martes, mayo 25, 2010

Hate summer

Me gustaría
vestir de Cavalli
leopardo
y olvidar.

Que todo es
fútil y pesado.
Que llega
el verano.
Agostado.

¡Como odio sudar!

Me gustaría
ser la condesa
descalza
y descalza
danzar.

En la Riviera
francesa,
como
una princesa,
con colirio
Laguna
y pupilas
frambuesa.

Que llega el
verano.

Tan pesado.

¡Y odio sudar!

Me gustaría
ser Joana
con su
noble
ironía.

Alejar
las cajas negras,
las melancolías.
Y soñar.

Vestirme de
Armani,
rayas rojas
y pizpiretas
que ocultan
la soledad.
Porque llega
el verano.
Pesado verano.

¡Como odio sudar!

Y te alejas
en verano,
siempre.
Siempre me toca
inventar.

Y siempre es
la tragedia.
Y sudar.

Me gustaría
ser guapa
y delgada,
quedarme a
solas en
Finlandia
a orillas de un
lago.

Gafas de sol,
denim,
bicicleta
y humedad.

Que llega el
verano.
Peor lejos que
cerca.
Mejor Norte
que
Sur.

Porque odio
el verano.
Y odio
sudar.
Steven Meissel para Tommy

domingo, mayo 23, 2010

Mujeres en el SICARM


La semana pasada tuve infinidad de actividades. Es lo que pasa cuando una reza. Que Dios te hace caso y concentra todos tus bolos en cuatro días. Una de esas actividades fue una pequeña participación en una mesa redonda de la SICARM donde fui claramente de relleno. Pero, lo cierto y verdad, es que me encantó estar allí. Las ponencias, algunas amenas y otras plomo, decían cosas interesantes. Cosas como que las mujeres somos abrumadora mayoría en las redes sociales pero que, aún así, el techo de cristal no hay manera de quitárselo de encima. Y que sí, que servidora va camino de los 2.000 amigos en Facebook pero eso no se traduce en una mejoría vital de nada…salvo de la autoestima pero, qué quieren que les diga, yo no vivo de mi ego, ni me quita el sueño gustarle o no al personal.
Eché de menos más participación de la gente pero me gustó Isabel Espinal y Mª Jesús del Olmo. Las sentí muy valientes. Llamando a las cosas por su nombre y mostrando la natural preocupación de las madres por sus hijas en el intricado mundo de las redes sociales.
Y me gusté yo, para qué voy a engañarles. Fui de relleno, pero mi actividad en las redes sociales es, creo, bastante importante, quizá demasiado. Y con esto ni me hago rica, ni famosa, ni mi ego se infla. No soy más guapa, no me hace más alta, no me convierte en más influyente…pero me hace creer que, en ocasiones, existe auténtica democracia en este mundo.
Y ya tengo cuatro nuevas amigas en el Facebook. Teresa Allepuz, Isabel Espinal, M Jesús del Olmo y un crack de mujer llamada Beatriz García.
Os abrazo desde mi humildad y desde mi inmodestia...todo a la vez :)
Imagen de:

sábado, mayo 15, 2010

Dolerte


Y afilo mis uñas

Y siento la ausencia.

Ausencia de ausente.

Dolor de dolerte.

El desgaste

y la pena...
Que

para nada

sirven.

Nada construyen.

Nada consiguen.

Y afilo mis uñas.

Silenciosa,

como gata

sin ilusiones.

Las afilo

y desgasto

para no hacerte

más daño.

Para no hacerme

más daño.


Harta de dolerte.
Harta de amarte.
Imagen: Hillary Swank para Steven Meisel

domingo, mayo 09, 2010

Wendy Schnee


Wendy Schnee, el hada madrina del Beverly Hills Hotel


Las hadas madrinas existen. Ella se llama Wendy Schnee, la maravillosa Relaciones Públicas del Beverly Hills Hotel ("The Pink Palace"). Todo es precioso en este lugar. Los bungalows con piscina y jacuzzis privados, la lujosísima grifería y preciosa piedra de las bañeras. Los cuadros diferentes para cada habitación, el mobiliario confortable de sus suites. El absolutamente increíble jardín con naranjos, limoneros, palmeras de todas las especies, los bananeros ,los jazmineros terrestres y los setos con forma de caballitos de mar, entre miles de especies diferentes...La mítica piscina donde tantas estrellas han sido fotografiadas, la exclusiva galería comercial y el relajante y completo SPA. El mejor de cuantos he visto en mi vida...Y he visto unos cuantos, incluso en el propio Beverly Hills y en otros hoteles míticos de Hollywood. He de añadir que, últimamente, se le denomina SPA a muchos espacios que no lo son.

