Hasta George Clooney se rasca la cabeza. Estamos perdidos. No hay esperanza para nuestra especie
Porsche = muchas calorías para la manada
El ave del paraíso muestra su mercancía a las pajaritas. Aparéate conmigo, le dicen, verás que nido tan bonito hacemos.
La vida se abre paso. Siempre. No importa cuán ajenos permanezcamos al misterioso mecanismo de los días, las casualidades y la naturaleza. Quitémonos importancia. Tan sólo somos máquinas programadas para tener progenie. Las tonterías, las locuras por amor; incluso comportamientos más prosaicos, son una manifestación de nuestra lucha por la supervivencia y la pervivencia. Somos básicos en esencia: comer, dormir y aparearse.
El otro día, el experto en genética y
amigo, Marcos Egea, me explicaba que el Homo sapiens lucha por su hembra de un
modo distinto al de otras especies. Su método se denomina propagación por
esperma. Es muy sencillo. En este mundo la mujer es la que elige al hombre que
será el padre de sus hijos. Ellos compiten por conseguir la atención de ella ¿Y
cómo lo hacen? Hay innumerables ejemplos. Si el ave del paraíso se cuida para
tener un plumaje espectacular y llamar la atención de las pajaritas, el
hombre tunea el coche si es incapaz de comprarse un Porsche. Los signos externos
de estatus nos informan de que los candidatos podrán meter un mayor número de
calorías (dinero) en nuestra manada, lo que garantizará su existencia. Claro,
que en este mundo de las apariencias y del pirateo ¿Quién te garantiza
que ese peluco que lleva el tío es de los buenos y que el deportivo que
conduce tan briosamente no es del banco?.
Hay otro modelo de rivalizar por la
hembra y es el propio de los lobos. Su forma de elegirla, preservarla y
evitar que se largue por ahí a que la inseminen otros es, sencillamente, aislarla
del mundo y luchar a vida o muerte contra los adversarios.
Pero claro, esta es la teoría. Esto
vale para las chavalas en edad casadera, para chicos de hormonas disparadas.
Llegados a la mediana edad todo se altera. Tengamos en cuenta que los 40 es una
edad provecta si nos comparamos con habitantes de otras épocas.
Los humanos somos complejos y raros.
No digamos en este país en estado de guerra y sin esperanza. De tal forma, que
los machos se han cansado de competir entre ellos. No hay futuro y no hay
hembra por la que valga la pena luchar porque, total ¿Pa qué?, se preguntan
rascándose la cabeza.
Lo que se lleva es mantener una serie
de relaciones insustanciales "on line" y contar con un buen número de
candidatas dispuestas al apareamiento llegada la ocasión. Ojo, que las chicas
se comportan de forma similar. De hecho, esa fuente inagotable de anécdotas que
es Andrés Guevara, me cuenta que tiene una amiga que, literalmente, se descarga
un tío de internet. Es decir, rebusca entre sus candidatos posibles y le pide
sin tapujos un encuentro amatorio. Como la mujer es la que elige ¿Para qué se
van a molestar ellos? Permanecen aletargados en su mundo huevo a que una mano
les toque. Eso sí, sin demasiados apremios y sin tomarle por un trozo de carne,
¡que tienen sentimientos, por favor!.
Lo de batirse en duelo por una
damisela, esa estrategia de propagación de la especie aprendida de los lobos,
ni se contempla. Es de un anticuado que tira de espaldas.
Existe otro factor de interés. Según
un artículo del British Medical Journal, desde el 2006 las mujeres superan en
esperanza de vida a los hombres en todo el mundo, incluso en los países más
pobres. Con lo cual, aunque nosotras elijamos al macho, ya hay más machos por
hembra que antaño. Alertado, el homo sapiens se arrellana en su sofá, se vuelve
a rascar la cabeza y piensa: "ahora que compitan ellas".
3 comentarios:
En verdad la mujer del siglo XXI está a la carrera. Ella si ha sabido tomar las riendas, pues todo aquello ya lo tiene genético, como aval de nacimiento, y ahora, que ha aprendido de su mentor, el varón, a ser independiente física e intelectualmente, nos ha adelantado, pues mientras nosotros luchábamos ellas administraban, mientras nosotros reíamos nuestras aventuras, ellas lloraban sus soledades y cuidaban la continuidad de la especie.
Sin duda ellas nos han adelantado. Su gestión de las emociones y sentimientos (y no "control", como estilamos los machos) les hacen más adaptables a los cambios incesantes que vivimos en estos tiempos.
no sé, nunca he tenido claro ese tipo de comportamientos, quizás porque, tradicionalmente, los tipos como yo hemos servido de comida para los tipos que se llevaban a las hembras. Así que creo que me he hecho bastante "pasota" con estas cosas. Si de mi dependiese la raza humana se extinguiría :)
La propagación del esperma, el sueño de todo varon..
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