Había prometido no hablar de política en este blog pero no puedo menos que mostrar mi indignación por el trato que está recibiendo esa gran persona, política y luchadora por la paz que es Rosa Díez.
A Rosa la admiro desde hace años, cuando era tertuliana en un programa de radio. Me encanta su frescura, su claridad al exponer sus planteamientos y, por supuesto, su entereza ante la afrenta continua del terrorismo. Tanto ella como María San Gil me parecen unas "INCREÍBLES". Esa fortaleza, ese tesón. Bravo. Vaya unos cojones. Son un ejemplo para toda la ciudadanía. Sólo hay que mirar los rostros de estas dos mujeres para darse cuenta de lo mucho que sufren, de los surcos que la estupefacción ha marcado en sus rostros. No podemos hablar si quiera en términos de estética, porque esas expresiones contienen una gran belleza. La hermosura de la valentía. Son tan bellas por dentro como por fuera, pese a la expresión, a la sonrisa velada por tanta "bellaquería". Mi apoyo para ROSA por su bravura, pese a la estulticia de algunos que eran sus compañeros y que hoy piden su cabeza. ¿Cómo puede llamarse socialista un partido anti-social, que niega el pan y la sal a los suyos? ¿A los que han luchado durante años con sus siglas, sin pelos en la lengua, a cara y pecho descubiertos?. Rosa, una ídem para tí...pero no blanca ni paliducha. Una rosa Roja de arrestos y decencia. La rosa más bella del jardín.
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