Pero lo mejor del Beverly Hills Hotel es su personal. El exquisito trato, las cálidas sonrisas y esta mujer que se convierte en tu amiga, que se toma tu tiempo en mostrarte todo, que te invita a comer, que, sobre todo, te hace sentir valorada en una ciudad, donde la gente es encantadora durante diez minutos máximo...El tiempo allí es oro. Cada minuto es un dólar.

Wendy invierte sabiamente sus minutos. Consigue que cada huésped se sienta fundamental en este palacio verde y rosa. Sus habitantes son como una gran familia y el ambiente que se respira en este lugar es completamente diferente del resto visitados estos días en L.A.

La mayor parte de ellos muestran la opulencia, el fulgor de un mundo mágico, el encanto de los francamente falso, a lo Holly Goligthly. L.A. es una ciudad que creció con la fiebre del oro, con la fiebre del petróleo, con la fiebre del cine; Una ciudad que no existiría sin los trasvases de agua. L.A. es el lugar donde nadie es extraño, donde todos proceden de diferentes partes del mundo. Donde es sencillo crear una burbuja y esconderse de la realidad. La especialidad de Los Ángeles durante su breve historia ha sido esa. Convertirse en el lugar de la evasión.
Y eso es el Beverly Hills Hotel. Una burbuja de evasión donde la plebeya se convierte en princesa. Dnde ajetreados hombres de negocios encuentran un descanso. Donde neoyorquinas mujeres de mundo encuentran su casa por unos meses. Donde los propios clientes pueden pedir que se mantenga la misma ensalada en el menú desde los años 40 y en el mismo inmenso bol donde fue creada originalmente (La ensalada McCarthy) En este hotel todo es relajado. Sus habitantes temporales no son estirados. El lujo no está reñido con la simpatía y la cercanía.

En la burbuja rosa y verde Wendy Schnee agita su varita mágica y todo es posible y hermoso, y real y cálido e impecable.
Querida Wendy, indeed, It's was my pleasure.

viernes, mayo 07, 2010

El gran Black Coffee de la primavera


Elena




María Teresa



Rosillo




María




Dionisia García


Esta noche, el programa de La Opinión TV, presentado y dirigido por Lola Gracia ofrece un programa excepcional sobre la primavera. Toma nota: Dionisia García, María Dueñas, M Teresa Marín Torres, Elena Fuentes, Ángel Montiel y Eloy Sánchez Rosillo en un Black Coffee co presentado con el gran Alfonso Pérez sobre la primavera. Todo ello aderezado con música vintage con clase y con encanto: Ella Fitzgerald, Pink Martini...
Con la valiosísima co presentación de ALFONSO PÉREZ.

No te lo vas a perder ¿Verdad?
Hoy a las 22,00 horas en http://www.laopiniontv.es/
Redifusiones, sábado 10,00 horas, domingos 20,00 horas y lunes 11.00 horas.
En tu TDT, en ONO y en Internet.


lunes, mayo 03, 2010

Desventuras para llegar a Beverly Hills y el complicado regreso at home

Con la ideal y perfecta As..
En el spa del Whilsire

Melrose y leones



Ays, para qué querrán tanta casa, con lo que hay que limpiar después





Paramount me dio con la parapuerta en las paranarices



La nena, en Rodeo Drive, dejando a cuadros con mi pose a un polite and well dressed executive



Mis valientes. Ayer fue un día terrible…el de hoy ha sido peor. Quizá la combinación de Jet Lag, desorientación y abrumadora soledad…Que sí, que, habitualmente, al cabo del día suelo pasar muchas horas sola, pero sin estar sola. Me explico. Hablo con muchísima gente por teléfono…Así que, este silencio atronador entre los grandes bloques de edificios y estas zonas tan separadas las unas de las otras, tan bonitas y asépticas (hasta los cementerios son asépticos y hermosos mis valientes) me hacen sentir una sensación de absoluta soledad. No está mal de vez en cuando…pero quizá no esté acostumbrada a ello.

El gran problema que tengo en L.A. es que con el maldito jet lag, no consigo levantarme pronto, que necesitaría un coche y es carísimo, y un taxi también y, para colmo, la Visa no me permite pagar en algunos sitios…y no sé porqué. Una pena.
Ah, y todo cierra a las 17.00 horas.


