jueves, diciembre 15, 2011

Undargarin, el bello


¡Qué buena pareja! Cristina e Iñaki siempre me han parecido los más “reales” de la Casa Real. Don Juan Carlos ha volado siempre por libre. Sofía, sobria y elegante, no se sale ni un punto del personaje, sólido como una roca, que ha edificado con el paso de los años, tan alejada de su marido -dicho sea de paso-. A Elena y su ex nadie se los creyó nunca. Letizia y el Príncipe son dos cubitos de hielo muy bien vestidos en todas sus apariciones. Tan formales, tan correctos. Ella tan flaca, por Dios. Las demostraciones de afecto en público, definitivamente, son cosa de pasado.
Si finalmente resulta imputado, Undargarin será una gran decepción, sobre todo para nosotras, coetáneas de Cristina, que vivimos casi en carne propia esta historia de amor tan sana, tan natural que hace más inconcebible lo que está sucediendo. Iñaki encarnaba a ese príncipe azul: tan cachas, con esos ojos tan cristalinos,  de tan buena familia ¡Si hasta un antepasado suyo es el patrón de Vizcaya! Corría el año 1996 y la Infanta, deportista y animadora entusiasta, conoció a Iñaki en las Olimpiadas de Atlanta. Hoy tienen cuatro hijos: Juan, Pablo, Miguel e Irene.

Las duras palabras del jefe de la Casa Real, Rafael Spottorno, hacia el yerno de su majestad lo acusan sin contemplaciones: apartado del linaje Borbón “por comportamiento poco ejemplar”. Toma castaña pilonga. Qué importa  si es culpable o no. Ya está condenado con semejante frase. El poder de las palabras, no hay agrimensor capaz de calibrar sus efectos. En cualquier caso, hace tiempo que esta pareja vive en el ostracismo, en Washington, con su gelidez de capitolios y coches oficiales.

 La actitud del Rey me parece, y que me perdonen los monárquicos, poco regia. Las palabras de Spottorno se cargan de un plumazo la presunción de inocencia de este hombre que, quizá movido por la presión –que nadie diga a sus hijos que papi pegó el braguetazo del siglo— se ha metido en aguas pantanosas. A la Casa Real le ha faltado añadir: si demuestras tu inocencia, Iñaki querido, volverás al hogar. Si no, ahí te pudras. Pero por si las moscas, espantemos el fantasma de la desgracia y la miseria.

Cierto, las acusaciones contra el ex jugador de balonmano son muy severas y sangrantes en los tiempos que vivimos. Más de cinco millones de euros se desviaron de fondos públicos a Noos, la empresa que presidía Undargarin, para sufragar supuestos eventos deportivos, estudios que no se realizaron y otras actividades poco  justificables; dinero, en concreto, de las comunidades Balear y Valenciana, cuyos anteriores responsables autónomicos sí están imputados.

Yo no paro de pensar en Cristina, esa buena chica — con su familia, con su trabajo, con su vida tan bien resuelta como la tenía—  en la sombra de la 
ignominia que se cierne sobre ella, y las dudas, tantas dudas que no podrá aclarar en las noches de insomnio, y en ese Iñaki, quien le dijo hace años a su recién estrenado suegro que no se preocupase, que a la Infanta no le iba a faltar de nada.
Imagen del archivo de la Cadena SER

2 comentarios:

supersalvajuan dijo...

La pareja de la felicidad. Vaya par.

Pilar José dijo...

genial Lola! vivir para ver...Ay como duele la vida!