lunes, diciembre 10, 2007

Josefa

La señora Josefa era una distinguida dama. Esbelta, delicada, con una sempiterna sonrisa de "estoy conforme con la vida, gracias". En juventud tendría el pelo muy rizado, de una onda vigorosa y alegre, que después recogería en un moño tras la nuca, como una madeja de lana gris, sin un leve penacho fuera. Todo en su sitio. Era la joven abuela de un vecinito. Cuando la conocí no superaraba la cincuentena aunque indumentaria y peinado quisieran contradecir los datos. La recuerdo sentada en una habitación sin muebles, rodeada de chupetas de plástico que ella rellenaba con anises de colores. Así se ganaba un dinero. Para los nietos-decía-que ella no necesitaba ya nada. Josefa era viuda de toda la vida. Ningún galán la visitaba y siempre dejaba tras de sí esa sonrisa de hada buena, ese olor a anisetes que impregnaba la estancia donde trabajaba; su ropa, sus manos.Un buen día se marchó. Yo era ya grande. Demasiado grande como pare echar de menos los anisetes que a veces me regalaba, o los caramelos. Se marchó sin hacer ruido, con su dulzura y su olor. Ese, que a veces me visita para recordarme sonreir una sonrisa "de estoy conforme con la vida, gracias".

9 comentarios:

Mariano Zurdo dijo...

Preciosos recuerdos de la infancia que a veces explotan en un olor o en una música. O en el simple azar.
Besitos/azos.

Alunizado dijo...

¿Acaso todas las abuelas son la misma o el tiempo que vivimos es sabio y al final acabamos comportándonos igual fueren las que fueren las vidas que hemos llevado y tenido?

Hablando de recuerdos,has despertado los mios.Las pequeñas cosas como los anises de colores en una cestita de mimbre cada vez que subía a su casa son las que más hecho de menos.Muy acertado el relato,imposible resistise a la evocación.

Saludos.

coco dijo...

Querida, cuando te pones tierna, te sales. A mí me encantaban esas chupetas llenas de anises de colores. No me las comia, pero no podía dejar de mirarlas. Vamos, lo mismo que ahora me pasa con las chicas.

Luna Carmesi dijo...

Recuerdos sobre alguien que tenia un alma blanca... Envidia de pensamiento final.

Mgda dijo...

Ah... me has recodado los anises de mi abuelo. El siempre rellenaba una fuente grandiiiisimaaaa de bolitas de anís cuando las fechas marcaban que los 20titantos nietos apareceríamos por su casa...uhmmmm.

El viaje en coche (9 horas) de Valencia a Montilla (Cordoba), se hacía larguisimo pensando en las bolitas que me iba a comer.

Nunca he encontrado anises como esos. No se si mi abuelo, donde esté, podrá imaginar como nos ha marcado con los pequeños detalles que nos regalaba.

Desde entonces soy adicta al Marie Brizard :-D

Patri Jorge dijo...

no hay nada como tener recuerdos......Un besazo guapa

El buzon de mi casa dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
CurroClint dijo...

Una historia muy acertada para esta fechas... Muy navideña, sí. Tierna y con mensaje. Me solidarizo. Una sonrisa de ESTOY CONFORME CON LA VIDA.
Besos

Anónimo dijo...

Siempre me han gustado las historias con cierto sabor a añoranza.
Un besazo.