miércoles, agosto 27, 2008

Comienzo de curso


Para el que no se ha ido, que llegue septiembre es casi un alivio. Regresar a la normalidad, podar las plantas, sustituir a las que no sobrevivieron, ordenar de nuevo el hogar y que todo quede listo para que no nos pille el comienzo de curso desprevenidos.
Y aún así, un gusanillo interior --de los buenos, de los agradables-- hacen que uno desee septiembre y el otoño y, siempre, siempre, la lluvia.
Se abren muchas puertas. Otras se cerrarán. Y aunque uno no se ha ido y no ha descansado lo suficiente, se pregunta si desconectar, esa palabra que odio, es permitido para las mentes creadoras.
Yo creo que no.
¿Desconectar de mi fantasía?¿De la necesidad constante de evolucionar, hacer cosas nuevas, de aprender?
Desconectar está prohibido para las mentes inquietas. Uno puede pasear por la playa sin hacer clic ni un segundo. Es más, las olas te murmullan de ir por aquí y por allá.
No sé vosotros, pero estoy deseando pisar mi casa. Hacerla de nuevo mi casa y recuperar las costumbres que me dan seguridad ¿Qué seríamos sin ellas?. Tener la rutina del blog, de visitar a los amigos y que, al llegar la noche, un ligero frío se prenda a la piel, apetezca cubrirse con una bata china de color azul brillante e imitación a la seda. Y que suene Sinatra, que repiquetee lluvia tras los cristales y los niños aprendan monotonía.

jueves, agosto 21, 2008

Muertos


Ya sé. Lo que pasa en el mundo no me incumbe personalmente, pero no dejo de pensar en toda aquella gente que ayer, cerca de las dos de la tarde cogían un avión del que la mayoría no salieron con vida.
Algunos se libraron por llegar tarde, por el overbooking. Para que luego digan que el destino no existe.
No he podido dormir dando vueltas a las familias rotas. A los niños que no verán otro verano, a los instantes de angustia antes de perecer. Uno se va de vacaciones y sale del avión con una manta plateada camino de una gigantesca morgue.
Y las teles dando lo "mejor" de sí. Presentadores con una media sonrisa porque saben que esa tarde todo el mundo les está viendo...Así, un programa que acaba de salir a la parrilla tiene un buen share sin sospecharlo. Para que luego digan que el destino no existe.
Y otros sueltan sobre la mesa las palabras calcinado, corredor de la angustia o persiguen a los familiares que no quieren saber nada de cámaras.
Spanair mantuvo un silencio atroz durante muchas horas, demasiadas. Ya sabemos que la comunicación en tiempos de crisis es lo que manda...Hermetismo.Pero aquí no nos jugábamos unas elecciones como en el 11M. Aquí había cientos de personas sin saber nada de nada. Eran seres humanos. Pero ya se sabe que el sentimentalismo está reñido con la comunicación corporativa.
La palabra superviviente apenas se menciona. 19 más muertos que vivos. No quisiera estar en su pellejo por nada del mundo. Los accidentes de este tipo deberían eliminarse de la faz de la tierra.
Ahora tenemos el luto oficial. Días y días de conocer detalles del siniestro pero nada cambiará las vidas de los que se quedan sin sus nietos, sin sus hijos, sin sus hermanos, sin un cónyuge. No hay redward en esta tragedia. Para que luego digan que el destino no existe
(Imagen de el periódico "EL MUNDO")

miércoles, agosto 13, 2008

Síndrome conejillo de indias

Soy un conejillo metido en una rueda. Camino sin parar, me fatigo pero no llego a ninguna parte. Incluso hay quienes experimentan conmigo, juegan conmigo, prueban nuevas técnicas de marear (me) la perdiz. Y aquí sigo. Dando vueltas, viajando a ningún sitio. Malgastando la energía hacia ninguna parte. Porque cuando uno cree que ha llegado a finisterre, se encuentra de nuevo en el punto de partida. Hacia ningún lugar, condenado por la eternidad en este cículo vicioso de la vida. Soy un ser agotado. Pero no puedo bajar, una fuerza me impulsa a seguir en esta noria absurda. Si hay infierno, debe parecerse mucho a esto.

martes, agosto 05, 2008

La SGAE cobrará de la EXPO

Se rumorea que está en marcha un convenio entre SGAE y la Expo de Zaragoza, mediante el cual los pabellones visitantes en dicha exposición tendrán que abonar a la Sociedad General de Autores nada menos que 1.000 euros por cada 100 metros cuadrados de pabellón.
Me surgen varias dudas.
Si mi pabellón ya ha pagado sus correspondientes derechos ¿Por qué tiene que pagar este impuesto revolucionario?
Si el autor de la preciosa música del Pabellón de Japón es un japonés ¿Por qué tienen que beneficiarse los autores españoles?
Y, en cualquier caso, si el dinero fuera --de verdad, de verdad-- a los autores, íntegro, la cacicada tendría un fin loable como es proteger el arte y la cultura, pero todos sabemos donde acaban estas recolecciones que apañan el Gobierno con esta Sociedad que vive de todos nosotros.

sábado, agosto 02, 2008

Flamenca japonesa en la Expo



Hay cosas que sólo pasan en la Expo. Uno queda a comer en India, se emociona con las cajas de laca de Corea o se reencuentra con los sonidos ancestrales del Pacífico sin salir de un recinto, usualmente atestado de gente. Hay sorpresas, como ese mundo en el techo de Navarra, la catarata de Japón. Una maravillosa película de Saura en el pabellón de la cestería (Aragón), un bailarín que hace de la jota un arte, tambores de Calanda y un sincero homenaje a Buñuel.
Luego, las típicas conversaciones por el móvil "¿Entonces estás en Kazajistán? Muy bien, vale, nos vemos en una hora en los Emiratos Árabes".
Pero también a una le pasan cosas como que, camino del hotel, se encuentre con una piña de flamencos japoneses que tocan un particular ouke lele y una guitarra española, que te invitan a un tinto del Somontano y al final, una, que salía a dar una vuelta, acaba como la Lola Flores, falda arremangá y taconeando en las losas de la acera, mientras todos exclaman ole y ole.
Pero ahí no queda todo. Esta aventura me aconteció junto a mi amiga Cristina de Magentha, quien me confesó entre hipidos que era la noche más surrealista de su vida.
Un viejo más viejo que la vida, japonés, of course, y gran maestro del instrumento mencionado se puso a cantar algo que sonaba a Geisha del Hawai pero con voz de tierra antigua. No sé si me explico. Llegado este momento, los japoneses, tan ceremoniosos ellos, se pusieron en pie a bailar como árboles agitados por el viento. Por supuesto, los brazos eran las ramas...Así que, ahí estábamos todos. Alrededor de 20 personas humanas efectuando una danza (?) cual cuerpos y mentes tras los efectos del peyote y dolor de tripa de tanto reir. Qué noche, Dios.
Lo que no te puedes perder en la Expo

La cabalgata de "El circo del sol" (sin colas)
Los azafatos y azafatas del Pabellón de Murcia
Los audiovisuales de Japón, Corea, Aragón, Holanda y pabellón de España
El teatro virtual de Argelia
La comida de "Contramar", el mejicano de la Expo
Las sortijas y abalorios de La India
La simpatía de Angola
Los pabellones de Alemania, Francia y Marruecos
El chocolate del pabellón belga
Y por supuesto, todos aquellos exotismos que nos encontramos, que son muchos.
Lo peor: el calor, las colas, la pesada burocracia "Expo", imposible verlo todo en un día, ni dos, ni tres si no te la conoces bien.