domingo, enero 18, 2015

El plasta de Grey







Lo confieso. He estado a punto de hacer como ese niño de Salou. Fingir mi propio secuestro para no tener que escribir el PuntoG de esta semana porque, queridos, no tengo más bemoles que hablar del irritante estreno del pesado de Grey.
¿Cómo no hacerlo? Si está todo el mundo ya salivando: casi 50.000 entradas vendidas a un mes de su estreno, el musical batiendo récords de asistencia. Como diría la gran Sarita Montiel: ¿Pero qué invento es este?

La industria del Hollywood funciona. Poner a Dakota Johnson de protagonista femenina es un acierto. Ella no es famosa pero sus padres sí, y mucho. Hija de Melanie y Don; ambos con una juventud tortuosa en la que no faltaron el sexo y las drogas ¿Qué importa que a Jamie Dornan no le conocieran ni en su casa a la hora de cenar? a partir de ahora será el protagonista de incontables masturbaciones.

Ya opiné sobre el libro. Creo, de hecho, que fui de las primeras periodistas de España en hacerlo cuando salió el volumen I de ese pastiche donde ella se muerde el labio inferior, bufa, mira hacia el techo y habla con su diosa interior unas 150 veces en unas 500 páginas de letra muy gorda. El hecho es que “50 sombras…” es lo mismo que aquellas noveluchas tipo “Jazmín” que se vendían en los kioskos, sólo que le meten un poco de fustas, un poco de azotes y la archi conocida habitación roja. Que es un “trabajo” pésimamente escrito por E.L James, una guionista de televisión —primera sorprendida del exitazo de su hijo de papel— y que engancha con la promesa de cuatro escenas de sexo que no son nada del otro mundo (que viene, que viene ¿Pero qué viene?).

Queridas y queridos si queréis leer sexo y poneros berracos del todo os recomiendo a Anais Nin y sobre todo al que fuera su amante Henry Miller. Lo que no entiendo es el cambio de chip ¿Por qué las mujeres compraban libritos tipo Arlequín casi a escondidas? ¿Por qué sus autoras siempre firmaban con seudónimos? Es que hasta la sección aquella de la revista Pronto que recreaba historias presumiblemente reales me ponía más cachonda que el tochazo del Grey. ¿No os da vergüenza sucumbir tan descaradamente a las leyes del marketing? Nos la han colado bien colada. Antes te ponías roja y ahora amoquinas la pasta hasta con orgullo cuando te llevas un Grey ante la mirada cómplice de la cajera del súper.

Burguesas aburridas de vuestros maridos. No os compréis un libro, compraos un vibrador. Y si queréis sexo salvaje y subversivo, ahí tenéis a Henry, a Anaís. Hermosos en su perversidad. A mi no me ofenden las escenas de sumisión del tochazo. Me ofende la etiqueta de “porno para mamás” ¿Pero qué diablos es eso? Y me hace reflexionar-cabrear  (buscad mi artículo titulado: Amante y madre) Si vuestros maridos dejan de contemplaros como mujeres deseables por ser madres, una buena tunda de collejas para que espabilen; un amante que os complazca pero ¿Un libro pseudo-erótico? ¿Un Pretty woman con esposas? ¿Una película? Y cuando salgáis del cine ¿Qué?

En cualquier caso, la vida siempre es mucho más divertida y sadomaso que la ficción. Una amiga me contaba que encontró en el maletero de una sacro-santa madre de tres niños un juego de fustas y trajes de cuero. Mujeres del mundo, entiendo que convertirnos en Amas-dominantes tipo Grey no es fácil. Sobre todo por una cuestión de tiempo y dinero pero, qué coño, si os va la marcha, caña al mono y menos libros, caperucitas.



2 comentarios:

Beauséant dijo...

ni idea, chica, supongo que es un producto fruto de nuestros tiempos, donde queremos ser malos y rebeldes, pero no mucho, lo justo para sentirnos salvajes y volver corriendo al rebaño...

Y siempre hay alguien que sabe ver esas cosas y entrega un producto que permite hacer exactamente eso.

ordalisea dijo...

Oye, que había Jazmines muy loables y mejor escritos que el tochoGrey. A Anais la voy a tener que intentar. Corin Tellado dio la cara al menos. Y pensar que los premios Sonrisa Vertical desaparecieron, y mira ahora este fenómeno.