lunes, octubre 08, 2018

Colegialas



Que te gusten las falditas de colegiala es un argumento muy endeble a la hora de apoyar la educación concertada. Es lo que ha hecho un concejal de Ciudadanos en Alcañiz (Teruel). Ha sucedido esta semana en un debate sobre la libertad de elección educativa. En concreto el señor ha dado la siguiente explicación: “cuando tenía 15 años y mi mujer trece o catorce, ella iba con el uniforme de faldita gris de las Anas y nunca me ha excitado más que en aquella época, fíjese si me gustan los uniformes de las monjas”.

Se llama Joaquín Galindo. No lo olviden porque la estulticia tiene nombres y apellidos siempre. Al igual que la corrupción y las vaginas parlantes tan en mente de Villarejo.

Que a un hombre le gusten las falditas de colegiala no tiene nada de malo, salvo que  le meta mano a una menor. Que tenga recuerdos fantásticos de su época adolescente es maravilloso, pero ¿Qué pensará la pobre esposa? ¿Ahora ya no te pongo, cariño?

Pobre mujer, en boca de todo el mundo. Que si le tocaba el culo cuando eran unos jóvenes granujientos y que si ella se dejaba ¿Pero a quién le importará la vida sexual de Joaquín Galindo ni sus fantasías más marranas? A mi no, os lo aseguro pero que puede tenerlas, por supuesto. Que puede hablar de ellas en una conversación distendida con sus amigos de cavernas – digo de tabernas— pero ¿sacarlas a colación en un pleno municipal?

Cabezas pensantes de los partidos políticos: un poquito más de ojo a la hora de hacer el casting, por favor.

Pero volvamos al rollito colegiala. No descubro la pólvora si expongo que es una fantasía recurrente de muchos hombres, como la de la enfermera y sus inyecciones. Esas cosas tan estereotipadas como los tacones de aguja paseando por el torso de algún cincuentón aburrido entrado en carnes y sudoroso. Perdonad, pero mi mente lo ha creado así. Además, tiene un flequillito de esos con los que intenta tapar su cabeza calva como bola de billar.

Hombres del mundo: ¿La imaginación sólo les da para eso? ¿Nunca superaremos la Lolita creada por el maravilloso y talentoso Nabokov? Tiene gracia, por cierto, que su apellido comience por “nabo”. Los khabalistas tienen toda la razón: las palabras nos definen, incluso antes de nacer. Esto es lo que es lo que le ocurrió a Vladimir con este apellido que presagió su gran éxito literario. Una obra brillante sin parangón.

La concejal del PAR, Berta Zapater, dijo el pasado miércoles sentirse muy ofendida. No Berta, no. Aquí la agraviada es su santa, el dudable buen gusto del resto del país y la lógica aplastante que se le debe presuponer a los que manejan los asuntos públicos.
El rollo colegiala me da mal rollo. La repetición de estereotipos sexuales me provoca el bostezo y me alerta ante lo que ha difundido el porno, el pseudo porno y la industria de las carnes exhibidas en todo tipo de soportes.

Nada tengo en contra de esto salvo por la imagen cada día más denigrante y felpudiana de la mujer. Y desde aquí os lo digo: otro porno es posible. Y, por ende, otro sexo y, por ende, esa sexualidad natural magnífica, hermosa, resplandeciente donde los protagonistas del acto son los contrayentes, no los clichés ni las fantasías recurrentes y repetidas “forever and ever” por la industria audiovisual.

Hombres y mujeres del mundo: Abrid la mente. Vuestro sexo es vuestro. Hacedlo diferente, único, creativo y esplendoroso. El rollo porno me baja la libido. Aunque lo mismo ni os importa. Por suerte, esto es una columna de opinión y no un pleno municipal.

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