Tendencias otoño invierno 2010 de Mango ¿Más de lo mismo?
El viernes veréis un Black Coffee que va sobre la moda y, cómo no, hablaremos de las tendencias del invierno. No sé vosotros pero, salvo los vuelos años 50, todo me suena a puesto y visto. El camel (que adoro) el gris, el estilo militar, el dandy, el estampado pata de gallo (que me lo digan a mi, que cada día tengo más); el blanco nuclear, el minimalismo y el aire lady para los complementos. Es lo mismo que decir que se lleva todo. Los topitos o lunares y el verde caqui. El rojo fuego para la noche y los terciopelos. El dorado, que no se va.
Lo único que se sale un poco de esta repetición de temporadas anteriores en el estilo after-ski, que si no recuerdo mal, se llevó hacia finales de los ochenta, igual que los jerseys de ochos (ahora largos hasta los pies).
No se lleva la minifalda...eso parece que lo tengo claro. A cambio, botas de mosquetero.
El mundo de la moda es fascinante pero últimamente tengo la impresión de que vive el caos. Que respira el caos de la maldita crisis mundial y los diseñadores han dejado de soñar y de diseñar cosas nuevas, nuevas, nuevas.
Es difícil, muy difícil , inventar. Pero es que por enésimo invierno volvemos al gris rata y al camel ¿Qué tiene de novedoso? Son dos colores que me encantan pero no hay novedad ¿Significa esto que vamos a lo seguro?
A lo mejor algún estilista lee esto y me contradice. El estilo es que no hay estilo. Que todo es estilo si lo sabes llevar y combinar. Que no hay look como ese de mirarse por las mañanas y decirse a una misma que se vé toa guapa, como dice Bebe.
Ahora, mis valientes, que por ser moderna no me pienso poner un vestido de carnes: chuletón-contramuslo-morciguillo, como Lady Gaga, que ya no sabe que hacer para salir en la foto.
Vivimos una época maldita. No hay ingenuidad, casi no queda ilusión ¿Qué mundo heredamos? Necesitamos un nuevo Leonardo. Un John Lenon, un Ghandi. Yo me agarro a los ilusos como a clavos ardiendo, por si acaso se me pega algo y me refugio en la moda y en un espejo de dos metros, como cuando tenía 15 años y odiaba mi vida, mi cuerpo, mi entorno. Soñar me salvaba.
¿Ahora que nos salva? Ya no nos atrevemos a soñar. Hemos escarmentado pero, mis valientes, hemos de intentarlo una vez más y siempre. Soñar es la cremallera de un vestido nuevo. Un gloss de Dior, laca de Lancome,. Rescatar del armario un traje tipo borsalino. La moda nos salva. Como soñar. Incluso si no nos sorprende en exceso. Incluso si la cremallera se atasca.
Me gusta el invierno tanto como odio el verano. La lluvia tras los cristales. El viento en la cara. La nieve. Y la ropa de invierno.
El viernes veréis un Black Coffee que va sobre la moda y, cómo no, hablaremos de las tendencias del invierno. No sé vosotros pero, salvo los vuelos años 50, todo me suena a puesto y visto. El camel (que adoro) el gris, el estilo militar, el dandy, el estampado pata de gallo (que me lo digan a mi, que cada día tengo más); el blanco nuclear, el minimalismo y el aire lady para los complementos. Es lo mismo que decir que se lleva todo. Los topitos o lunares y el verde caqui. El rojo fuego para la noche y los terciopelos. El dorado, que no se va.
Lo único que se sale un poco de esta repetición de temporadas anteriores en el estilo after-ski, que si no recuerdo mal, se llevó hacia finales de los ochenta, igual que los jerseys de ochos (ahora largos hasta los pies).
No se lleva la minifalda...eso parece que lo tengo claro. A cambio, botas de mosquetero.
El mundo de la moda es fascinante pero últimamente tengo la impresión de que vive el caos. Que respira el caos de la maldita crisis mundial y los diseñadores han dejado de soñar y de diseñar cosas nuevas, nuevas, nuevas.
Es difícil, muy difícil , inventar. Pero es que por enésimo invierno volvemos al gris rata y al camel ¿Qué tiene de novedoso? Son dos colores que me encantan pero no hay novedad ¿Significa esto que vamos a lo seguro?
A lo mejor algún estilista lee esto y me contradice. El estilo es que no hay estilo. Que todo es estilo si lo sabes llevar y combinar. Que no hay look como ese de mirarse por las mañanas y decirse a una misma que se vé toa guapa, como dice Bebe.
Ahora, mis valientes, que por ser moderna no me pienso poner un vestido de carnes: chuletón-contramuslo-morciguillo, como Lady Gaga, que ya no sabe que hacer para salir en la foto.
Vivimos una época maldita. No hay ingenuidad, casi no queda ilusión ¿Qué mundo heredamos? Necesitamos un nuevo Leonardo. Un John Lenon, un Ghandi. Yo me agarro a los ilusos como a clavos ardiendo, por si acaso se me pega algo y me refugio en la moda y en un espejo de dos metros, como cuando tenía 15 años y odiaba mi vida, mi cuerpo, mi entorno. Soñar me salvaba.
¿Ahora que nos salva? Ya no nos atrevemos a soñar. Hemos escarmentado pero, mis valientes, hemos de intentarlo una vez más y siempre. Soñar es la cremallera de un vestido nuevo. Un gloss de Dior, laca de Lancome,. Rescatar del armario un traje tipo borsalino. La moda nos salva. Como soñar. Incluso si no nos sorprende en exceso. Incluso si la cremallera se atasca.
3 comentarios:
Algo que no pasa de moda y se repite todos los inviernos es el chorrito de ron en el café hirviendo.
Sentado en un Café, con un libro en las manos, ya pueden pasar todas las modas que quieran que, si acaso, se les saluda...
;-)
La moda en tiempos de crisis se vuelve reiterativa y apuesta por tendencias que no pasan de moda, porque así puedes reciclar lo que tienes con dos blusas nuevas, una chaqueta y un pantalón sin necesidad de renovar todo el vestuario, de ahí la vuelta a lo conocido.
tu lo has dicho... "diseñar cosas nuevas, nuevas, nuevas, nuevas...." ultimamente no dejo de pensar que en las pasarelas siento lo mismo al mirarlas: "nada nuevo bajo el sol".
Un beso
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