas una Expo en la que todos los pabellones fueran exactamente iguales?

Viva la diversidad!

Un saludo.

Sintagma in Blue dijo...

has dicho azafatos?

;-)

Patri Jorge dijo...

Cómo se nota que escribes....menudo post!, claro sencillo y justo al grano. Un abrazo y gracias por la visita.

BELMAR dijo...



¿te atrae mi espejismo?

«La vida es una bestia estúpida...» Stella Díaz Varín

v.vicens dijo...

Hola guapisima.
Que putada que al final no pueda ir a la Expo. La oportunidad buena fué cuando fueron los medios el día de la Región de Murcia, me dijeron que se lo pasaron genial.
De todas formas dicen que la de Sevilla fué mucho mejor.
Que pases buen verano Lola.
Besitossssss.

Mgda dijo...

:-D veo que te lo pasas bien... me alegro. Dentro de la calicha que debe hacer en Zaragoza a estas alturas de año.

Víctor González dijo...

Cuanto os envidio. Teniendo la mitad de buen rollo que la expo del 92 de Sevilla, ya hay para disfrutar tela marinera, y por lo contado hay más de la mitad.
Beso y gracias por la visita.