domingo, mayo 26, 2019

Bye, bye oxytocina

Las rupturas son todas dolorosas y el motivo es el mismo: cuando alguien dice adiós o le dicen adiós hemos de librarnos de la hormona del apego. Por eso duele. Porque estamos enganchado al otro por la oxitocina. Esta maravillosa sustancia se genera no sólo cuando nos amamos, también la liberan las madres al darle el pecho a sus hijos.

La conexión amorosa es tan enorme porque nos recuerda esa unión primigenia con mamá y su regazo y el sentirnos a salvo, seguros, en paz. Cuando la encontramos es difícil resistirse a ella, incluso si la relación no es del todo de nuestra satisfacción o su marcha nos genera continuas dudas.Muchas veces preferimos seguir adelante a pesar de todos los “peros” porque el enganche químico es importante. A este se le unen el resto de enganches: el afectivo, el emocional y quizá otros menos saludables.
Vaya por delante que detesto la palabra enganche y que me he vuelto una maniática de razonar todos los episodios emocionales por los que atravieso. Mi manía es liberar a la emoción, sí, pero evitar que esta domine mis días.
Racionalizar la emoción y las acciones se antoja poco romántico pero es saludable y positivo a la larga. Hacer un alto en el camino y poner en cuestión lo que  hacemos —y preguntarnos por qué lo hacemos— es necesario para no perdernos a nosotros mismos y entrar en el modo hámster. Cuántas veces nos auto observamos prendidos de esa rueda infinita sin plantearnos nuestro GPS.
Poner en cuestión las relaciones actuales es necesario. Con método científico valorar, medir resultados y grado de satisfacción. Si la cosa hace agua por todos lados, cuanto antes nos liberemos de un apego infructuoso mejor que mejor.
Las rupturas no siempre son negativas. En ocasiones son el punto de partida de una vida mejor. No hay que tenerle miedo al adiós, ni a perder esa hormona del enganche maravillosa. ¿No sería lamentable llegar al final de tus días agotado de rodar en la noria de las relaciones que te mantienen en movimiento pero que carecen de un destino final compartido?.

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