Decía Oscar Wilde que el baile es una expresión vertical de un
deseo horizontal. De acuerdo, el agarrao entre Obama y Michelle no daba en
principio para tanta intimidad ¿O sí? El frac, su apostura, la frase: "aquí
tengo a mi cita"; Jennifer Hudson casi cantándoles al oído "Lets stay
together" pero, sobre todo, la sincronía absoluta de sus bocas al tararear
el inicio de la canción: "I'm so in love with you". La complicidad
entre ambos era algo innegable a pesar de la gran puesta en escena.
Veamos, en política de comunicación todas las imágenes que nos
regala el poder son símbolos. Nada es casual. Eso sí, el tempo perfecto de la
pareja presidencial es imposible de ensayar. Esto salió así porque los Obama se
quieren, qué narices. Y bailan sin vergüenza, y pasean su felicidad delante de
todo el mundo. Con una pareja así los americanos tienen motivos para sentirse
optimistas e incluso orgullosos. Algo envidiable, sin duda ¿O no?
Pues no. Los machos celtibéricos tienen un serio problema con el
baile. Se les antoja algo cursi, del pasado, o se sienten demasiado torpes como
para atreverse a dar dos pasos hacia delante y dos hacia atrás. Y si el baile
sirviera como preámbulo de algo, prefieren saltárselo. Señores, nos hemos
quedados sin caballeros, no quedan más que pavisosos y gañanes.
Los chicos más galantes
del mundo los conocí en Puerto Rico y ¿de dónde aprendieron esas maneras? De la
"madre patria", como solían decir ellos. Nuestro género masculino se
ha devaluado un tanto. Sólo hay que echar un vistazo a programas como Gandía Shore o ¿Quién quiere casarse con mi hijo? Mis amigas tienen razón: el
mercado está fatal.
Todos los amantes del baile que he conocido son, por regla
general: gays, guiris o de otra época. Queridos ¿Qué diablos os pasa? Sois unos
acomplejados, unos tristes. Y pensar que mi abuelo Pepe "el gordo"
era campeón de pasodobles. Y se las traía de calle. Al buen baile le acompañaba
un físico imponente, cierto, pero la belleza por sí sola es un muermo.
Si un tipo te sabe llevar en el baile, lo hará bien los demás
ámbitos de la vida; sentido del ritmo, imaginación, flexibilidad. Trasladadlo al
campo que más os guste: el diálogo, la escritura, la música o la cama. Es el
trío de la perfección para triunfar en la vida.
El paralelismo entre danza y sexo se ha estudiado mucho. Los
biólogos lo comparan con los ritos de apareamiento. Peter Lovatt, psicólogo de
la Universidad de Hertfordshire, Londres, asegura que algunas formas de baile
constituyen el equivalente humano al cortejo de las aves. De entre los 15
videos de danzas masculinas que mostró a 55 mujeres, la gran mayoría decidió
que quien les ponía de verdad era Tony Manero ¿Por qué? Una sacudida de pelvis
aquí, un caderazo allá les dicen a las hembras que ese macho no fallará en la
tarea imprescindible de la inseminación.
En la Universidad de Northumbria , Newcastle, van más allá. Han
señalado las diferencias biomecánicas que distinguen a un buen, de un mal
bailarín. Tener gracia de movimientos es inequívocamente atractivo para las
féminas. Pero no sólo eso. Esas diferencias biomecánicas entre buenos y malos
bailarines pueden emitir señales al sexo contrario sobre la calidad
reproductiva del hombre en términos de salud, vigor o fuerza.
En otras palabras, queridos, que cuando bailáis estáis mostrando
la mercancía. Marcarse un bolero es la prueba del algodón para ver si hay
armonía y sincronía con la persona elegida. Total, que si no bailáis,
apergaminaos del mundo, peor para vosotros. Pero mucho peor.
2 comentarios:
Interesante espacio el tuyo guapa,
un placer.
que tengas una buena semana.
saludos.
Tienes mucha razón..
También hay una frase muy acorde al tema...Quién no sabe bailar ,no sabe vivir¡¡¡
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