Las mareas susurran que no se engañe, que la tristeza no existe. Las mareas arrastran suspiros de un hombre que canta a la orilla, arropado con camisa blanca, acompañado por una guitarra con las formas de su amor. Que la tristeza es una quimera, una sensación de mentiras, útil para componer la más hermosa música. Unos lamentos que se quedan ellas, las olas, como amantes celosas del joven que cada tarde acompaña a la arena en su soledad invernal. La tristeza es un falso gurú pero teje tan bellos sonetos que el compositor la bendice y maldice y no aparta su pensamiento de ella. De la bella tristeza que engarza sus noches con sueños húmedos. De la bella que lo mecía no hace tanto entre amorosos cantos y piel dorada. Tristeza, que no tiene fin, reina de las musas. Tirana de la sensibilidad. Terca compañera de viaje.
martes, octubre 10, 2006
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
8 comentarios:
Tu obstinada camarada en la marcha
y la déspota de emociones,
también es la soberana que me ilumina;
la hiladora de manchas sonoras
al compás de los acordes menores.
DTB
ok, joss, ya se lo que es DTB :)
tristeza non tem fin... deliciosa
la foto de la playa también, con el naranja de la tarde.
achuchones.
Pues, espero que no lo tomes a mal,
pero es mi firma.
DTB
Magnífico texto. Y magnífica foto también, Lola!
d.
para ser justos, la foto no es mía...no sé de quien. La pillé por internet. Gracias
A mi hija le encanta esa foto. Y a mi el texto.
Pues gracias, granaíno. Dale gracias a la princesa de mi parte.
Publicar un comentario