domingo, enero 18, 2009

Hay ángeles entre nosotros


¿Tu padre murió hace ochos verdad? Me pregunta mi abuela. Pues sí. Ocho años. He comprado dos angelitos de San Antón. Uno para Gonzalo, otro para Martina. Panecillos benditos, a ver si no nos falta de nada en casa. He montado a mi niño en la feria y recorremos El Mercado de Abastos en busca de hígados y sesos. Esas menudencias para preparar exquisitos bocados. Me tropiezo con Mariano en el puesto de los encurtidos. Al niño le colocan olivas en cada dedo. Olivas sin hueso, que come con delicia. Puedo sentir la jugosidad de la aceituna en mi boca. Puesto de frutos secos. La chica se sorprende cuando le pido kikos más gordos y la encomio a que me llene la bolsa de pipas de calabaza. Y un viejo amigo del cole, que tiene su puesto, heredado de su padre. Sigue guapo. "Ahora tengo tres hijos". Y "Que sigas tan guapa". "Si hoy estoy horrible". Sin maquillar, con ojeras, la ropa más de trapillo que encontré en el armario. Quizá la tire, está demasiado vieja.
Sí, ocho años. Me encanta Verónicas y su puesto de flores bajo la escalera mecánica. Faltó el hombre de las especias, tuve que comprar en otro puesto que no acostumbro.
Luego a la gran superficie. Me llevo una parka. Ya estoy harta de pasar frío por la coquetería. Y luego a Zara. Hora y cuarto después: un vestido negro, raro pero bonito, unos vaqueros y chaqueta denim a un precio increíble. Gafas de sol monísimasdelamuerte a nueve euros, una camiseta y una camisa blanca. Siempre camisas blancas. Y ya estoy mejor. Y nos vamos a casa. Y llamo a mami . "Me han atracado, Loli" (ella me llama Loli, también el amigo del cole, mis amigos de la infancia...mi querida Isa, Merce, mis tías). Pobre, qué susto. La primavera pasada entraron a casa. Ahora le roban el bolso. Le digo que se venga a vivir con nosotros que aquella zona se está poniendo muy mal...sobre todo su calle. Una pena que suceda eso en San Antolín.
En La Alberca, homenajean a Luis Federico Viudes. Veo a mi sobrina y cuñada, lo pasamos bien con los críos, a los que es imposible sujetar en un auditorio. Veo los refajos y me digo que nunca fue lo mío el folclore. Pero lo respeto. Hoy hace sol. Todavía llevo el pijama. He de clarear la casa, tendremos invitados, comeremos canelones y siento una paz extraña. Quizá, ese padre acaricia mi nuca en estos momentos. Qué pena que no conociera al nieto, ni a la nieta. Sería feliz al contemplar tanta vitalidad y encanto juntos. Son ángeles con un sexto sentido aprendido en otra vida anterior que quitan la miseria de nuestras vidas.

6 comentarios:

Sintagma in Blue dijo...

A veces existe esa paz...

Merce dijo...

Yo no les llamaría ángeles, pero están en nuestro recuerdo y a veces nos producen esa paz.

Un beso

purple dijo...

Yo pienso que lo que uno siente es su verdad y ¿ por que no?....
¿tinene mas valor real la supuesta realidad?, lo digo con todo el respeto...pero considero que esa faceta da mas encanto a mi vida y me paso un caso similar y te puedo decir que siento situaciones parecidas y paradojicamente mi hijo es un retrato de el sin haberlo conocido practicamente

Anónimo dijo...

Mi querida Loli el ángel que tienes en casa es el que al mirarlo te quita "toas las penas" ¿verdad?Un besico de tu amiga Isa.

coco dijo...

Este post es un tesoro. Precioso. Como esa paz extraña.

sushi de anguila dijo...

¡Qué maravilla! Me dejas sin palabras.....

.....¡y qué bonita es, a veces, la vida...a pesar de sus penas!....

...será por esa magia de las cosas pequeñas a las que felizmente nos transportas pese a tus ropajes de trapillo, impropios del hada traviesa de las palabras y los sentimientos que tú eres...

Besicos