lunes, mayo 09, 2016

¿Qué es la pubertad?

     


 La pubertad es una tormenta. Es un libro de Anais Nin, pongamos Pájaros de fuego. Es una taquicardia. Él aparece al doblar una esquina. Te regala unas zapatillas de deporte. Te da un beso tierno pero te lleva 14 años y te ve como una hermanita pequeña. Maldita sea. La pubertad son esos pechos que no quieres que crezcan porque detestas ser mayor. Es la primera experiencia sexual en grupo. Los primeros genitales que te tropiezas. Los tuyos, los de otros. Un vello incómodo. Un olor que te sobrepasa, la fealdad, la belleza.

El estirón que te transforma y ya no eres una niña nunca más. Y ahora quieres otras cosas. Y sueñas con ellos bajo mil posibilidades y formas. Aventureros que recalan en una isla recóndita, hombres con traje y corbata cuyo atractivo te desborda. Y tu corazón palpita. Toda la sangre de tu cuerpo se concentra en tu sexo y en tus sienes y casi te avergüenza descubrir esas sensaciones.

 Y te agarras a las escenas de La gata sobre el tejado de Zinc (caliente) y eres ella, Elizabeth Taylor, cuyo deseo traspasa la pantalla y lo sientes como tuyo. Y ya por siempre te gustarán esos hombres. Algo duros por fuera. Muy frágiles por dentro. Quizá incluso ambiguos y, casi siempre, con los ojos claros.

 Ahora que contemplo la pubertad y pre adolescencia de mi hijo comprendo cuán diferentes somos pero los dos tenemos algo en común. Común a todos los adolescentes. El niño deja de ser niño, se encierra en su cuarto, necesita esa soledad para crecer. Necesita sus cosas, sus amigos, su individualidad. Se está conformando como individuo. Comienza a aparecer los primeros caracteres sexuales. Se avergüenza de ellos en un principio.

Se acostumbra e ellos después. Imagino la adolescencia y pre pubertad en esos  —aún niños— que nacieron hombres y se sienten mujeres y viceversa. Los caracteres sexuales que les imprimen sus genes están en franca disonancia con lo que tienen en su interior. Actualmente hay tratamientos hormonales para frenar esos caracteres sexuales y que la cirugía posterior (si es que se atreven, quieren y pueden someterse a ella) no sea tan agresiva. Pero entramos en el terreno resbaladizo del menor. Y, por desgracia, los hay que se empeñan en mezclar la moralidad con algo que nada tiene que ver.

El sentirse hombre o mujer es algo irrenunciable para cada ser humano. La pubertad marca ese momento en el que ya puedes concebir, ya tienes capacidad reproductora. Aunque angustiosa y estresante en algunos momentos, también es una etapa de la vida de descubrimiento. Sería maravilloso poder mantener esa capacidad de sorpresa para siempre. Pero por favor, dejemos de concentrarnos en la reproducción. Dejemos de decirles a nuestros hijos: "Ahora ya eres un hombre" "Ahora ya eres una mujer". Y antes que eran ¿extraterrestres? También eran hombres y mujeres.

Nacemos sexuados y permanecemos sexuados a lo largo de toda nuestra vida. Los niños tienen su propia sexualidad, igual que los adultos, igual que los ancianos. Y si eres madre o padre de un niño adolescente, por favor, déjale su espacio, su privacidad. Imagina por un momento su mundo lleno de interrogantes ¿me debo poner sujetador? ¿Me afeito ya? ¿Con qué clase de cuchilla? ¿Este desodorante será suficiente?

 La pubertad debiera ser florecimiento y felicidad y no ansiedad y tortura. Enseñemos a nuestros hijos a quererse tal como son y tal como se sienten. A enfrentarse a la vida y a quienes quieren condenarles a ser lo que no son. La pubertad es libertad. Brindemos por ello.   Imágenes de  Isabella Connelley y Bethan Mooney

1 comentario:

Beauséant dijo...

yo no pase por esa fase, un día me desperté tenía 30 años y una hipoteca.. creo que me perdí algo por el camino :)