A veces, el corazón es como una casa vacía. Llena de muebles, llena de ruidos pero en la absoluta soledad. Una, quisiera gritar como en la montaña rusa y se dispara según qué teclas pero encuentra el vacío a la postre. Y cerrazón. Y puertas que chirrían y que quieren abrirse. Pero cómo cuesta, diablos. Y el clasismo y los prejuicios burgueses. Mueran. Carbonizados. Nunca avanzaremos con la careta puesta. Vivamos la sana incertidumbre de la santa providencia. Símplemente, vivamos.
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2 comentarios:
antes de nada recomendarte escuchar Sin Embargo de Sabina, va relacionado con lo que comienzas nombrando, una cancion magnifica. seguire rondando por aqui viendo la calidad que ofreces, me gusta esto. un saludo, con la inivtacion de paar por mi blogg tb!!
"Vivamos la sana incertidumbre de la santa providencia. Símplemente, vivamos."
(...)
No se puede decir más claro.
Muy buena entrada.
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