A lo que iba. Primer día que intento ir a Paramount Pictures pero es imposible porque está lleno cuando llego. Me quedo en la Avenida Melrose más tirada que una colilla, haciendo fotos a las supercasas. En esa Avenida (bueno, a la altura de la Paramount) no hay un alma. Todo ideal de la muerte pero sólo ves jardineros, oyes el corta césped, hueles a hierba maravillosa (a la del césped, no seáis mal pensados…) pero de lo demás nada.


El guarda de seguridad, también hijo de latinos, muy amable y me dice ¿Quiere que le pida un taxi? Pues ¿cómo? ¿si me he gastado toda la pasta prevista para taxis en llegar a la nada?
Total, que ahí voy yo con mis wonders lista para andar lo que haga falta y cuando llevo hora y media andando encuentro un lugar medio público. Les pido por favor si me pueden pedir un taxi. Aquí no es como NY y Sarah Jessicah…No hijos. Aquí al taxi hay que llamarlo, hay que esperarle pacientemente y luego soltarle una pasta gansa. Si tienes la suerte de que parar alguno…eso no es suerte. Es simplemente un milagro. Es verdad lo que decían los presuntos: “Hay ángeles entre nosotros”…A mi se me aparecen de cuando en cuando en forma de taxi.
Sigo con la odisea. En el sitio medio público conozco a Bonnie Feldman, una coordinadora de servicios sociales del Chabad Residential Treatment Center, un centro con el patronazgo de una fundación judía para la rehabilitación de hombres drogodendientes. Toma castaña. Pero Bonnie y su ayudante fueron la mar de encantadores. Mientras esperé casi una hora a que llegase el taxi estuvimos hablando de lo divino y de lo humano. Bueno, yo torturando al personal con mi awful english….en fin, al final, at the end, un taxi me condujo a Beverly Hills y me cobró casi 20 euros, y renegando porque le pagué con VISA y si no avisas tienen que hacer un procedimiento del año de la polca…¿Os acordáis de esas chequeras con papel carbón de los 80? Pues ese invento llevaba el muchacho en el taxi.

Me adentro en el Paley Media Center imaginando que me voy a encontrar algo interesantísimo..Un museo de la tele…y no, Es un archivo de documentos televisivos de todos los tiempos y de todos los países del mundo. Al menos eso es lo que pretenden, claro, tal y como me comentó Martín Gostanian.
La sede central está en NY. Ellos tienen las copias de todo.
No os puedo describir con palabras lo majo que fue Martin y lo que mola encontrarse con alguien tan entusiasta de las series de TV como la nena…y como estuvimos filosofando sobre los medios.
Hablamos por los codos…Lo malo es que él hablaba muy deprisa y a veces me perdía algo.
Varias conclusiones tras la charla con Martin:
Por un lado, algo evidente. El mundo de la televisión está cambiando. Puede ser bueno y puede ser malo, pero lo que está claro es que al final será el consumidor final el que tendrá la última palabra. El hecho de que exista la difusión por la red está permitiendo que pequeñas producciones puedan llegar a todo el mundo. Que producciones de bajo presupuesto e independientes de las grandes cadenas de TV y distribución están arrasando gracias a Internet.
Eso está ocurriendo con una serie que Martin me comentó, titulada “Hell’s Kitchen” y “Kitchen nighmares”. Lo podéis descargar de una página que Martin me recomendó (creo que judio, con grandes, grandes orejas y esa dentadura extraña que provoca que la gente hable como Rajoy). La página web es www.hulu.com
Ya sabéis mis valientes.
Ah, por supuesto, le he prometido enviarle unas copias en HD del Black Coffee…y, amados colaboradores, estaremos en el Paley Media Center de NY como fósiles audiovisuales a los que llegará por casualidad alguna estudiante de audiovisual y no gastará mas de tres minutos con nosotros. Soy muy realista. Qué queréis que os diga.

En el Paley hay una colección de grabados muy modernos y originales de estrellas de la tele y de la música del siglo XX y un gigantesco cine donde cada día ponen series. Este mes, creo, homenajeaban a Carol Burnett.

