viernes, mayo 15, 2009

La Calaf


He tenido la suerte de entrevistar a Rosa María Calaf. La gran anti diva de la tele. Reportera de raza, con su mechón blanco y su simpatía. Su saber hacer, la conciencia y la vida que lleva tras ella. Y la que le espera...Pero no entiendo porque a una profesional como ella la invitan a someterse a un ERE. Quizá ella lo pidió. Porque sino, no lo entiendo ni p'atrás.

5 comentarios:

ana dijo...

Personalmente creo que será un error. Es una de las caras con más personalidad en ese mundo de las corresponsalías.

Persona interesante ya sólo desde la presencia. Y como tú bien dices, reportera de raza.

Y qué suerte la tuya de poderla haber conocido!!!

(al final me he animado a seguir escribieno)

GRACIAS.

Sintagma in Blue dijo...

Pues porque la burocracia no tiene alma.

Anónimo dijo...

yo también he tenido la suerte de conocer hace poco a una periodista y escritora a la que hace tiempo quería conocer

pero no era rosa maría, era la que estaba al otro lado de esto que cuentas: tú

un beso, lola, y mil gracias

santiago

Bernar Freiría dijo...

Aunque a veces me irritaba su manía de elidir los verbos en sus crónicas, he de reconocer que a la Calaf se le puede asignar el calificativo de Grande con mayúscula. En España practicamos un culto un poco ridículo a la juventud en los medios visuales de comunicación. En pantalla predominan los rostros bellos y jóvenes, no importa mucho si tras ellos se encuentra un@ cenutri@. No olvidemos que a Rosa Mª Mateo también le dieron el pasaporte en su día. En Estados Unidos, los presentadores de informativos suelen peinar canas cuando gozar de credibilidad. Recordemos al gran Walter Cronkite. El talento, amigos, cotiza poco por estos pagos. Vivimos bajo la estúpida dictadora de lo cool.
Un beso, Lola

Valeria dijo...

Mi aplauso para una PROFESIONAL como ella, que además de acercarnos la noticia, conocía y nos hacía saber, como se había llegado a esa circunstancia...
Sin duda una mujer a quien echaremos de menos.

Me alegró volver por aquí.
Un beso, Lola