miércoles, diciembre 05, 2012

Muerta



Acostada en un mar
de hierba
verde
con aquel vestido rojo
¿Lo recuerdas?
(Si querías impresionarme
lo has conseguido)
Yazco a seis pies 
por encima del suelo
(A veces fantaseo que soy
yo  la que está debajo)
Y mis ojos 
(no hay ojos, sólo
la memoria de ellos)
están cerrados.
No hay color
puertas adentro.
Muerta,
con tan brillante 
mortaja.
No hay pulso
sin tus manos.
Yazco, amapola
olvidada, húmeda,
víctima
del frío amanecer.
Y la niebla es una
emboscada de llanto,
que me envuelve
de tu ausencia
lejos de aquel despertar
del regocijo,
del calor y las sábanas.
Del milagro de
estar vivos

Imagen Steven Meisel

1 comentario:

Ramón Climent dijo...

Bonita poesía Lola, alegoría de tus sentidos supongo, añoranza y melancolía, que también son necesarias de vez en cuando.