Después, una de mis paradas más importantes: El Beverly Wilshire, donde espero poder encontrarme con Jennifer Cooke…alguien muy especial, por lo que sus subordinados hablan de ella: que si charming, que si she knows every details about the hotel. Vamos, que estoy deseando conocerla…si es que al final se deja…que el primer contacto aquí es muy fácil, pero el segundo no tanto.
Por cierto, le comenté a Paul (el jefe de conserjes) lo de las historias de amor en los hoteles y lo de Pretty Woman. Todo emocionado me contó que una mujer al entrar al lobby lloró y todo…pero yo, con mi intragable honestidad le dije que no era pa tanto…la peli, quiero decir… Al pobre lo dejé más chafao que una hamburguer.
Paul –super amable, well dressin— le pidió a Alisha –super guapa, súper delgada, súper charming, súper todo, y muy parecida a Natalie Portman— me diese una vueltecilla por el hotel. Y lo hizo. Fotos en el Spa, en los ascensores, en el magnífico Lobby. Pero la foto salió borrosa. Una pena.

Rodeo Drive me encantó, sólo la parte que imita a algo romano. El resto, sí, está muy bien, pero veo las avenidas tan desiertas, tan enormes…las tiendas tan lujosas. Nadie anda en Los Ángeles. Y es una pena, porque es una ciudad preciosa para pasear. Por desgracia todo es tan superficial, todos enseñan sus coches, sus casas, sus manifestaciones de poder y riqueza. Todo es tan perfecto, tan francamente falso, que quizá por eso es uno de los lugares donde más se suicida la gente de todo el mundo. La gente que se siente sola en una tierra donde nadie es extranjero, o donde quizá todos los son.
Segunda parte de la odisea. Coger el segundo autobús del día. Llego al Downtown, otra ciudad dentro de L.A. Puro centro de negocios. Me recordaba a Manhattan…pero, ¡ah!, pasaban de las seis de la tarde. Un frío de narices. Un día con viento como pocos he visto en mi vida. También en el lujoso Beverly Hills se le volaban los sombreros de Dolce and Gabbana a los niños pijos de la zona.

After six, in Downtown. Viejos edificios Art Decó y la pobreza de L.A en sus calles. Y las tiendas de chinos, esos bajos que vemos aquí abiertos. No glamour or details, sólo ropas colgando de sus perchas volando como en una peli de Tim Burton por el huracán de la tarde. Un armenio quería venderme una cacheta por 55 dólares. Sí, sí, qué simpático, qué encantador el Armenio. Le ví los colmillos retorcidos a kilómetros de distancia. El tío quería venderme una cutre chaqueta de hombre por 55 pavos..Sí, claro, estaba congelada, con mi top palabra de honor, mi chaleco y una pañoletita humilde y, además, nunca en mi vida he sentido miedo por llevar un reloj Guess hasta ese momento (mi regalo del día de la madre por anticipado).
Por fin di con la parada adecuada para subir a West Hollywood. Y eso que Juan (el conductor), un emigrado de Tijuana cuando tenía cinco años se portó de mondo encantador como todos los latinos que descubren que eres española, e intentó explicarme todo correcto. Pero chicos, soy el desastre de la orientación personificado.
Parecía que iba en la dirección correcta, pero todo empezó a dejar de sonarme. Los sudores de la muerte. Me acojoné tanto que llamé a España a un amigo que había vivido aquí para que me dijese algo…pero, nada, al final leí la palabras mágicas: VINE. Por esa zona me había estado yo una mañana entera…Vale, guay, me bajo. Frío, viento, ni un alma. Sólo mendigos, borrachos. Pero a lo lejos vislumbraba el reino de Oz que es Los Ángeles de noche (sólo en los lugares donde la gente se puede gastar pasta, en los demás, como Viena, mis valientes)
Cruzo a Hollywood Boulevard y encuentro una escuela de cine…¡Abierta después de las 20,00 horas! The Angeles Film School. El sitio donde me gustaría pasar una temporada si no fuesa tan vieja, si no tuviera mil obligaciones. Si nos pudiésemos trasladar una temporada toda la familia aquí…Sería algo muy grande. Y creo que hasta seríamos muy felices. Film+ Games+Animation y un año de práctica y mejora del inglés harían de mi una profesional con un perfil muy distinto.
Me pidieron un taxi pero, antes de eso, el milagro. El milagro…apareció uno por arte de magia. Y no creo que sea casualidad que llevase un rosario colgando…Un taxista la mar de majo. Hasta él sabía de la catastrófica situación económica de España. Y por fin en el hotel, sana y salva. Ducha caliente, albornoz y capítulo de Medium, casi, casi como en casa.